El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió que llevaría a Estados Unidos a una nueva "era dorada", pero por el momento sus medidas están suponiendo un importante varapalo para la economía del país, y en concreto, de California, donde desde hace una semana se han desencadenado importantes protestas contra las políticas de inmigración del magnate. En la actividad del estado, el golpe de las políticas del presidente es doble: por un lado, porque sus fuertes aranceles han reducido profundamente la actividad en los puertos del estado, y por otro, porque en California uno de cada tres trabajadores no tiene papeles, con lo que están en el punto de mira de los agentes de Inmigración que tratan de deportar a tantos como sea posible.

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En Estados Unidos viven 335 millones de personas y el 14% no ha nacido en el país, es decir, uno de cada siete, con lo que se considera inmigrante -según el censo, un inmigrante es cualquier ciudadano que no ha nacido en Estados Unidos, independientemente de si tiene permiso de residencia o si ha conseguido la nacionalidad-. Y California cuenta con la mayor población de migrantes, con más de 10 millones de personas nacidas fuera. 

Son más del doble que en Texas, con 5,1 millones de personas, el segundo estado con más población extranjera. En proporción, los estados con mayor porcentaje de residentes nacidos en el extranjero son California (27%), Nueva Jersey (24%), Nueva York (23%), Florida (22%) y Nevada (19%).

"La realidad es que la economía de Estados Unidos hoy día es enormemente dependiente de los trabajadores que han nacido en el extranjero, y California sobre todo", ha dicho el economista Nicholar Eberstadt, del American Enterprise Institute, un think tank progresista de Washington, a Los Angeles Times. "En el conjunto del país, uno de cada cinco trabajos están ocupados por alguien que ha nacido fuera. En California, la relación es más bien de 1 a 3".

Las deportaciones no mejorarán el paro entre los nativos

El objetivo de la prometida "mayor deportación de la historia de Estados Unidos" de Donald Trump es mejorar el empleo entre estadounidenses de nacimiento e impulsar el crecimiento económico, pero diferentes estudios han apuntado que, en su lugar, provocaría un retroceso económico y la caída del empleo, algo que no sucedería sin la deportación masiva. A lo largo de los últimos dos años, el nivel de paro en Estados Unidos ha estado por debajo del 3,5%, su menor tasa desde finales de los 60 -en España ahora es del 11%-. En California hay un 5,2% de paro.

En concreto, un análisis del Peterson Institute for International Economics concluyó que si la Administración deporta a 1,3 millones de trabajadores sin papeles en 2028 el PIB estaría 1,2 puntos por debajo del nivel en el que se situaría en ausencia de la medida, mientras que si realmente Trump cumple con su promesa, el PIB en 2028 estaría 7,4 puntos por debajo, lo que implicaría que durante el segundo mandato de Trump EEUU no registraría ningún crecimiento económico a raíz de esta política.

“Trump asume que los empresarios reemplazarán a los trabajadores deportados por nativos, pero los datos muestran que es bastante más complicado que eso”

"La campaña de Trump asume que los empresarios simplemente reemplazarán a los trabajadores deportados por trabajadores nativos, pero los datos históricos muestran que el comportamiento de los empleadores es bastante más complicado que eso. La experiencia con las deportaciones demuestra que los empleadores no lo tienen fácil para reemplazar a dichos trabajadores. En su lugar, responden invirtiendo en tecnologías que dependen menos de la mano de obra para así mantener sus negocios, o simplemente deciden no ampliar su actividad. El resultado neto es menos gente empleada en sectores claves para la economía como los servicios, la agricultura y la industria", dice el estudio de PIIE que firman los investigadores Anjali V. Bhatt, Megan Hogan, Marcus Noland y Warwick J. McKibbin.

"Además, esos inmigrantes no autorizados no solo son trabajadores, también son consumidores. Deportarlos implica una menor demanda de alimentos, de vivienda y de otras necesidades de los hogares. Y ese menor gasto provoca una menor demanda de trabajadores en dichos sectores. Y esa menor demanda de trabajadores en todo tipo de trabajos outweighs la reducción del suministro de trabajadores no autorizados. Al contrario de lo que asume la campaña de Trump, que deportar a trabajadores mejora el empleo a nivel nacional, echar a los inmigrantes reduce los empleos para otros trabajadores estadounidenses", asegura, recordando que además las deportaciones llevarán a que la inflación crezca.

California depende de los migrantes sobre todo en construcción y servicios

Desde 2021 se está produciendo un repunte de llegada de migrantes desde México, Colombia, Ecuador y Perú, pero también desde países como China e India, todos a través de la frontera sur, según estadísticas del Departamento de Seguridad Nacional. En consecuencia, en California viven alrededor de once millones de inmigrantes, alrededor del 28% de la población del estado, convirtiéndolo en el estado en el que viven más inmigrantes de todo el país.

Uno de cada tres trabajadores de California es inmigrante, según datos del centro de estudios California Budget and Policy Center, y eso implica que aumentar exponencialmente las deportaciones podría tener un precio importante para industria de California, que depende de esos trabajadores extranjeros, especialmente tras las dos últimas décadas. Los sectores que más dependen de los inmigrantes son la construcción, los servicios y los cuidados, la sanidad y la agricultura. 

Según datos del censo, los californianos nacidos en el extranjero, tengan permiso de residencia o no, suponen un tercio del total de trabajadores en restaurantes, el 40% de los servicios del hogar y cuidado de menores y el 50% de los camioneros, mientras que en el sector de la limpieza suponen el 60%. Porque los inmigrantes en Estados Unidos, como también sucede en España, están ocupando el hueco que deja la jubilación de la generación del baby boom, la más numerosa de la historia, y que en muchos casos no quieren llenar los jóvenes nacionales, a menudo por aspirar a trabajos menos físicos, más alineados con su formación superior y mejor pagados.

Los inmigrantes están dispuestos a trabajar de cualquier cosa, ya sea conduciendo su propio coche para Uber, en la construcción, la pintura o la fontanería o limpiando hogares, mientras que tanto jóvenes como mayores estadounidenses tratan de apostar por otros empleos, en la medida de lo posible. Por eso para los economistas resulta evidente que las deportaciones de Trump no conseguirán que los parados americanos vuelvan al mercado de trabajo por la salida de los inmigrantes, porque -como también ha pasado en España- en los últimos años ya ha habido millones de vacantes activas a la vez que millones de parados buscaban un empleo, lo que demuestra que los migrantes no quitan trabajo a los nacionales, sino que mayoritariamente ocupan puestos que estos rechazan por diferentes motivos.

Además, esos miles de migrantes están llegado a California en un momento en el que el estado está perdiendo población. Entre 2021 y 2023, la población de estadounidenses mayores de 16 años residentes en California cayó en 625.000, pero el empleo aumentó en 725.000 puestos de trabajo, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU, y la tasa de desempleo tanto de nacionales como de extranjeros cayó en niveles similares. Con esos datos, de nuevo, no parece que los inmigrantes estén quitando los empleos a los nativos-.

Los migrantes que dieron forma a Silicon Valley 

Por otro lado, los inmigrantes han tenido y tienen un papel crucial en la economía de Silicon Valley y las empresas tecnológicas californianas, también entre las más icónicas como Google, Microsoft, EBay, Yahoo, Instagram, Whatsapp y Apple, todas fundadas por migrantes o hijos de migrantes.

Los datos respaldan esa afirmación: más de la mitad de las startups estadounidenses que han sido valoradas en 1.000 millones de dólares (son 87 en total) fueron fundadas por personas de fuera de Estados Unidos, y el 71% ha empleado a inmigrantes en importantes roles ejecutivos, según una investigación del centro de estudios National Foundation for American Policy. Años antes, en 2011, el grupo Partnership for a New American Economy llevó a cabo un estudio que concluyó que más del 40% de las empresas en la lista Fortune 500 fueron fundadas por inmigrantes o hijos de inmigrantes, un porcentaje que subía si solo se tenían en cuenta las fundadas en los últimos años.

La relevancia de los inmigrantes en Silicon Valley llevó a que ya durante el primer mandato de Trump tuvieron lugar manifestaciones en esta zona de California, y también en la tecnológica Seattle, ante la orden del presidente de prohibir la entrada a los inmigrantes procedentes de siete países de mayoría musulmana -este mandato ya ha tomado una decisión parecida-. Los integrantes de las compañías tecnológicas entienden que Silicon Valley existe gracias a que ha dado la bienvenida a personas de todo el mundo, y que es un modelo de negocio a exportar y que no conviene destruir. 

Trump pivota para mitigar el efecto de sus deportaciones

En esa línea, Trump ha dicho este jueves que firmará una orden pronto para hacer frente al efecto de sus deportaciones en sectores como la agricultura y el de los hoteles, que tiran mayormente de mano de obra migrante. "Nuestros grajeros están viéndose gravemente afectados y vamos a tener que hacer algo al respecto… vamos a tener una orden sobre eso muy pronto, creo", dijo en un evento en la Casa Blanca, añadiendo que también afectaría al sector de los hoteles, pero sin precisar qué cambios supondrá ni cuándo entrará en efecto. El sector de la ganadería y la agricultura lleva tiempo pidiendo al presidente que los exima de las deportaciones masivas, porque podrían tener un importante efecto en la cadena de suministro y el precio de los alimentos, que el presidente ha prometido proteger.

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