Una juez de Sevilla ha citado a declarar como investigado --antes imputado-- al empresario y exvocal de la Cámara de Comercio Manuel Muñoz Medina por los hechos ocurridos el día 20 de diciembre de 2016 en la sede de la Cámara, cuando el empresario se "abalanzó" sobre la coordinadora general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, y simuló besarla con el propósito, según la Fiscalía, de "pisotear" su dignidad con un acto "de contenido claramente sexista".
Muñoz medina reconoció tras los hechos en declaraciones a El Independiente que se había tomado alguna copa de más: "Me pase siete pueblos", dijo.
En este sentido, fuentes judiciales han informado a Europa Press de que, tras la denuncia presentada por el Ministerio Público, la juez de Instrucción número 11 de Sevilla ha citado a declarar como investigado al empresario este próximo jueves, a partir de las 10,00 horas.
Inicialmente, el abogado del empresario había alegado que su patrocinado se encontraba enfermo y por ello no podía acudir a declarar, pero la juez ha dictado una resolución en la que lo cita a declarar como investigado este jueves al no haberse acreditado "padecimiento alguno" que impida llevar a cabo dicha comparecencia, según las fuentes consultadas por Europa Press.
El pasado 6 de marzo, la juez dictó un auto en el que acordaba incoar diligencias previas para investigar la denuncia interpuesta contra el empresario por la Fiscalía de Sevilla, que considera que los hechos podrían ser constitutivos de un delito contra la libertad sexual o de atentado a la autoridad.
Así, la juez acordó librar oficio a la Policía de la Unidad Adscrita a los juzgados y tribunales de Sevilla para que se le ofrecieran acciones a la propia Teresa Rodríguez, para que investigara si hay imágenes de los hechos y también para que buscara posibles testigos de los mismos.
Delito contra la libertad sexual
En la denuncia, el Ministerio Público considera que, tal como describe la propia Teresa Rodríguez en un escrito elevado a la Fiscalía, los hechos podrían ser constitutivos de un delito contra la libertad sexual o de atentado a la autoridad.
En este sentido, la Fiscalía asevera que "por el designio que se supone perseguido por el denunciado y por las circunstancias concurrentes" en el caso, la conducta del empresario podría tener encaje, asimismo, en el tipo penal del artículo 173.1 del Código Penal, que impone pena de prisión al que infligiere a otra persona un trato degradante, menoscabando "gravemente" su integridad moral.
El Ministerio Público relata que los hechos habrían tenido lugar el 20 de diciembre de 2016, cuando Teresa Rodríguez acudió a un acto a la sede oficial de la Cámara de Comercio de Sevilla, al cual "había sido invitada por razón de las responsabilidades públicas que ejercía y que era presidido" por la presidenta de la Junta, Susana Díaz.
Sobre las 15,00 horas, y cuando la parlamentaria se disponía a abandonar el lugar tras concluir el acto, el empresario denunciado, "siendo consciente de la función representativa que cumplía" Teresa Rodríguez, y en presencia de varias personas más que habían acudido al acto --"en esa ocasión, casi todos eran hombres"--, "se abalanzó sobre ella empujándola hasta hacerla retroceder hacia un rincón".
Según recoge la Fiscalía, el empresario "tapó la boca de la mujer con su mano mientras aproximaba su boca a la de ella y besaba su propia mano, la que cubría la boca de ella, en un ademán como si, en realidad, la estuviera besando en los labios", todo ello "mientras pegaba su cuerpo contra el de la diputada, haciéndola retroceder hasta la pared", hasta que la parlamentaria "pudo desembarazarse y salir del lugar".
En las circunstancias que concurrían, la entidad de la vejación se agranda muy considerablemente
El Ministerio Público considera que "el propósito principal que anima al autor es el de pisotear la dignidad de la persona ofendida con un acto, de contenido claramente sexista, que pretende demostrar y alardear de una repudiable e indefendible idea que preconiza la primacía del hombre sobre la mujer, obligando a ésta, para su propia humillación y vituperio, a sentirse sometida sin remedio a ese poder y a ese imperio". En este punto, el fiscal resalta que "no puede olvidarse que, en las circunstancias que concurrían, la entidad de la vejación se agranda muy considerablemente".
A su juicio, ello no se debe a que "la condición oficial de la víctima permita considerar que su dignidad, ahora herida, es de mayor importancia o valor que el que pudiera tener la de cualquier otra persona, la de cualquier otra mujer, sino porque en un acto público, contra una mujer que cumple en nuestra sociedad una función representativa conocida por todos y de inequívoca trascendencia, la muestra de desprecio, simplemente por esa condición de mujer, adquiere mayor entidad y repercusión".
Según el Ministerio Público, lo anterior se debe a "las propias posibilidades de difusión de la vejación y por la cualidad de la destinataria, que se elige como víctima, precisamente, para reforzar el sentido humillante de la mofa, de tal manera que para la persona que ha de sufrirlo, al ser consciente de todas esas circunstancias, la sensación de envilecimiento y de pérdida de dignidad, por fuerza, ha de ser enorme".
Cabe recordar que, tras ocurrir los hechos, el empresario se mostró "muy afectado" y "arrepentido" por lo que consideró "una broma de mal gusto".
"Una broma", según el empresario
Muñoz Medina, que no negó los hechos, sí indicó que su intención "no era, ni muchísimo menos, la de agredir a esta señora", enmarcando lo sucedido en el contexto de "una broma" por la que pidió disculpas "en todos los sentidos y a todos los niveles" tanto a la propia Teresa Rodríguez como a todas las mujeres que puedan sentirse agredidas.
Al respecto, Muñoz Medina recalcó que "jamás" ha tenido un problema de esta índole en sus 72 años, definiéndose como "un empresario que adora su profesión" y que consideraba que el día de los hechos "era de tomar una copa con los amigos, estar tranquilos, pensar en el año que viene, en mil cosas... no pensé que esto se iba a llevar a este nivel".
El empresario, que insistió en numerosas ocasiones en sus disculpas, afirmó taxativamente que "no ha existido nada más, en absoluto se trataba de una muestra de acoso o de machismo". "No estoy acostumbrado a besar a las señoras así: jamás volveré a gastar una broma de tan mal gusto ni a ella ni a ninguna otra mujer", dijo.
"No es mi forma. Soy un empresario impecable en todos los sentidos, pensaba que iba a seguir la broma, pero ella lo ha interpretado así y lleva razón: le pido disculpas mil veces, no puedo decir otra cosa, y si hace falta escribir una carta, salir en televisión o ir a verla a Cádiz, lo haré con mucho gusto", concluyó.
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