"Ahora mismo abrir un bar nuevo no se le ocurre a nadie. La mayoría son traspasos. Y lo que abren son restaurantes con mucho dinero para que los trabaje otro". Es el análisis de Jorge, el dueño del Bar Crespo, uno de los locales con más solera entre las callejuelas del barrio de Berruguete, en el madrileño distrito de Tetuán. Lleva varias décadas detrás de la barra, desde que cogió junto a su hermano las riendas de un negocio que abrieron sus padres hace otras tantas décadas.

Su relato sirve como ejemplo de uno de tantos supervivientes a la ola de cierres de bares de toda la vida. Ahora, cuando llega la jubilación de los propietarios, en muchas ocasiones la continuidad del negocio está condenada. La estadística oficial señala un paulatino declive de estos locales que levantan temprano la persiana para servir los primeros cafés de la mañana y la bajan bien entrada la noche, cuando los clientes apuran los últimos tragos.

"Están cerrando bares, pequeños establecimientos con muy poca superficie y poca capacidad de facturación, en las periferias y los barrios", confirma el secretario general de la patronal Hostelería de España, Emilio Gallego. Por contra, detalla, "abren restaurantes de mayor tamaño medio, más volumen de empleo y más facturación, con modelos más profesionalizados que tienen capacidades como la organización para la conciliación".

España siempre ha presumido de que es uno de los países con más bares por habitante. En casi cualquier manzana de todos los barrios del país hay un pequeño establecimiento donde tomar un café, un vino o una cerveza. Pero en la última década, nuestro país ha perdido 29.300 de estos locales.

En 2012 había 197.391 bares en funcionamiento, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Tras un lento declive durante años, la pandemia no solo dejó a muchos negocios con el agua al cuello, sino que asestó un golpe definitivo a otros tantos. Si en 2020 había 182.595 activos, en enero de 2023 la cifra había caído hasta los 168.065. En total, 14.500 establecimientos menos en solo tres años.

Y la sangría de cierres no tiene visos de frenarse. "Por la evolución del tipo de consumo de los clientes, la tendencia va a seguir manteniéndose algunos años más", adelanta Gallego. Además, el proceso también "tiene que ver mucho con el carácter vegetativo de ese empresario autónomo que, cuando se jubila, no encuentra a quién dar el traspaso", añade.

En el Bar Crespo comentan las preocupaciones que acucian a tantos hosteleros españoles, quienes ven cómo los gastos son cada vez mayores sin que crezcan a la par los ingresos; la luz, el agua, la gestoría, el alquiler, los proveedores, las cuotas de autónomos, los impuestos y un largo etcétera que en una medida u otra, intentan trasladar a los precios.

"Funcionamos por tradición y a base de horas"

Pero en este tipo específico de locales, con una clientela fiel y muy asidua, cualquier variación de pocos céntimos se mira con lupa. Y los locales más pequeños y 'escondidos' tampoco se pueden permitir cobrar lo que establecimientos situados en arterias comerciales de mayor tránsito. "Antes se ganaba dinero. Ahora, algunos funcionamos por tradición y a base de horas", confiesa Jorge.

El subsector de los bares es el más numeroso dentro de la restauración, aunque en los últimos años ha perdido peso relativo. Al principios de 2022 suponía el 55,2% del sector hostelero y es el que presenta mayor heterogeneidad. Pero es también la única rama de actividad que no ha recuperado los datos previos a la crisis sanitaria (-3,7%).

De momento, España cuenta ahora con uno de los niveles de restaurantes y cafeterías más elevados de la historia. En 2022 llegó a haber 83.879, frente a los 73.023 de hace exactamente una década. El dato más actualizado, de 2023, se queda en 82.928 establecimientos.

Según la patronal, el cambio de tendencia tiene que ver también con el valor que dan cada vez más los clientes a la experiencia diferencial que ofrecen los locales de restauración.

"La reconfiguración de la oferta es constante en todo lo que tiene que ver con la experiencia. Lo que quieren los clientes es sentirse en un espacio y ver un producto absolutamente diferencial", abunda Gallego. Y un peso importante tiene todo lo relativo a las redes sociales y el hecho de poder publicar contenido sobre esa experiencia.

Respecto a las perspectivas para el nuevo año, la patronal que preside José Luis Izuel espera cerrar 2023 con un crecimiento de entre el 5 y el 10% de la facturación y cree que en 2024 habrá una moderación de sus resultados que no les permitirá crecer más allá del 4%.

A nivel laboral, la hostelería en su conjunto refleja un récord en datos de empleo, con el pico máximo en julio y agosto superior a 1,9 millones de trabajadores. Pero de nuevo, los bares más pequeños encuentran serias dificultades para contratar a un empleado. "Es casi imposible, porque te obliga a subir los precios o a dar comidas para sacar dinero. Y para eso se necesita todavía a más gente", concluye.