Lleva dos años liderando un gobierno de izquierdas en Valladolid y fue uno de los principales impulsores de la candidatura de Pedro Sánchez. Muchos consideran que Óscar Puente (Valladolid 1968) tiene un perfil duro para ser el nuevo portavoz del PSOE, dada la ardua defensa que hizo de su candidato y los ataques que devolvió al sector susanista durante las primarias. No obstante, el "nuevo PSOE" busca referencias claras y voces sin ambigüedad, que no generen ninguna duda sobre el camino emprendido. Óscar Puente se hace entender.

Pregunta.- Usted lidera un gobierno municipal de izquierdas en pleno debate sobre el entendimiento que el PSOE puede alcanzar con Podemos. ¿Cuál es su experiencia?

Respuesta.- Es muy positiva. Pero extrapolar una experiencia como la de Valladolid al ámbito nacional no es fácil. De entrada porque en Valladolid la aritmética da y la izquierda tiene mayoría absoluta. Entonces, el entendimiento ha sido relativamente sencillo tras 20 años de mayoría absoluta del PP. El problema es que en el ámbito nacional las cuentas no salen, hay que meter en la ecuación a partidos que en este momento parece que están autoexcluidos de cualquier posibilidad de gobierno por la cuestión catalana. La experiencia de Valladolid es que se puede alcanzar acuerdos y gobernar bien desde la izquierda, pero me temo que eso, en el ámbito nacional y en el corto plazo, no parece fácil.

P.- ¿La postura del PSOE sigue siendo la misma con los partidos independentistas?

R.- Claro. No sé si los independentistas son conscientes de que de alguna manera están blindando a Rajoy. Porque si restas el número de diputados independentistas, el PP tiene mayoría absoluta con Ciudadanos. Entonces, con su posición, no sé si están beneficiando a Cataluña, yo creo que no, pero están perjudicando al conjunto de España porque le están privando de tener un Gobierno alternativo.

P.- El PSOE ha levantado el veto a Podemos. ¿Mantendrá siempre las mismas líneas rojas con los independentistas?

El PSOE tiene muy complicado apoyarse en gente que no quiere seguir en España

R.- No es cuestión de líneas rojas. Un partido como el PSOE, que es un partido de gobierno y de mayorías, tiene muy complicado apoyarse en gente que no quiere seguir en España. Eso lo tiene que entender cualquiera. Podemos juega más a la geometría variable y es una fuerza que tiene menos que perder. Pero el PSOE ha vertebrado este país durante muchos años y tiene muy muy complicado abrir una puerta a esa posibilidad.

P.- Entonces, el concepto de plurinacionalidad que defiende Pedro Sánchez no es el mismo que el de Podemos.

R.- Eso es otra cosa. Una es la gobernabilidad de España y su relación con los partidos independentistas y otra es la solución que el PSOE ve para Cataluña. En ese sentido, el PSOE está en una situación intermedia entre el inmovilismo de Rajoy y el rupturismo de los independentistas. El PSOE está por una solución pactada y por buscar un avance para Cataluña en el autogobierno y en fórmulas que le permitan sentirse más a gusto. Ahí entramos en el tema de las denominaciones. Pero eso no tiene que ver con la gobernabilidad. De todas maneras, no entiendo que Podemos supedite la solución de este país a la cuestión catalana.

P.- ¿A qué se refiere?

Si tanta prisa hay por sacar al PP del Gobierno, no podemos supeditarlo a la cuestión catalana

R.- Podemos dice y tiene razón que hay una emergencia democrática y una social que exigen la salida del PP del Gobierno. Hay una situación insostenible desde el punto de vista democrático, porque el partido de Gobierno es absolutamente corrupto. Y existe una situación de emergencia social por las políticas de ese Gobierno. Esas dos situaciones deberían estar por delante de la cuestión catalana y no al revés. Que la cuestión democrática de España y la emergencia social se vean relegadas por la cuestión catalana no es justo para los españoles. Si tanta prisa hay, que la hay, por sacar al PP del Gobierno, no podemos supeditarlo a la cuestión catalana. Sería más razonable aparcar la cuestión catalana y ponernos de acuerdo en una solución para nuestro país, que hacerlo al revés.

P.- ¿El veto mutuo entre Podemos y Ciudadanos es insalvable?

R.- Los últimos tiempos nos demuestran que en política se puede decir una cosa y acabar haciendo la contraria. Albert Rivera dijo que no apoyaría la investidura de Mariano Rajoy y no sólo lo ha hecho, sino que desde mi punto de vista está apoyando al Gobierno más allá de lo razonable. Porque qué menos que pedir a cambio de la aprobación de los Presupuestos que los ministros de Hacienda y Justicia se vayan para casa, ¿no? Un partido que se presenta como regenerador es lo mínimo que debería exigir. Yo creo que en este momento, entre Podemos y Ciudadanos hay una animadversión táctica: los dos juegan a que su electorado no le gusta al otro. Pero bueno, nunca se sabe. Desde luego, lo que no es edificante es que en la nueva política se vete de manera tan descarnada como vimos en la moción de censura.

P.- En materia orgánica, ¿qué espera del congreso federal que empieza este sábado?

R.- Creo que va a poner el broche de oro a un proceso que no ha sido ejemplar pero que ha sido ejemplarizante ,y que ha supuesto una catarsis política en este país, la primera desde 2012 que no protagoniza Podemos.

P.- Antes, al secretario general se elegía en el congreso federal y sólo tenía una noche para confeccionar su Ejecutiva. Ahora han tenido casi un mes para elaborarla. ¿Es una dirección muy meditada?

R.- Es mucho más meditada. Algunos planteaban un choque de legitimidades entre las primarias y el congreso, pero estamos comprobando una serie de ventajas como ésta. No hay que hacer la Ejecutiva en una noche, sometidos a presiones y con mucho pasilleo... Es muy positivo que el secretario general tenga tiempo para hacer su equipo, que lo consulte, que dialogue y busque el encaje de todas las piezas. Eso es buenísimo y hace que tengamos una dirección mucho más eficaz y acorde con el proyecto político que se quiere desarrollar. En ese sentido, creo que va a ser una Ejecutiva de alto nivel, de mucho perfil político y muy coherente con el proyecto que se va a abrir paso ahora.

P.- ¿Esperan alguna contestación interna en las votaciones?

Podemos perjudica a los españoles al relegar la cuestión nacional por la catalana”

R.- Sinceramente no. ¿A quién le conviene eso ahora? La propia Susana Díaz ha dejado muy claro que nos va a apoyar. Ella necesita ahora mucho a Pedro y al partido para ganar en Andalucía. De alguna manera, la cosa ya no es la que era, se ha dado la vuelta. Susana necesita mucho al PSOE y necesita que el partido salga fuerte de este congreso por su propio bien. La sensación que tengo es que el partido se va a unir y se va a poner detrás de Pedro.

P.- Ahora empiezan los congresos regionales. La Ejecutiva apuesta por que haya primarias y que los militantes decidan, aunque en algunos territorios se presentará alternativa y en otros no.

R.- Este proceso ha servido de lección para muchas cosas. Una de ellas es que hay que dejar de intentar controlar a los militantes, hay que permitirles decidir en los territorios donde surjan alternativas.

P.- ¿Y en su comunidad?

R.- En Castilla y León creo que Luis Tudanca tiene un respaldo muy amplio. La victoria de Pedro le da mucha tranquilidad a Castilla y León, que había optado por él también con Luis. Eso le avala y le da tranquilidad.

P.- ¿Cuál es la principal lección que ha sacado de las primarias?

R.- Me ratifico en la forma de ver las cosas. Yo estoy en política por pasión y por convicción. Habría apoyado a Pedro aunque hubiese tenido la certeza de que iba a perder. En mi caso, es una bonita ratificación de mi forma de entender la política: hay que ser fiel a las convicciones y no moverte por intereses o por cálculos. Lo mejor es apostar por aquello en lo que crees. Eso ha salido bien en este caso. Los que se han posicionado en función de lo que creían que iba a pasar se han quedado con el faldón levantado.  El tacticismo no les ha servido de mucho. Creo que es mejor defender tus convicciones y este proceso ha sido un premio a la gente que creía en algo.