China ha presentado un plan de paz para Ucrania con doce objetivos. China se propone revitalizar los mecanismos de derecho internacional, impedir la guerra nuclear en todas las circunstancias, declarar un "alto al fuego" en el conflicto "ucranio", como se dice hoy dÃa, o "ucraniano", como se ha dicho siempre, y hasta restaurar las ciudades, puentes, carreteras, instituciones educativas, hospitales y viviendas.
Lo único que no se puede reemplazar son las vidas. Las de los ucranios y las de los conscriptos rusos. Nadie les dedicará una oración, ni un pensamiento, ni se contempla en el documento chino qué hacer con las tropas mercenarias que operan en el bando ruso. Se trata de soldados u oficiales muy bien pagados que recorren el mapa de las carnicerÃas públicas bajo la bandera pirata del Grupo Wagner -con calavera incluida- o expresidiarios que han canjeado sus vidas de pobres locos y asesinos malvados, por la posibilidad de quedar libres tras la contienda.
Pese a mi escepticismo, todavÃa no he encontrado el 'truco' al documento chino por ninguna parte"
Francamente, he leÃdo y releÃdo el documento una docena de veces y, pese a mà escepticismo, todavÃa no le he encontrado el truco por ninguna parte. No existe una declaración formal de quién es el agresor y quién es el agredido, pero eso se deduce del contexto. SabÃa que China era pro Rusia y anti Ucrania por afinidad entre las dos dictaduras, y se me ocurrió que Rusia le ha pedido a China que intervenga para sacarle las castañas del fuego. Y se me ocurrió, también, que Joe Biden fue a Kiev a pedirle que existÃa una oportunidad de paz en el plan chino y que Volodimir Zelenski no debÃa desaprovecharla. Las sanciones habÃan funcionado.
Lo que no le funciona a Rusia es el chantaje nuclear. Charles de Gaulle, que se cansó del paraguas gringo en 1960, pensó que era suficiente con 300 bombas para destruir todas las ciudades de más de 20.000 habitantes en Rusia, además de la capital y San Petersburgo. Casi todo dependÃa de la precisión en el delivery.
La force de frappe era eso. De Gaulle apostó por una fuerza disuasoria. Los franceses no podÃan tener miles de ojivas nucleares, ni falta que les hacÃa. Luego vinieron los aviones Mirage 2000 N y los submarinos Triomphant. Basta uno, llamado Le Terrible de esos submarinos, que atesora en sus 138 pies de eslora suficientes explosivos para destruir totalmente a Moscú y a San Petersburgo. Cada uno de esos submarinos tiene más poder de fuego que todas las flotas combinadas de la Segunda Guerra Mundial.
Efectivamente, Rusia puede pulverizar a Francia, ¿pero a qué costo? ¿Puede intercambiar Moscú por ParÃs a sabiendas de que llega el final del paÃs más grande del mundo? Por eso no hay mucha temeridad en alegar que basta con tener una fuerza disuasoria disponible. Ni siquiera es posible tirar la primera piedra nuclear sin que te cocinen a fuego no tan lento. A la señora Thatcher, una primer ministro de hierro, o de acero inoxidable, como afirmaban los partidarios más irreductibles, se le ocurrió mencionar que estaba oyendo el tiroteo de las Malvinas con el dedo en sus armas atómicas y se la comieron viva los ingleses. Los argentinos se protegÃan con su indefensión. Doña Margaret no volvió a hablar del asunto y salió reelecta.
Un tipo tan despiadado como Vladimir Putin sacó el tema a propósito de la resistencia de Ucrania y lo molieron a palos. Uno de los discretos sistemas de medición de la opinión pública -tiene tres y los consulta con frecuencia-, le contó que, mayoritariamente, su paÃs no estaba de acuerdo en utilizar armas nucleares nunca. Fue entonces cuando Putin declaró que jamás utilizarÃa las armas atómicas primero. Era un santo varón. Cuando canceló el compromiso con Estados Unidos de vigilarse mutuamente, dijo con su lenguaje corporal algo que era cierto, especialmente si se trataba de un cÃnico inveterado: los pactos se firman para romperse, como los matrimonios. De lo contrario, bastaba un apretón de manos y mirarse a los ojos. En este caso se referÃa a un tratado de no proliferación de armas nucleares. El último que existÃa.
Da igual. Si no se puede utilizar el armamento atómico ni para amedrentar al adversario es un arma inútil. No le sirve a Rusia porque Francia, Inglaterra o Israel pueden destruirla y EEUU presidir el desguace del enorme paÃs, con el agravante de que es una entidad que data del siglo XVIII, es decir: desde ayer mismo. Y no le sirve a EEUU porque es demencial continuar apilando las armas nucleares, por lo mucho que cuestan. El destino de ese panorama es terminar en una organización que vele por el fin real del armamento atómico.
Lo que es una bendición es la OTAN... Los gobernantes de Polonia y HungrÃa se portarÃan aún peor si no existiera"
Lo que es una bendición es la OTAN. La OTAN permite que la Unión Europea exista y que se cobije bajo esas siglas un paÃs disparatado como Montenegro. Donald Trump se preguntaba, en 2018, por qué tenÃan que morir los estadounidenses por un paÃs que ni siquiera eran capaces de descubrir en un mapa mudo. Primero, porque muchos menos sabÃan de la existencia del archiduque Fernando y murieron 117.000 en la Primera Guerra Mundial. "Son los principios, estúpido", dirÃa James Carville. Un 7% de los estadounidenses son incapaces de localizar EEUU en un mapa mudo. Segundo, porque los norteamericanos están dispuestos a morir antes que aprender geografÃa.
La OTAN es muy importante. España, Portugal y Grecia son hoy defensoras de la OTAN por lo mucho que les conviene la Alianza para preservar la democracia. Los gobernantes de Polonia y HungrÃa se comportarÃan aún peor si no existiera la OTAN. Hace unos años conversé con Boris Yeltsin y le pregunté si Rusia podrÃa caber en la OTAN. Se quedó sorprendido con la pregunta. Pensó unos segundos y me respondió. "SÃ. Si es una condición para entrar en la Unión Europea nos someterÃamos a ella".
Tal vez me deje llevar por el entusiasmo, pero acaso el plan chino de desarme sirva para solucionar todos los problemas pendientes. A fines de 1943 los EEUU supieron que iban a ganar la Segunda Guerra Mundial y fomentaron una reunión internacional que se conoce como Bretton Woods (1944) por el nombre del hotel en que se reunieron. Lo que quedaba del siglo XX y del XXI fueron ambos americanos por Bretton Woods y la estabilidad que le concedieron al planeta. Hay que reeditar ese episodio.
@CarlosAMontaner es periodista y escritor. Su última obra, Sin ir más lejos (Memorias), ha sido publicada por Debate, sello de Penguin-Random House. Se puede obtener a través de Amazon Books.
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