El ex presidente del Gobierno Felipe González ha roto su silencio sobre la política española que se autoimpuso cuando Pedro Sánchez ganó las primarias del PSOE a su candidata, Susana Díaz. Desde entonces, el ex presidente socialista mide cada palabra en sus intervenciones públicas. Ayer lo volvió a hacer cuando criticó que PSOE y Podemos hayan empezado la casa por el tejado al repartirse los cargos en el Ejecutivo antes de cerrar un acuerdo programático.

«No me gusta, algo que todos entenderán, que después de discutir tantas veces que lo primero que hay que hacer es ponerse de acuerdo en el programa, con las cosas más elementales, lo primero que sepamos es cómo se reparten los cargos, eso no me gusta, me parece que la casa se construye desde abajo, me parece que no se construye por el tejado», insistió en su intervención en la presentación del estudio ‘Jóvenes, Internet y democracia’.

González destacó que «quizá» empezar por el reparto de cargos «facilite las cosas» para alcanzar un acuerdo, ya que es «como darle un cargo a Juanito y así Juanito critica menos», pero, a su juicio, hay que «tomarse en serio y de verdad cuáles son los parámetros por los que España estará en condiciones de asumir su papel y su crisis constitucional antes de que se convierta en una crisis de Estado».

Sus tímidas críticas coincidieron con otras declaraciones de barones socialistas tradicionalmente opuestos a un pacto no sólo con Unidas Podemos, sino especialmente con los separatistas catalane. Mientras, el PSC ha empezado a empujar hacia las posiciones de Esquerra Republicana y PDeCat abriendo la posibilidad de la constitución de una Mesa Nacional de partidos que negocie la crisis catalana como emplazó el presidente de la Generalitat, Quim Torra, al propio Pedro Sánchez en su cita en el Palacio de Pedralbes.

La presidenta de la Diputación de Barcelona, la socialista Nuria Marín, adjunta al primer secretario del PSC, Miquel Iceta, consideró este jueves que el acuerdo de Pedralbes alcanzado hace un año entre el Gobierno central y la Generalitat es un "posible punto de partida" para desencallar las negociaciones de la investidura.

"Si es un acuerdo en que las partes están de acuerdo podría ser un punto de partida sobre el que podemos avanzar hacia un acuerdo que permita gobernar España e impulsar las políticas que necesitamos", destacó la socialista en una entrevista en la Cadena Ser-Ràdio Barcelona. La también alcaldesa de L'Hospitalet de Llobregat y miembro de la Ejecutiva del PSOE ha asegurado que las formaciones deben ver "de qué forma consiguen ser útiles para que haya un Gobierno fuerte en España".

En diciembre del año pasado, Pedro Sánchez  se reunió con Quim Torra dentro de su operación de "desinflamación" del independentismo y con el objetivo de salvar la alianza parlamentaria que le había hecho presidente y que debía aprobar sus Presupuestos. En ese encuentro, Torra trasladó al jefe del Ejecutivo una "propuesta de acuerdo democrático" con 21 puntos, que tenían como objetivo una relación entre el Gobierno y la Generalitat como estados diferentes.

El documento proponía también la "desfranquización de España y el aislamiento del fascismo y la ultraderecha", «la regeneración democrática y la ética política como fundamentos en los cuales basar la discusión política» y el «ejercicio del derecho a la autodeterminación, con una propuesta de una comisión internacional que medie entre los Gobiernos de Cataluña y de España».

Si no había avances en ese sentido, el independentismo se negaba a aprobar los Presupuestos y tumbaría el Gobierno del PSOE, según advirtió Torra, una amenaza que ejecutó tras el intento de Carmen Calvo de reconducir las negociaciones con la presencia de un "relator".

El Ejecutivo de Sánchez se apresuró a asegurar que ese documento carecía de "validez» porque no fue pactado con el Govern . El Gobierno y la Generalitat sí pactaron un comunicado que reconocía que existe «un conflicto sobre el futuro de Cataluña» y apostaba por vehicular, a través de un diálogo efectivo, una «propuesta política» que concite un amplio apoyo dentro de la sociedad catalana y que se sitúe «en el marco de la seguridad jurídica».

En este punto de las negociaciones de investidura surge la incógnita de si la cita de Pedralbes como "punto de partida" para la negociación de PSOE y Podemos con ERC y PDeCat es ese comunicado conjunto o se refiere a las 21 reclamaciones de Torra para apoyar al Gobierno de Sánchez. En cualquier caso, el hecho de hacer reposar la gobernabilidad de España sobre el separatismo catalán empieza a preocupar en el PSOE, como demuestra el coro de voces que ayer salió a protestar, aunque de forma tímida.

No parece casualidad que el mismo día hicieran declaraciones públicas Felipe González, Emiliano García-Page, Guillermo Fernández Vara, Susana Díaz y el ex presidente de la Junta de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que ha reiterado que presentará su baja como militante del PSOE si finalmente Pedro Sánchez "forma Gobierno con Podemos, ERC y los independentistas".

Ibarra se ha ratificado así en las declaraciones que ya hizo en el año 2016 rechazando que Sánchez intentase formar un Gobierno alternativo al del candidato del PP, Mariano Rajoy. "Si se forma gobierno con Podemos, ERC y los independentistas me iré del PSOE", ha ratificado tras asistir a un foro sobre jóvenes, internet y democracia en el que también ha participado Felipe González.

El presidente de Castilla-La Mancha, García-Page, ha insistido en mostrar su rechazo a que partidos independentistas puedan tener la posibilidad de condicionar toda la legislatura a cambio de su apoyo a una investidura de Pedro Sánchez, al tiempo que ha considerado que hay que reclamar "responsabilidad" tanto a PP como a Cs para evitar ese extremo.

En la misma línea se ha expresado el presidente extremeño, Fernández Vara y la ex presidenta andaluza, Susana Díaz, que han apelado al patriotismo de PP y Ciudadanos para que se abstengan en la investidura de Sánchez. Sobre el acuerdo con Unidas Podemos, ninguno de los dos han realizado críticas.

Mientras tanto, la portavoz parlamentaria socialista, Adriana Lastra, abría la negociación con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, y Sánchez allanaba el camino hacia un entendimiento al desdecirse de sus principales promesas electorales para combatir el independentismo. Sólo un Gobierno formado por PSOE y Podemos será proclive al diálogo, advirtió ayer a los independentistas Pedro Sánchez.

En una comparecencia conjunta con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, el líder socialista no ha querido responder si mantiene los compromisos que adquirió respecto a Cataluña el pasado 4 de noviembre: devolver el delito de convocatoria de referéndums ilegales al Código Penal y luchar frente al control político de TV3. No han durado ni diez días en boca del candidato.

Preguntado explícitamente por si mantenía esas promesas, que fueron su principal aportación al debate electoral en TVE, Pedro Sánchez eludió responder y no mencionó esos asuntos, pese a haber sido preguntado directamente. En su lugar, dio una respuesta genérica: «Respecto al programa de gobierno tendremos que llegar a un acuerdo sobre cual es la propuesta que vamos a hacer en múltiples ámbitos, pero vamos paso a paso».

De momento, los republicanos se mantienen en el ‘no’ a la investidura de Sánchez mientras no haya indicios de que el PSOE abandonará lo que consideran una «vía represiva». ERC emitió ayer un comunicado en un tono cordial pero en la que no se han producido avances hacia la abstención, imprescindible junto a la de Bildu para sacar adelante la investidura.

Como telón de fondo de las conversaciones se sitúa una eventual convocatoria electoral en Cataluña y la posibilidad de que el PSC, la marca regional de Podemos, En Comú Podem, y Esquerra Republicana de Cataluña pudieran hacerse con el Govern de la Generalitat en un tripartito, fórmula en la que lleva años trabajando Pablo Iglesias.

El líder de Podemos ya ha puesto a negociar con los independentistas al dirigente de En Comú Podem Jaume Asens, que actúa como ministro in pectore del futuro Gobierno de coalición, aunque el PSOE no está dispuesto a hacer grandes concesiones en principio. "Diálogo dentro de la ley y de la Constitución", aseguró ayer Sánchez, que instó a los independentistas a negociar con el resto de partidos catalanes antes de reclamar una Mesa Nacional.