Política

El Gobierno y PSOE tienden la mano a Puigdemont: "Si contesta que no, el 155 no se aplica"

Se da el desembarco de ex ministros socialistas en el 12-O más significativo para el Estado | La Corona reúne en Palacio a más de 1.500 invitados, la cifra más alta desde la proclamación

Personalidades como Susana Díaz o MIguel Ángel Revilla, en la recepción real tras los actos del 12-O

Personalidades como Susana Díaz o MIguel Ángel Revilla, en la recepción real tras los actos del 12-O EFE

Gobierno y PSOE han tendido la mano al presidente de la Generalitat en medio de la Fiesta Nacional del 12 de Octubre, y lo han escenificado en el acto de recepción en el Palacio Real. Horas después de activarse el artículo 155 de la Constitución, fuentes autorizadas del Ejecutivo y el propio secretario general socialista, Pedro Sánchez, han lanzado un mensaje a Puigdemont y le han advertido de que está a tiempo de revertir su aplicación. Sin renunciar en absoluto al requerimiento formal -ya expedido-, los dos principales partidos constitucionales creen que bastaría con un "no" por respuesta acerca de si se declaró o no la independencia de Cataluña, para que el conflicto volviera a la casilla de salida. "Si dice que no, no se aplica", decían las citadas fuentes del Gobierno en los pasillos del comedor real de Palacio, donde ha tenido lugar la recepción de los Reyes.

El botón rojo está en manos de Puigdemont", señala Pedro Sánchez

"Eso significaría la vuelta a la situación anterior a los plenos del 6 y 7 de septiembre -en los que se aprobaron la Ley del Referéndum y la Ley de Transitoriedad-, y no se activaría la siguiente fase del artículo 155. Decir que no ha habido independencia equivale a una vuelta a la legalidad, porque supondría que Puigdemont no valida las leyes aprobadas en esas fechas que luego fueron suspendidas". Por su parte, Sánchez llegaba a decir en el mismo salón: "El 155 no se ha puesto en marcha. El botón rojo está en manos de Puigdemont".

El 12-O de 2017 pasará a la Historia por ser el de mayor carga significativa para la España democrática. Los ciudadanos anónimos en el madrileño Paseo de la Castellana, primero, y los representantes políticos y sociales en Palacio Real, después, se han volcado en apoyo a La Corona, y en el respaldo a un Estado empeñado en escenificar en el día de la Fiesta Nacional, no ya su unidad, sino -en palabras de un alto cargo- su "solidez" frente al órdago independentista catalán. Más de 1.500 invitados han desfilado ante los Reyes en un largo besamanos, inédito desde la proclamación de Felipe VI, tres años atrás.

Un largo desfile carente de personas del espectáculo y plagado de ex ministros socialistas; un auténtico desembarco de veteranos colaboradores de Felipe González -también presente en Palacio- que según fuentes de la Casa, "expresaron" de manera explícita "su voluntad de venir". Alfonso Guerra -quien rara vez visitó Palacio en sus tiempo de ministro- Carlos Solchaga, Rosa Conde, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Montilla, Elena Salgado, Jose Luis Corcuera, Matilde Fernández, Enrique Barón, Javier Moscoso, Enrique Mújica...  Javier Solana, quien explicaba su vuelta desde los tiempos de Gobierno.

"Creo que debía estar aquí hoy con el Rey. Tenemos un pequeño problema", ironizaba Solana, "y había que apoyar". Según el ex secretario general de la OTAN, "hemos venido todos porque es una manera de defender y mimar la Constitución que entre todos hemos construido".  Palabras muy parecidas a la también ex ministra socialista y actual consejera de Estado, Maria Teresa Fernández De la Vega: "Es importante estar aquí para arropar al Estado español. Hay que fortalecer las instituciones. Tenemos que estar juntos".

Algunos históricos socialistas descartan que el president vaya a dar marcha atrás

Juan José Laborda, ex presidente del Senado y también histórico socialista, descartaba por su parte la marcha atrás del 155: "No lo creo, porque la situación económica, las pérdidas millonarias de las empresas, agravan la inseguridad jurídica y hay que recomponer la Ley en Cataluña", zanjaba. Director de la primera cátedra sobre la Monarquía parlamentaria, se congratulaba del "garantismo" introducido bajo su mandato con la Comisión General de las Comunidades Autónomas, para que el Senado y los propios presidentes autonómicos puedan "matizar el alcance de las medidas del Gobierno". En su opinión, si no hay marcha atrás, la comisión podría debatir durante una semana.

El actual secretario general socialista, otra de las notables presencias de la jornada, llegó sin corbata y acompañado del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero. El año pasado, recién expulsado por la gestora socialista, Sánchez estaba en San Francisco; y la estrella de la recepción, plagada de barones socialistas, fue Susana Díaz.

Hoy Sánchez era felicitado por los asistentes a la recepción por su acuerdo con Rajoy. Se le veía satisfecho y tranquilo. Contaba que esta próxima semana iba a reunirse con embajadores y autoridades de la Unión Europea, para hacer pedagogía sobre el conflicto catalán. Una cuestión, por cierto, -la de la pedagogía, sobre todo en torno a los medios de comunicación extranjeros- sobre la que se ha hablado mucho en los corrillos que han seguido al besamanos.

Zapatero elogia al Gobierno: "La reacción política ha sido inteligente"

Sánchez, en línea con el propio Gobierno, ponía en valor la reforma constitucional pactada, y desdramatizaba el 155, hasta el punto de afirmar que se trata del "primer diálogo real entre los dos Gobiernos, la primera vez que se comunican". Y añadía: "Al independentismo lo que le debilitaría sería no responder". En la misma línea, Zapatero apostaba por la marcha atrás del 155 pero se despachaba con un elogio al Ejecutivo: "La reacción política ha sido inteligente".

Sobre la respuesta de Puigdemont se ha especulado mucho en el Comedor Real de Palacio. La propia presidenta del PSOE, Cristina Narbona, tras corroborar que el plazo del requerimiento del Gobierno, otorga "margen" a Puigdemont y descarta un "no" del presidente de la Generalitat por respuesta: "¡Lo matan!", decía de manera expresiva en alusión a las CUP y las asociaciones independentistas. A su lado, Josep Borrell, asentía: "No puede decir que no; dirá que se lea lo firmado y tal...". El ex ministro catalán rivalizaba en felicitaciones con el propio Sánchez -y le ganaba- después de su discurso en la manifestación constitucionalista del pasado domingo en Barcelona.

Rivera critica que "el Gobierno le ha dado mucho plazo a Puigdemont"

Borrell ha sido una de las estrellas de la velada. Como dos años atrás lo fuera Albert Rivera quien, pese a formar parte de la coalición constitucionalista, se mostraba algo reticente ante las expectativas políticas y criticaba tímidamente la actuación de Mariano Rajoy: "El 155, de momento, es claro, pero el Gobierno le ha dado mucho plazo a Puigdemont esperando algo. Me preocupa que se crea que todo está ya arreglado, porque las empresas se siguen yendo y ellos van a seguir chantajeando". Y advertía frente al nuevo acuerdo PP-PSOE: "Tienen nostalgia del pasteleo. Con nosotros están incómodos y se les ve. Pero como vuelva a haber pasteleo, la mayoría del pueblo se va a enfadar".

Junto a Rivera, el siempre optimista Juan Carlos Girauta, se felicitaba del "cambio total" que había dado la situación política en relación con Cataluña desde el discurso del Rey, la semana pasada. Además, llamaba la atención sobre el hecho de que dos miembros de Podemos acudieran al desfile de la Castellana: "Gloria Elizo, vicepresidenta cuarta de la Mesa del Congreso, y Ione Belarra, portavoz adjunta del Grupo.

Pero para felicitaciones, las recibidas por el Rey, quien no abandonaba el Palacio hasta las 3,45 horas, dos horas y media después de iniciarse la recepción, tras departir con políticos, periodistas, miembros de la judicatura y del clero; así como con una larga relación de empresarios, entre los que han destacado algunos catalanes, como el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliú, recién trasladada a Madrid su sede social desde Cataluña. También han acudido Josep Crehueras, presidente del Grupo Planeta -el último en tomar esta misma decisión-, José Luis Bonet, presidente de Freixenet; o Joaquín Gay de Montellá, presidente de Foment del Travaill y vicepresidente de CEOE. El Ibex también ha estado representado a través de Pablo Isla (Inditex), Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), José María Álvarez Pallete (Telefónica), Matías Rodríguez Inciarte (Banco Santander), o José Lladó (Técnicas Reunidas).

La muerte del piloto del eurofighter estrellado en la base de Los Llanos (Albacete) ha empañado en todo caso la recepción, -el rey interrumpía el besamanos para interesarse de manera visible en las noticias que le daba la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal- hasta el punto de precipitar la ausencia de Mariano Rajoy y la propia Cospedal -amén del jefe del Estado Mayor del Aire- en el cóctel. Los ministros, altos cargos y políticos populares han abundado no obstante en los corrillos, con la particular presencia del delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo. Al igual que las fuentes citadas, Millo incidía en que el 155 "será reversible si Puigdemont dice que no, y vuelve a la legalidad".

A su lado, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, ironizaba en línea con Narbona: "Si dice no, se abrirá el diálogo, pero tendremos que darle protección". Y es que socialistas y populares se confundían este 12-0 en una misma cosa. Muchos -también los populares- se tomaban en serio la reforma constitucional en ciernes. Todos, en todo caso, se mostraban convencidos de que el Estado triunfará frente al desafío catalán, pero a la vez, de que queda todavía mucho partido.

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