El presidente en funciones, Pedro Sánchez, iniciará el lunes su ronda de contactos con los principales partidos para intentar sacar adelante su investidura, una vez que el Rey le ha realizado este miércoles el encargo de intentarlo.

En una breve comparecencia pública, con preguntas limitadas, Sánchez ha explicado que pretende reunirse el lunes con el líder de la oposición, Pablo Casado (PP) y con la portavoz parlamentaria de Cs, Inés Arrimadas, antes de llamar a todos los presidentes autonómicos, incluido el catalán, Quim Torra, para involucrarlos en la necesidad de formar Gobierno para que "ponga sobre la mesa propuestas y soluciones que exigirán de la cooperación de los gobiernos autonómicos". "Hablaré con todos", ha anunciado Sánchez, que no ha querido mencionar en concreto al presidente catalán.

Precisamente esa reconocimiento a Torra de forma bilateral forma parte de la exigencias del independentismo catalán para facilitar su investidura. Tras la sentencia del procès y los altercados callejeros que se produjeron en Cataluña, Torra llamó en dos ocasiones a Pedro Sánchez, que no le atendió al teléfono.

Es más, durante toda la campaña electoral del 10-N, el candidato socialista se mofó en varios mítines de que Torra andaba todo el día llamándole e intentando hablar con él. "Lo que tiene que hacer es abrir un diálogo entre catalanes para resolver el problema de convivencia de Cataluña. Debe llamar al resto de fuerzas políticas catalanas", decía entonces. Ahora sí le devolverá la llamada.

El líder del PSOE no ha querido comprometerse con los plazos de su investidura ni referirse a las negociaciones con ERC, que a su juicio "deben ser discretas" para que lleguen a buen puerto. "Ese acuerdo estará amparado por el marco constitucional y será público", ha insistido. "Lo importante es el qué, no el cuándo", ha reiterado, dejando abierta la posibilidad de que siga en funciones por tiempo indeterminado.

Sánchez tampoco ha respondido las dos preguntas que ha aceptado de los periodistas sobre cómo pretende encauzar la mesa de negociación política sobre "el conflicto catalán" o las cesiones que pretende hacer al independentismo a cambio del apoyo a su investidura.

Preguntado expresamente si aceptará crear un foro nuevo de diálogo bilateral entre el Gobierno español y el Govern catalán distinto a la comisión bilateral Estado-Generalitat ya existente, Sánchez ha evitado contestar apelando a la necesidad de que las negociaciones sean discretas para que lleguen a buen puerto.

"Lo que sí le puedo garantizar porque, en fin esto es el Partido Socialista, se nos conoce desde hace más de 40 años, hemos formado parte de la elaboración y la redacción de la Constitución española, es que todo acuerdo será público y estará dentro del marco constitucional", ha insistido.

Sánchez ha reiterado su agradecimiento a ERC por su "actitud" favorable a negociar con el PSOE su investidura frente al "bloqueo" del que ha acusado a PP y Vox, y sin citar a Ciudadanos. "Ellos deberán explicar si quieren terceras elecciones", ha instado.

La segunda novedad que ha anunciado Sánchez es que la ronda de consultas para lograr renovar como presidente incluirá a Vox y a Bildu, dos partidos con los que el PSOE se había negado a negociar hasta ahora. "La portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, se reunirá con todos los partidos políticos del Congreso para ver si podemos encontrar una mayoría parlamentaria más amplia que pueda sortear obstáculos", ha explicado, recalcando que se verá "con todos los grupos parlamentarios".

Su voluntad, ha señalado, es gobernar desde una perspectiva "progresista" y "con el deseo de construir grandes consensos dialogando con todas las fuerzas políticas dentro del amplio marco constitucional".

El candidato socialista confía en alcanzar los apoyos necesarios para afrontar su tercer intento de investidura, tras dos fallidos y una moción de censura exitosa que sí le proclamó presidente del Gobierno.

Sánchez espera vencer las resistencias de Esquerra Republicana de Cataluña, que teme ofrecer una imagen de docilidad ante el PSOE que pueda minar sus perspectivas de ganar las próximas elecciones autonómicas. Por es emotivo, los separatistas intentan lograr un trofeo de envergadura que pueda justificar ese apoyo al PSOE como conquista política para el soberanismo catalán.

De momento, ERC ha logrado que el PSOE asuma su discurso. Sánchez ha pasado de asegurar durante la campaña electoral que en Cataluña sólo había un "problema de convivencia", a aceptar la existencia de un "conflicto político" entre España y Cataluña para finalmente -tras la reunión de PSOE-ERC el martes en Barcelona- asegurar que hay que buscar un cauce para negociare "el conflicto sobre el futuro de Cataluña". En el comunicado conjunto de PSOE-PSC y ERC tras ese encuentro también se reconoció la bilateralidad en las relaciones como si fuera entre dos estados diferentes al hablar de conversaciones "desde el reconocimiento institucional mutuo».

Recelos en el PSOE

A pesar de que intentaba evitarlo con la premura de su acuerdo con Podemos, empiezan a surgir voces en el PSOE que cuestionan la alianza Frankenstein por la que optó sólo dos días después de las elecciones del 10 de noviembre.

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, fue elocuente ayer: "Yo para Reyes lo que no quiero, como no creo que quiera ningún español ni española es vaselina. Queremos tener unos buenos Reyes, un buen 2020 y tener la conciencia tranquila".

Seguía así la estela del presidente de Aragón, Javier Lambán, que ayer mostró su esperanza en que la nueva líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, se abra a «encontrar una salida a este diabólico laberinto en el que estamos todos atrapados, que haga innecesario el concurso de un partido tan indeseable para la gobernabilidad como es ERC».

Para que prospere la investidura, será necesario que Pedro Sánchez reúna mayoría absoluta (176 diputados) en la primera votación , o bien mayoría simple, más votos a favor que en contra, en una segunda ronda.

Apoyos

Para que prospere la investidura, será necesario que Pedro Sánchez reúna mayoría absoluta (176 diputados) en la primera votación , o bien mayoría simple, más votos a favor que en contra, en una segunda ronda.

De momento, el acuerdo de gobierno de coalición suscrito por PSOE y Unidas Podemos parte con 156 apoyos: 120 diputados socialistas, 35 de la formación morada y sus aliados, y el diputado del Partido Regionalista Cántabro.

La primera ocasión en que Sánchez fue candidato oficial a intentar la investidura se dio en febrero de 2016. El PSOE no había ganado las elecciones de diciembre de 2015, pero el rechazo del ganador de los comicios, Mariano Rajoy, a someterse a una investidura sin tener garantizado que saldría victorioso, llevó a Sánchez a ofrecerse para 'poner en marcha el reloj de la democracia'. Su fracaso y su 'no es no' a facilitar la investidura de Rajoy propició la repetición electoral de junio de 2016.

Y es que, sin una votación de investidura, sea cual sea su resultado, no comienza a correr el plazo de dos meses que fija la Constitución para repetir elecciones en caso de que ningún candidato logre ser investido presidente del Gobierno.