Sukeina Yed Ahlu Sid es una de las mujeres que mejor representa la resistencia del pueblo saharaui. Es la presidenta de “Futuro de la Mujer Saharaui”, una asociación de defensoras de derechos humanos que reúne a mujeres de las principales ciudades del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos.

Su testimonio es historia viva de aquellos que no emprendieron el camino al exilio tras el abandono y traición española en 1975. Nacida en Smara, donde reside en la actualidad, ha contado sus vivencias a quienes han querido escuchar su testimonio y el régimen marroquí, como respuesta, ha redoblado sobre ella y su entorno familiar el acoso y represión que sufren especialmente los activistas saharauis en las zonas ocupadas.

En reuniones con los observadores que antes acudían a Smara, en sus viajes al extranjero o en el imprescindible “Oasis de la Memoria”, un informe de Memoria histórica y violaciones de Derechos Humanos, publicado por Hegoa y coordinado por Carlos Martín Beristain y Eloísa González Hidalgo, Sukeina ha relatado el prolongado sufrimiento que ha sufrido por ser saharaui y defender la autodeterminación e independencia de su pueblo, lo que le ha valido todo tipo de ataques, desde los mas graves como la desaparición forzada y las torturas sufridas en los famosos centros de detención clandestinos PCCMI o Kalaat M’gouna hasta los que vive en la actualidad, al no permitirle instalar sus jaimas en el desierto. 

En el "Oasis de la memoria" describe las terribles condiciones de su desaparición forzada durante 12 años en cárceles secretas marroquíes. Durante la primera etapa de la guerra permaneció detenida entre 1981 y 1991. Después, una vez alcanzado el alto el fuego, fue encarcelada durante 15 meses, hasta diciembre de 1993. En total “4400 días de noche”, 12 años, como se tituló el documental dirigido por la cineasta aragonesa Laura Sipán, en el que su historia sirve de hilo conductor para narrar los sufrimientos y torturas que ella padeció junto a otras víctimas de la ocupación marroquí.

Hostigamiento de Marruecos

Este año se cumplen 30 años desde que salió de la cárcel por última vez pero las violaciones de los derechos humanos de Sukeina siguen produciéndose a diario. Ni ella ni el resto de los saharauis pueden ejercer el primero de los derechos vulnerados en este conflicto internacional: el derecho de autodeterminación. Este derecho lo tienen reconocido en numerosas resoluciones de Naciones Unidas y debería hacerse efectivo mediante el voto en un referéndum en el que decidan finalmente su destino.

La libre determinación está contemplada, además, en la Carta de Naciones Unidas y en el artículo 1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, es decir, aparece como fundamento y prerrequisito para la efectividad del resto de derechos. Tampoco tiene garantizadas, ni se le respeta, el resto de libertades y derechos fundamentales: no puede moverse libremente, manifestarse, protestar y, durante estos años, ha sido víctima de diferentes agresiones por parte de las autoridades marroquíes de ocupación.   

En los últimos meses Sukeina ha visto como las autoridades marroquíes de ocupación incrementaban su acoso contra ella al impedirle instalar unas jaimas en el pequeño campamento en el que le gusta vivir a las afueras de Smara y que fue parte del escenario del rodaje del documental que tuvimos el privilegio de poder grabar antes de que la ocupación marroquí impidiera casi por completo la presencia de observadores internacionales. Este impedimento resulta de la prohibición de las jaimas, vivienda tradicional saharaui, que se ha intensificado de manera especial tras el desmantelamiento violento del campamento de Gdeim Izik en 2010 por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes  

Antes de comenzar a responder las preguntas, Sukeina felicita el ramadán por coincidir la entrevista con la celebración de esta festividad religiosa musulmana y muestra su agradecimiento a todos los que apoyan la causa saharaui. Respecto a los problemas que está teniendo recientemente en relación al campamento situado a las afueras de Smara nos informa que hace 19 años, en las proximidades de la ciudad de Smara, en la badía, como llaman los saharauis al desierto, construyó un pequeño campamento, con un pequeño jardín, depósito de agua, corral para las cabras-ovejas y, dependiendo de las circunstancias, una jaima o dos.

Añade que este lugar le permitía recuperar la tranquilidad y la sensación de libertad del desierto, pasando largas temporadas antes de regresar a su casa en la ciudad. Aunque para ella todo el desierto es especial, la localización del lugar en el que solía acampar tiene muchas ventajas, por ejemplo, está cerca de la ciudad, su proximidad a un antiguo río hace que cuando llueve la hierba crezca para las ovejas y, además, al estar cerca del camino principal a la ciudad cualquiera pueda llegar hasta la ciudad haciendo autoestop, o traer algo desde allí.

El campamento lo hizo con su marido antes de que éste se trasladase a Argelia: juntos construyeron el corral para el ganado, el depósito de agua y el jardín. Durante los últimos años levantó una habitación de ladrillo y unas jaimas, pero desde el pasado mes de enero las autoridades marroquíes le impiden instalar las tiendas. En las cuatro ocasiones que las han levantado los marroquíes las han desmontado, teniendo que quedarse en la única habitación que disponen. Quiere construir otra habitación para poder tener un poco más de espacio pero ya les han amenazado con demoler cualquier construcción que realicen. Sukeina se encuentra muy molesta porque este era un lugar al que venía la familia, sus hermanos y su hija para descansar y para disfrutar de las vacaciones y de los fines de semana y ahora se lo han prohibido.

La jaima, icono de la cultura saharaui

La persecución contra este elemento de la cultura saharaui como es la jaima no es anecdótica ni casual, no tiene que ver solo con la reacción represiva posterior al levantamiento del campamento de protesta saharaui Gdeim Izyk. Así, en el pasado, los marroquíes bombardearon los frigs de jaimas que se levantaron durante el éxodo por el desierto, especialmente conocido es el caso de Um Draiga, un campamento de saharauis que huían de los invasores y que fue bombardeado en febrero de 1976, durante 48 horas, por la aviación marroquí con fósforo blanco y napalm causando una masacre con miles de víctimas.

En enero de 1976, ella misma se encontraba escondida en un pequeño campamento de jaimas instalado en un barranco entre las ciudades de Bojador y El Aaiún cuando fueron descubiertas por el ejército marroquí y obligadas a trasladarse entre amenazas de muerte. En 2010, los marroquíes volvieron a atacar otro campamento, esta vez el conocido como Gdeim Izyk, donde miles de saharauis se hallaban concentrados pacíficamente protestando por el expolio de sus recursos naturales y falta de oportunidades. Desde entonces, las autoridades marroquíes han prohibido instalar jaimas a los saharauis, un símbolo de la cultura saharaui que, además, cumple funciones prácticas muy importantes para los nómadas saharauis, como el pastoreo  y en sus relaciones sociales; la prohibición ha causado graves afectaciones a la vida y costumbres saharauis. 

Los marroquíes creen que trayendo colonos van a solucionar el conflicto del Sáhara

Smara es una ciudad pequeña pero tiene una gran importancia en la historia saharaui: fue fundada por el sabio saharaui Chej Ma El Ainin y aquí también se creó el Frente Polisario en 1973. Con el transcurso de los años la composición de la población ha ido cambiando, Sukeina  cuenta que antes del alto el fuego de 1991 la población colona marroquí era muy poca pero después del alto el fuego se produjo un gran éxodo colectivo: “los militares trajeron a sus familias e invitaron a sus conocidos, vinieron en grandes cantidades para asentarse”.

Estrategia de colonización

La ciudad se encuentra en el interior del desierto y muy próxima al muro defensivo construido por los marroquíes. La presencia de bases militares hace que “la población colona marroquí esté vinculada principalmente al ejército y la policía, se dedican a presionar a los saharauis y son los únicos que se benefician de la actividad económica de Smara. Los marroquíes creen que trayendo colonos van a solucionar el conflicto del Sáhara, crearon un barrio en Gaiz y dos en Rbeyeb. Ahora los marroquíes controlan toda la economía, el comercio, los hospitales y la administración de la ciudad; han ocupado todo en la ciudad”. Sukeina describe una práctica que está prohibida por el Derecho Internacional Humanitario y que es el traslado de colonos por parte de la potencia ocupante.

Preguntada sobre cómo les afectó el retorno de la guerra en noviembre de 2020 teniendo en cuenta la cercanía del muro que separa el ejército marroquí del Frente Polisario responde que “el muro en algunos lugares está muy cerca y la distancia a Smara no llega a 20km, sobre 18km, aproximadamente; en otros puntos la distancia puede ir de los 50km a 100km de Smara y en estas zonas los marroquíes hacen sus maniobras militares. Al escuchar la palabra de guerra no duermes, da miedo, psicológicamente te hace sentir inestabilidad e inseguridad, aunque los saharauis no vamos a poder vivir ni estar tranquilos, no vamos a tener un respiro en nuestra tierra ocupada hasta que salga el ocupante marroquí y alcancemos la independencia y la paz”. 

Para Sukeina, el alto el fuego de 1991, roto con la reanudación de la guerra: “fue una trampa que Marruecos utilizó para coger mas fuerza, reforzar el muro, saqueando los recursos naturales saharauis en beneficio de la economía marroquí, durante este tiempo aprovecharon para hacer el éxodo en todas las zonas del Sáhara”. “Podemos decir que este nuevo comienzo de guerra nos ha dado una señal de paz”, agrega.

El primer periodo de la guerra le supuso permanecer recluida la mayor parte del tiempo en cárceles secretas, siendo sometida a torturas, tratos crueles y vejatorios. Estos hechos aparecen documentados ante el Juzgado Central de Instrucción número 5 de Madrid en los autos judiciales que se siguen por una querella por genocidio contra altos cargos marroquíes. Recuerda que en aquella fase de la guerra los marroquíes sufrieron muchas perdidas materiales -equipo militar- y humanas y califica el alto de fuego de 1991, donde nos prometieron el referéndum, como una “gran trampa y fracaso, durante ese tiempo los marroquíes aprovecharon para reforzar el muro, donde han puesto millones de minas y ser mucho más fuertes porque sabían que llegaría un día que volvería la guerra y aprovecharon durante todos estos 29 años para ser lo más fuerte que puedan”.

Ese engaño de Marruecos y la pasividad de la Comunidad Internacional, especialmente la ONU, fue lo que la llevó a la cárcel por segunda vez en 1992. En el Oasis de la Memoria se describe esa nueva detención por participar en unas manifestaciones contra la celebración de elecciones locales marroquíes, la razón de la protesta era que consideraban que “mientras no se realizara el referéndum no se podían llevar a cabo elecciones, sino hasta que los saharauis decidieran si querían pertenecer o no a Marruecos”.

Sukeina se ha convertido en una figura prominente de la lucha saharaui por los derechos humanos y ha participado en diferentes viajes a España y Europa para mantener encuentros con representantes de la sociedad civil y denunciar el abandono al que se ve sometido el pueblo saharaui: “Desde 2008 viaje en diferentes ocasiones a España, participando en encuentros con políticos españoles  y con el movimiento de solidaridad con el pueblo saharaui pudiendo trasladar y expresar la difícil situación que sufrimos todos los saharauis, nosotros hemos vivido libres y queremos morir libres, fui también a Francia, Italia y Sudáfrica, a Argelia, en varias ocasiones, y he participado en muchos congresos del Polisario, pero yo tengo un principio y es luchar contra el ocupante desde dentro de mi tierra, voy a seguir luchando desde aquí y estoy preparada a seguir luchando hasta el final como hacen los combatientes y como hicieron los mártires”.

Prefiero quedarme y aguantar la pobreza, los insultos, la invasión marroquí, este es mi compromiso con los mártires, hasta liberar nuestra tierra y conseguir la independencia

Sukeina podría tener una vida más fácil quedándose en España, con menos problemas, “tengo nacionalidad española, podría trabajar o pedir ayudas como hace la gente, también podría ir a los campamentos de refugiados saharauis (en Argelia)”. Sin embargo, para ella eso sería claudicar y rendirse: “es lo que buscan los marroquíes, prefiero quedarme y aguantar la pobreza, los insultos, la invasión marroquí, este es mi compromiso con los mártires, hasta liberar nuestra tierra y conseguir la independencia”. La palabra mártires hace referencia a los saharauis que sufrieron la violencia, por ejemplo, el primer mártir saharaui desaparecido por España "Mohamed Sid Ibrahim Basiri" o los desaparecidos desde 1975 tras la invasión marroquí en 1975 a quienes se refiere expresamente en la entrevista.

En relación a la situación política actual y la carta del presidente del Gobierno español, quien hace poco más de un año apoyó la propuesta de autonomía marroquí como solución para el conflicto del Sáhara Occidental,  señala “desde la fundación del Frente Polisario en 1973 España creó el PUNS (Partido de la Unión Nacionalista Saharaui) para debilitarlo y ese grupo promovió una propuesta de independencia bajo la autonomía española, que fue rechazada por los saharauis al conocerse, desde entonces los saharauis nos hemos opuesto a la autonomía, quiero recordarle a los políticos españoles que nosotros los saharauis queremos una libertad completa, Marruecos nos invadió con la fuerza, en ningún caso los saharauis quieren, ni pueden, aceptar la autonomía marroquí como solución, queremos aclarar que nadie puede elegir el destino del Sáhara, ni España ni Estados Unidos ni Marruecos, los únicos que eligen nuestro destino somos nosotros los saharauis”.

“Sabemos que Marruecos quiere y se está aprovechando de los recursos del Sáhara Occidental, nosotros queremos una libertad completa y el control de nuestro destino y fronteras, eso es lo que buscamos, no aceptamos el apoyo de España a la propuesta de autonomía marroquí, sabemos que la traición de España no es de hoy ni de ayer”, añade.

Traición española

Recuerda como algunos políticos le dijeron en España que necesitaban tener una buena relación con Marruecos y que les contestó que eso no podía pasar por encima de los saharauis y su independencia “nosotros somos quienes tenemos que decidir nuestro destino y estamos dispuestos a dar la vida por nuestra tierra, España no tiene el derecho ni puede refrendar la propuesta de autonomía marroquí como solución, nuestra libertad vamos a traerla con nuestros brazos, sí o sí”.

Le preguntamos por la situación de aislamiento en la que se encuentran y la ausencia de observadores internacionales: “ya no recibimos visitas debido a las molestias y las dificultades que encuentran cuando vienen, en Smara la última vez que vino un observador fue en 2017 y fue muy difícil encontrarle, hizo una reunión escondido con unos saharauis en una zona lejos donde no hemos podido llegar a verle, después de eso ya no me acuerdo que viniera alguien a visitarnos, en su caso tienen que hacerlo en secreto”.

Cuando el Sáhara era una colonia española la situación era mejor que cuando Marruecos era una colonia francesa

Llegando a la parte final de la entrevista le preguntamos si quiere precisar algo y contesta que “los saharauis estamos orgullosos de tener lazos históricos con los españoles; cuando el Sáhara era una colonia española la situación era mejor que cuando Marruecos era una colonia francesa”. Pero añade que España sigue teniendo una  responsabilidad pendiente: “España nos engañó y traicionó; ahora, después de 48 años, nos sigue engañando”. A pesar del sufrimiento de los saharauis, separados en diferentes partes del mundo, agradece a la sociedad civil española su apoyo y muestra su afecto a las muchas personas que les han ayudado, sin embargo señala que necesitamos que el Estado español regrese para apoyarles y cumpla con su responsabilidad.

El último mensaje es pedir el fin de la invasión marroquí y que cese el sufrimiento de los saharauis. Recuerda que este año se van a celebrar los 50 años de la fundación del Frente Polisario y a las Naciones Unidas que, desde el alto de fuego en el 1991, los saharauis respetaron el alto al fuego y Marruecos, por el contrario, mantuvo la invasión y ejerció la violencia, ante la indiferencia del organismo internacional.

Se despide señalando que para ella antes era un orgullo detentar la nacionalidad española pero ahora ni siquiera le protege: “los marroquíes siguen agrediéndome y ni siquiera me dejan montar una tienda para descansar”; hace un llamamiento  a la comunidad internacional para que les protejan y a España “para que defienda a los que tienen la  nacionalidad española, le pedimos a España que nos amparen, quiero poder moverme libremente y regresar sin que me ataquen, sin que me agredan y me quiten la melhfa, me tomen fotos, todo eso no lo aceptamos, España no debe aceptarlo y debe protegernos”.


Luis Mangrané es abogado y miembro del Observatorio aragonés para el Sáhara Occidental