La Policía francesa ha intentado disolver con camiones de agua y gases lacrimógenos a manifestantes en la localidad francesa de Baiona, que protestaban contra la cumbre del G-7 en una marcha no autorizada. Varios de ellos llevaban la cara y cabeza tapadas con pañuelos y han lanzado piedras contra los efectivos policiales.
Algo más de mil de personas se han sumado a una manifestación que no estaba comunicada y que se ha celebrado pasadas las seis de la tarde, pese al importante dispositivo policial existente en el municipio, que había cortado incluso el paso al centro de la ciudad en algún puente.
A pesar de ello, la marcha ha dado comienzo en la plaza de Paul Bert en medio de un fuerte cordón policial, que ha rodeado a los manifestantes e impedido que siguieran su itinerario previsto hasta un centro comercial a las afueras de la localidad.
Al intentarlo, la Policía ha cargado contra los manifestantes, principalmente con cañones de agua, encontrando respuesta de los elementos más radicales del grupo organizador. La marcha estaba relacionada en origen con los chalecos amarillos, aunque según medios locales su presencia era minoritaria y la protesta estaba capitalizada por grupos anticapitalistas del País Vasco y de Francia.
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