El infarto es una de las manifestaciones más graves de las enfermedades cardiovasculares que son, en la actualidad, la primera causa de muerte en España -y del mundo- con casi un 30% de los fallecimientos, por delante del cáncer y de las enfermedades respiratorias. En España, se producen al año unos 120.000 infartos de miocardio. Sin embargo, es importante saber que tener una buena calidad de vida después de haber sufrido un infarto es posible. Sólo hace falta seguir una serie de hábitos saludables, interiorizarlos en el día a día y ser constante con ellos, porque estos hábitos han de acompañarnos de por vida.

Alimentación, ejercicio físico, medicación y control de los factores de riesgo son la clave de todo este proceso, pero es esencial además, alejarse del estrés y llevar una vida más sosegada. O al menos, tomarse las cosas con más calma.

1. Acude a un programa de Rehabilitación Cardiaca

Después de un evento cardiovascular, todo paciente debería ser referido a una Unidad de Rehabilitación Cardiaca porque es la forma más eficaz de prevención.

“Los programas de rehabilitación cardiaca, después de haber sufrido un episodio cardiovascular, reducen en hasta más de 50% la probabilidad de tener otro evento. Como mínimo, va a prevenir uno de cada dos episodios cardiacos que el paciente fuera a tener si no acude a rehabilitación cardiaca”, afirma a El Independiente Raquel Campuzano Ruiz, presidenta electa de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Estos programas enseñan al paciente a tener unos hábitos de vida cardiosaludables que deberá mantener durante toda su vida

Estos programas enseñan al paciente cardiaco durante un periodo de unas semanas a tener unos hábitos de vida cardiosaludables que deberá mantener durante toda su vida. Para que sea más eficaz, hay que acudir lo más rápido posible después del alta hospitalaria. Estos programas ofrecen un abordaje multidisciplinar que se basa fundamentalmente en cuatro pilares.

Según explica Campuzano, quien también es directora de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca de la Fundación de Alcorcón (Madrid), estos cuatro pilares son: ejercicio físico; control de los factores de riesgo (colesterol, hipertensión, obesidad, diabetes…); programas psicosociales donde también, están implicadas las familias (porque es importante que las familias estén motivadas y ayuden al paciente a cumplir los nuevos hábitos); y programa educacionales, donde se le enseña al paciente comer de forma saludables, a manejar el estrés o a dejar de fumar. El objetivo principal es que el paciente se haga experto en su autocuidado.

2- No hay rehabilitación cardiaca en todos los hospitales

La mala noticia es que no es todos los hospitales de España existen estas unidades. En la actualidad, según informa Campuzano, hay declaradas 130 unidades, pero cada vez se están abriendo más. De hecho, en los últimos años, “ha habido un crecimiento exponencial de estas unidades”.

Si un paciente no tiene acceso a estos programas, lo ideal, afirma esta experta, es que su cardiólogo le dé todas las indicaciones y consejos de cómo debe cuidarse a partir de ahora, y darle toda la información que necesite con respecto a los hábitos saludables de alimentación, ejercicio físico y control de los factores de riesgo que el paciente debe cumplir. Además, cualquier persona siempre podrá consultar en las fuentes oficiales, como es el programa Mimocardio de la SEC y la Fundación Española del Corazón (FEC).

Un paciente con hábitos cardiosaludable tiene más de un 90% de probabilidades de no volver a ningún problema cardiológico

“Si un paciente después de un evento cardiovascular, cumple bien con la medicación, cuida la dieta, no fuma y hace ejercicio, es decir, lleva unos hábitos cardiosaludable (que tienen que ser de por vida) tiene más de un 90% de probabilidades de no volver a ningún problema cardiológico”, asegura Campuzano.

3. Lleva una alimentación sana y equilibrada

El seguimiento de una alimentación equilibrada es una parte fundamental para el paciente. Es más, puede que sea la más importante de todas. O al menos, así lo asegura un reciente estudio publicado recientemente en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares de la SEC --celebrado el pasado mes de octubre en Sevilla--. El trabajo que fue llevado a cabo por el Hospital Alto Guadalquivir (Andújar, Jaén), aseguraba que una dieta saludable garantizaba una mejor supervivencia tras un evento cardiovascular que la medicación o el ejercicio físico. Según las conclusiones, el seguimiento de una alimentación equilibrada mejora más de un 15% la supervivencia de los pacientes cardiovasculares sin sufrir un segundo evento cardiovascular descrito como infarto, angina inestable, lesión coronaria o ictus.

Una alimentación equilibrada mejora más de un 15% la supervivencia de los pacientes cardiovasculares

La alimentación que deben adoptar los pacientes después de un infarto debe ser el patrón de la dieta mediterránea. Según explica la primera firmante de este estudio, Carmen Rus, también miembro de la SEC, la dieta saludable consiste en “un predominio de verduras y frutas, aceite de oliva como grasa fundamental, más pescado que carne, cereales con fibra y la eliminación total de los azúcares, la bollería industrial y los productos procesados. También es importante reducir la sal a menos de 5 gr. al día”.

Además de esto, y tal y como informa la Fundación Española del Corazón en su página oficial, es importante eliminar de la dieta todos aquellos alimentos que contengan grasas saturadas, trans y colesterol (lácteos enteros, la mantequilla o las carnes grasas). También los embutidos, la bollería industrial y los alimentos precocinados.

4. Haz ejercicio físico de forma regular

“Si su corazón después del infarto tiene una fuerza de bombeo normal y tiene ‘abiertas’ todas las arterias de su corazón, no existe contraindicación para la realización de ejercicio físico”, según expone la FEC.

El paciente debe saber qué ejercicio puede y no hacer en base a su capacidad de resistencia y potencia después del infarto

Hacer ejercicio físico de forma regular es fundamental para mantener unos hábitos cardiosaludables que te ayuden a disminuir el riesgo de un segundo infarto. Ya sea por medio de los programas de rehabilitación cardiaca o por las indicaciones del cardiólogo, es importante que el paciente sepa qué ejercicio puede y no hacer en base a su capacidad de resistencia y potencia después del infarto.

5. Dí adiós al alcohol y al tabaco

El tabaco es uno de los factores de riesgo más importantes en los eventos cardiovasculares. Por ello, los cardiólogos aconsejan el abandono total de los cigarrillos. Es importante que el paciente cardiaco abandone el consumo del tabaco, pero también debería hacer lo mismo con el consumo de alcohol.

Lo más conveniente es que los pacientes no tomen nada de alcohol

“El tabaco y el alcohol se desaconseja por completo en los pacientes que han tenido un infarto u otro tipo de evento cardiovascular. Está permitido una copa de vino tinto al día para las mujeres y dos para los hombres, pero lo ideal y más conveniente es que los pacientes no tomen nada de alcohol. Los cardiólogos desaconsejamos totalmente el consumo de alcohol para los pacientes que han sufrido un episodio cardiovascular”, asegura Campuzano.

6. Sigue a rajatabla la medicación

La medicación es una parte fundamental del tratamiento cardiólogo que se debe seguir “a pies juntillas”. Aunque pueda parecer algo evidente, no todos los pacientes cumplen el tratamiento que les ha pautado su cardiólogo. Según datos de Cardioalianza “uno de cada dos pacientes cardiovasculares no sigue las recomendaciones terapéuticas acordadas con el profesional sanitario, lo que conduce a un peor control de la enfermedad, un mayor número de complicaciones y un mayor coste para el Sistema Sanitario”.

El 30% de quienes sufren un infarto ha abandonado la medicación

En el caso concreto del infarto y según mostraba la encuesta “Salud cardiovascular y estilo de vida de la población española”, de Astrazeneca -presentada este mismo año- “el 30% de quienes sufren un infarto ha abandonado la medicación a los tres meses y hasta un 50% lo hace al pasar el primer año”.

7. Aléjate del estrés: relájate

El estrés es un enemigo íntimo de la salud, también por supuesto del corazón. El estrés emocional aumenta el riesgo de infarto. Así lo reflejaba el año pasado un estudio del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Getafe (Madrid). Según sus conclusiones, “las enfermedades psiquiátricas y el estrés emocional están fuertemente asociados con el riesgo de desarrollar un infarto de miocardio con arterias coronarias no obstructivas (MINOCA) y empeoran su pronóstico”.

El estrés emocional está fuertemente asociado con el riesgo de desarrollar un infarto

En el abordaje psicosocial de las Unidades de Rehabilitación Cardiaca, explica la doctora Campuzano, es imprescindible que el paciente reciba instrucciones de cómo debe manejar su estrés y sus emociones. Según explica Campuzano, en todos los programas hay un psicólogo y un psiquiatra que darán las instrucciones necesarias para que el paciente sepa mejorar estos aspectos más psicológicos. “Al igual que el paciente acude a clase para saber cómo tiene que comer, cómo debe tener su colesterol o cómo dejar de fumar, acude también a clases de aprendizaje del manejo de emociones y de relajación. Y eso lo tiene que mantener de por vida”.

8. Sí se puede practicar sexo

Sí, contundentemente sí. Según expone la SEC, hacer un acto sexual con coito, es similar al esfuerzo de sufrir dos tramos de escaleras. Con lo que si la persona es capaz de hacer esa esfuerzo, también podrá realizar un coito. Según los expertos, el paciente podrá recuperar su vida sexual de antes, sin problemas, una vez esté recuperado de su problema de salud. Sin embargo, antes de retomar esta actividad sexual es importante quitarse los miedos, abordar las dudas a nivel psicológico que tenga el paciente y consultar con el médico. Es importante que el paciente afronte la vuelta a sus relaciones sexuales de forma cómoda y sin inseguridades.