Se confirmó otra vez el axioma: “Los ladrones roban en todas las oportunidades que se presentan, aunque las víctimas sea muy pobres”. La fiesta fue en Caracas del 25 al 27 de julio pasado. Les costó a los anfitriones, en números redondos, 19 millones de dólares, de los cuales, como es habitual, se robaron la mitad. No es poco para una nación en la que el 82% de la personas se muere de hambre.

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