La defendió hasta el final, pero Pedro Sánchez necesitaba hacer un sacrificio para volver a ganarse los favores parlamentarios de ERC e impuso a su ministra de Defensa, Margarita Robles, el cese de la que hasta ayer por la mañana era la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban.

A cambio de ese sapo, Robles puso una condición, esto es, el nombre de la sustituta, sin injerencias de Moncloa, en general, ni del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, en particular. Así fue como escogió el nombre de quien fue secretaria general del Centro, directora de su gabinete ministerial y, ahora, secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro. De este modo no sólo incrementa su control sobre el CNI, sino que también impide que éste pase a la órbita de Moncloa como en época de Soraya Sáenz de Santamaría.

Ese fue el único triunfo que Robles pudo enarbolar en una insólita rueda de prensa en Moncloa donde insistió una y otra vez en que la "sustitución" de Esteban, que no "destitución", era la respuesta a las necesidades de "impulso y modernización" de los servicios de inteligencia españoles. Y aunque admitió la existencia de "fallos", dijo que éstos no iban a dejar de producirse en el futuro aunque se pusiera todo el empeño posible para impedirlo.

Esteban seguirá en el CNI como funcionaria del Centro

No es la primera vea que Robles impone a su candidata frente a las presiones de Moncloa, pero, en este caso, a cambio de permitir el cese de Esteban, que, como funcionaria del Centro, permanecerá en el mismo aunque todavía en un cargo por definir. En enero de 2020 la ministra ganó la batalla por el control del CNI al nombrar a la hoy defenestrada frente al general Miguel Ángel Ballesteros, director del Departamento de Seguridad Nacional.

La salida no ha dejado de ser traumática. La idea de que fuera la propia Paz Esteban la que pusiera su cargo a disposición del Gobierno y facilitara así su marcha vistiéndola de decisión voluntaria, tocó en hueso. De hecho, el día de su comparecencia en la comisión de secretos oficiales mostró su disponibilidad a acudir cuantas veces fuera necesario a dar explicaciones ante el legislativo. Y este mismo lunes, el portavoz de la ejecutiva socialista, Felipe Sicilia, no tenía empacho en afirmar que «no hay una sola razón o información para que la directora del CNI no esté en su puesto, para que se cuestione el trabajo que ha venido realizando".

Este miércoles le tocará al ministro de la Presidencia someterse a las preguntas de sus señorías en la comisión Constitucional de la Cámara Baja. Acude para informar del Plan Anual Normativo de 2022, aunque el cese de la jefa de los servicios de inteligencia y los casos de espionaje e interceptación de las comunicaciones centrarán el interés de la cita al igual que durante la mañana en la sesión del control al Ejecutivo.

Malestar en el CNI, donde temen que haya más destituciones

La ministra de Defensa no dejó de traslucir ayer cierta incomodidad y en su entorno acabaron admitiendo la evidencia de que el cese responde a las presiones del independentismo, lo que ha sembrado de malestar el CNI y la sensación en el Centro de que pueda haber más destituciones, todo ello a las puertas de la cumbre de la OTAN de Madrid de los días 29 y 30.

Robles sale, sin duda, tocada de esta maniobra. Sánchez le ha garantizado su continuidad -frente a las peticiones de destitución de independentistas y Podemos- y así lo dijo la ministra en sus agradecimientos al afirmar que disfrutaba de “la plena confianza del presidente del Gobierno al que admiro y respeto y eso no me lo va a quitar nadie”. Defensa es «un regalo de la vida y del presidente del Gobierno», insistió en su confusa rueda de prensa.

El guion que Pedro Sánchez comenzó a escribir una vez se reveló el espionaje masivo a una sesentena de dirigentes independistas y sus entornos vivió este martes su penúltimo y más significativo capítulo con el cese de Paz Esteban. Y de algo ha servido porque, a pesar de las manifestaciones públicas de los miembros más visibles de ERC respecto a la necesidad de que alguien asuma responsabilidades políticas, en privado comienzan a admitir que, acaso, con Paz Esteban sea suficiente.

Eso no significa que Robles aguante de aquí al final de la legislatura. De hecho, comienza a planear en el Gobierno y el Congreso la larga sombra de una nueva remodelación ministerial una vez se celebre la cumbre de la OTAN para intentar dotar de bríos e impulso una recta final que se le está haciendo muy cuesta arriba a Sánchez con los sondeos a la contra. Y ahí podría caer hasta Robles como en julio del año pasado cayeron otros dos pesos pesados: Carmen Calvo y José Luis Ábalos.

Comienza a planear la larga sombra de una nueva remodelación ministerial tras la cumbre de la OTAN

Bien es cierto que Robles representa al sector más moderado del Gobierno, el mismo que le gusta a barones socialistas como Emiliano García Page y denostan los socios de Unidas Podemos, insistentes en su petición de responsabilidades políticas. "La asunción de responsabilidades es una cuestión básica de salud democrática", dijo ayer la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, en su cuenta de Twitter. "La regeneración democrática en el Estado sigue pendiente", advirtió.

Habrá que ver si este es un punto y final -pendiente de una reunión entre Pedro Sánchez y Pere Aragonés y de una posible desclasificación de documentos- o tan solo un punto y seguido.