Estamos esperando el fin, el hundimiento, que algo se tiene que hundir aquí, para un lado o para otro, esa barquichuela pobre que es España ahora. O se hunde Sánchez, cuyo tumbao de guapo ya es zozobra o cojera de pirata, o se hunde el Estado, convertido definitivamente en el juguete de un rey niño, de un emperador de antojito y trona que quiere a los jueces, a la policía, a los medios y a los fiscales con cofia (García Ortiz ya tiene cofia de rizos, como una criada andaluza) y sirviéndole chocolate con soconusco, como a Franco según Umbral. Estamos ahora a ver si cae Santos Cerdán, por las comisiones o por lo de la fontanera con licencia para matar, o cae la justicia con la reforma de Bolaños, la reforma de ponerle cofia, ya digo, como un señorito satirón. Reformar la justicia cuando están investigados tus socios del Peugeot, tu partido, tu mujer, tu hermano y tu fiscal general suena a lo que suena y es lo que parece. Lo demás es reírle las gracias al señorito con la voz y el desparpajo de Gracita Morales, que es lo que hace Bolaños moviendo mucho el plumerito.
Esto va a ser como una carrera de zombis, el Estado que traquetea con sus leyes, poderes e instituciones como un viejo tren correo, y Sánchez, que sabe que la única manera de salvarse es acabar con todo y que sólo quede en pie su Moncloíta como una pagoda sagrada. Aquí estamos, a ver si cae la justicia, que ya tiene a los jueces y a los fiscales protestando en la calle, con su cosa rara de estudiantina triste, poco acostumbrada a la calle y a la guitarra; o si cae Santos Cerdán, el último del Peugeot, el último ángel de esquinita de la cama de Sánchez si contamos también a García Ortiz, que tiene algo de ángel de cabecero o de caja de bombones. Aunque podría caer Cerdán, e incluso Leire, o los dos, como la pareja de baile de verbena que son, y caer más tarde la justicia, cuando vayan llegando los jueces nuevos de Bolaños, que no tendrán que pasar por las oposiciones sino sólo por su ventanilla, y cuando sea la Fiscalía, que ya sabemos que depende de quien depende, la única que pueda acusar e instruir.
La cosa, claro, es si cae Sánchez, que no va a caer porque aguantará lo que venga, así se lo lleven en una lechera o en camisa de fuerza. Algunos se siguen preguntando qué tiene que pasar para que Sánchez caiga, pero a mí esa pregunta me parece fácil de contestar. Y no tiene que ver con que la UCO le registre a Ábalos su casa y le saque trastos como de ruló mientras él los mira como vestido también para conducir la ruló (él todavía guardaba papelotes y cosas, como si fuera un Diógenes o un campista del chanchullo). Tampoco tiene nada que ver con que a Santos Cerdán le saquen amaños en contratos públicos, que podría ser aunque uno se lo imagina más bien amañando combates de boxeo o balanzas de colmado. Ni tiene que ver con Leire, que, como contaba este periódico, disponía de una especie de equipo Misión Imposible, con personal y con gadgets, algo así como si nuestro Tom Cruise fuera Omaíta.
El que Sánchez caiga o no caiga tampoco tiene que ver con que los jueces salgan a protestar a la calle, así calladamente, como una procesión de viudas. O con que la presidenta del CGPJ vuelva a advertir al Gobierno sobre sus ataques a la justicia. Es sólo otra distracción, que si se fijan vamos pasando de un personaje y un escándalo a otro personaje y otro escándalo, como si fueran triunfitos de una temporada o de otra. La amnistía, o sea conseguir la presidencia del Gobierno vendiendo impunidad, nos parecía ilegal e inmoral, y ahora ya vamos por extorsiones a fiscales y a jueces. Y Koldo nos parecía lo más exótico e increíble hasta que vimos a Leire, nacida para investigar. Ya ha pasado casi de todo y siempre pasa algo más, pero no, no es eso.
Sánchez con trona y colchoncito, como el bebé psicológico que se le adivina, no sería nadie si no lo secundaran los ministros, los cuadros del PSOE, los tertulianos, los colocados y el gallinero nacionalista
La verdad es que Sánchez no cae porque lo sostienen su partido, sus socios, sus periodistas y sus soldados. Y no caerá mientras a ellos no se les caiga a su vez la cara de vergüenza (menos probable) o hasta que el hambre o el vértigo de hambre les haga cambiar de bando (más probable pero no tanto). Sánchez con trona y colchoncito, como el bebé psicológico que se le adivina, no sería nadie si no lo secundaran los ministros, los cuadros del PSOE, los tertulianos, los colocados y el gallinero nacionalista o posmarxista (hasta la lánguida y límpida Yolanda defiende al señorito, como una mucamita fiel). Lo demás da igual, por eso la amnistía, el fundraising de Begoña como si fueran los cupcakes de Begoña, los negocietes de la banda del Peugeot como un contrabando de melones, el asalto total al Estado y hasta la mafia basta con porra de desatascador se defienden igual: conspiración, bulo, ultraderecha, fango y lawfare.
El sanchismo intenta convencernos de que su corrupción sólo se podría explicar con la negra conjura de jueces, fiscales, periodistas y políticos, que parece una conjura de costureras o suegras, con mucha paciencia y mucho frufrú. Como si no nos acordáramos del felipismo, de la Gürtel, de los ERE, de las Marbellas que salieron de repente como chiringuitos de espetos. Como si no conociéramos al españolito de pelotazo, mordida, enchufe, carguito, vacile y cabezada. Sí, la corrupción aquí no necesita ninguna conspiración, y que todo sea sólo lo que parece, menos. Más cuando ha sido el propio Sánchez el que se ha ido cogiendo todas las mentiras y anunciándonos todas sus guerras, el que ha ido superando todas las líneas rojas hasta que ya lo creemos capaz de cualquier cosa, hasta de empuñar el desatascador como una sierra mecánica.
Es tan inverosímil la defensa de Sánchez que concluyo que no se está defendiendo, sólo ganando tiempo hasta que el Estado se hunda antes que él, como el cachalote herido que ya parece. Caerá la justicia, o Santos Cerdán, o caerá todo, y estaremos con la siguiente Leire o el siguiente Ábalos, o incluso con el propio Sánchez, que ya no importarán. Sánchez no tiene que defenderse de la verdad, que no le importa ni le alcanza, sólo tiene que conservar sus apoyos, los de sus mantenidos y sus acreedores, aún más aviesos y cínicos que él, y de momento no le faltan. Lo demás es espectáculo, y el espectáculo continuará hasta el fin, el suyo o el del Estado.
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3 Comentarios
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hace 21 minutos
Pues Sánchez no piensa dimitir hasta 2027, pase lo que pase y caiga quien caiga. Ya lo decía el gran IVARS el otro día: «Aunque pillaran a Sánchez esnifando cocaína sobre el cadáver de una prostituta muerta, el tipo aguantaría estoicamente».
Porque dimitir es de cobardes y siempre con el apoyo del PNV al que quedamos todos muy agradecidos. PNV, el pueblo no te olvida.
Comentario del forero ESPUCH hoy en «El Confidencial». Al mismo solo cabe añadir : ¿ DÓNDE HAY QUE FIRMAR, SR. ESPUCH ?.
hace 3 horas
la clave de todo está en su frase:
«Sánchez no tiene que defenderse de la verdad, que no le importa ni le alcanza, sólo tiene que conservar sus apoyos, los de sus mantenidos y sus acreedores, aún más aviesos y cínicos que él, y de momento no le faltan. »
La historia está, todos los votantes sanchistas son acreedores del Sanchismo? reciben algo a cambio de su voto?
o es que no les importa, o mejor aún abogan por una mierda de estado autocrático sin libertades ni contrapesos de ningún tipo, en el que unas elites pueden hacer lo que les de la gana, mientras los votantes pardillos se quedan como morsas al sol mirando musarañas y viviendo una vida de mentira, mediocridad y pobreza ?
hace 5 horas
Sánchez es muchas cosas, para mí casi todas malas, pero es listo como los ratones colorados. Presentiendo que podía pasarle lo que le está pasando, levantó el famoso muro. A su lado, todos esos a los que Ud hace referencia en su artículo, en el otro todos los demás. Por eso, aunque la UCO venga con pruebas de que él, Pedro Sánchez Pérez -Castejón, conociera desde el primer momento todo lo que pasaba a su alrededor y un juez le impute, no pasará absolutamente nada. Esperará al 2027 sabiendo que los que están en su lado del muro no le fallarán. Para volver a decir aquello de !! somos más !!
Es lo que hay.