En Moncloa sigue reinando la tranquilidad. Los trackings diarios que realiza el equipo del presidente siguen ofreciendo resultados mejores que las encuestas de los medios de comunicación, que coinciden en un retroceso del PSOE en las urnas el próximo domingo.

Las encuestas electorales dibujan un escenario unánime: el 10-N de madrugada, cuando finalice el escrutinio de las elecciones generales, en España persistirá el bloqueo político. Ningún bloque sumará una mayoría absoluta suficiente para gobernar ni para sacar adelante la investidura sin los apoyos del independentismo. Sólo la abstención en la investidura de PP y Ciudadanos permitiría a Pedro Sánchez volver a gobernar sin depender de ERC con una geometría variable que le permitiera pactar a su derecha y a su izquierda según la temática de las políticas.

En este escenario, en Moncloa y en Ferraz ya preparan el relato del día después. Aunque sus sondeos siguen situando al PSOE en torno al 30% de los votos, el hecho de que la encuestas privadas sean tan pesimistas sobre sus posibilidades de mejorar los resultados ayudan a construir ese discurso. Si se toma como referencia las expectativas socialistas cuando se convocaron las elecciones, consistentes en lograr hasta 140 diputados, un resultado inferior sería un rotundo fracaso. No obstante, los sondeos que situán al PSOE por debajo incluso de sus 123 escaños actuales favorecen la sensación de que la repetición electoral no habrá sido un error estratégico si el PSOE supera por poco esa cifra. Por ese motivo, el fatalismo de las encuestas no preocupa en la cúpula socialista y el desánimo no se apodera de ella.

Si Pedro Sánchez mantiene al PSOE como primera fuerza política y el bloque del centro derecha no alcanza la mayoría absoluta, Ferraz venderá ese resultado como una victoria clara. Aunque el candidato no logre el amplio respaldo ciudadano que reclamaba para gobernar sin depender de los independentistas, cualquier incremento sobre sus 123 escaños será objeto de congratulaciones. Si la presión interna en el PSOE aumenta por haber conseguido una situación más ingobernable que la del 28 de abril, las miradas se dirigirán hacia el jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, que cuenta con poderosos enemigos en el entorno de Sánchez. El líder socialista podría dejar recaer en él esa responsabilidad porque en el PSOE no existe ninguna contestación hacia el propio Sánchez.

El objetivo del presidente en funciones es seguir gobernando en solitario con el apoyo de Unidas Podemos. Su segunda motivación, independizarse de Esquerra Republicana de Cataluña para no tener que reeditar la alianza Frankestein, no parece al alcance de su mano.

Según las encuestas, el partido de Pablo Iglesias seguiría cayendo y se quedaría ahora en 34 diputados, mientras que Más País, la nueva formación de Íñigo Errejón, debutaría en el Congreso de los Diputados con un resultado pobre: cuatro escaños. Así, el espacio antes aglutinado en Podemos bajaría de los 43 escaños -contando a Compromís- a sólo 38, tras desgajarse en dos partidos.

Eso, unido a la ligera caída del PSOE, restaría al bloque de la izquierda hasta ocho escaños, que imposibilitarían cualquier fórmula que no acabe dependiendo de los independentistas de ERC. El partido de Oriol Junqueras seguirá siendo hegemónico en el bloque separatista, según los sondeos, y mantendría 15 asientos en el Congreso, por delante de Junts per Catalunya, con seis, y la CUP, con tres. El independentismo, por tanto, podría pasar de 22 a 24 escaños en las elecciones generales tras la publicación de la sentencia del procés y la oleada de disturbios en Cataluña.

En el bloque del centro-derecha, el hundimiento de Ciudadanos lastra cualquier opción de Gobierno mientras empuja notablemente el resultado de PP y Vox, asentado según todas las encuestas electorales como tercera fuerza política tras los comicios de este domingo.

A pesar de estas predicciones, los socialistas siguen aferrándose a sus encuestas propias y al barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El estudio de José Félix Tezanos pronostica que el PSOE y el PP serían los únicos partidos de ámbito estatal que mejorarán resultados. El PSOE obtendría entre 133 y 150 escaños (de 10 a 27 escaños más que en abril) y el PP 74-81 (entre 8 y 15 escaños más).

El equipo del presidente destaca que Pedro Sánchez es, "con mucha diferencia", el preferido para ser el presidente de Gobierno (28,3%, frente al 11,6% de menciones a Pablo Casado) y sigue siendo, además, el líder mejor valorado por el total de electores (tiene una valoración media de 4,0 en una escala del 1 al 10), a bastante distancia de Casado (3,1), Albert Rivera (3,0), Pablo Iglesias (2,9) o Santiago Abascal (2,2).

En Ferraz aspiran a que los indecisos se decanten a última hora por apoyar a Pedro Sánchez, que lleva semanas dirigiéndose a esa "mayoría cautelosa" con el argumento de que sólo él puede sacar a España del bloqueo político. Según el CIS, dos de cada tres encuestados tienen ya decidido su voto, pero un 32,3% no lo ha hecho aún. Hay algo más de indecisión entre las mujeres (el 35,2% de ellas aún no lo ha decidido) y especialmente entre los menores de 24 años (el 46,7% no ha decidido todavía a quién votar).

Para persuadirlos, en Moncloa destacan que el PSOE es el partido que despierta más simpatía (el doble que el siguiente, el PP); el más cercano sus propias ideas a un mayor número de personas (26,3%); el que más personas querrían que ganara las elecciones del 10 de noviembre (28,5%) y el que más ciudadanos creen que las va a ganar (el 64,6% lo piensa así).