Un mes después de registrar en el Congreso de los Diputados su Iniciativa Popular Legislativa contra las 'leyes de género' impulsadas por el Ministerio de Igualdad, la exdiputada de Vox Macarena Olona vuelve a la escena pública. Lo hace este domingo por la noche de la mano de Jordi Évole con una entrevista en La Sexta que, según ha adelantado el propio periodista, provocará "reacciones dentro de Vox". Y es que entre las cuestiones que se abordarán, están la financiación del partido, los roces con la cúpula y los comportamientos internos. Olona concede su primera entrevista en televisión en este año con un discurso pulido, de corte conservador, pero con la intención de diferenciarse de Vox atrayendo al público femenino que no se ve reflejado -ocho de cada diez son hombres- en los discursos de Santiago Abascal y los suyos. Un reto complicado sobre el que Olona parece querer ir abonando el terreno para vincular potenciales y futuros votantes de querer dar el paso electoral. Para abrir un espacio entre PP y Vox, un reto, eso sí, complicado.

Olona abandonó Vox a finales de julio, después de no conseguir movilizar el voto y condicionar el gobierno del Partido Popular. Nunca quiso ir a Andalucía como candidata 'paracaidista', pero 'Santi' -como ella se refiere a Abascal- lo demandó. Ella, por su papel de "soldado", aceptó, y a su alrededor empezó a engrasarse una maquinaria electoral en la que siquiera puedo participar, según ha denunciado en varias ocasiones. Derrotada, y sin ya opciones de volver a su escaño y sus funciones de portavoz adjunta de Iván Espinosa de los Monteros, empezó a pedir concesiones que equilibraran su valor con una posición adecuada. Tal y como publicó El Independiente, Olona habría pedido ser elegida senadora autonómica y compatibilizar las funciones con las de portavoz regional. También un puesto en el Comité Ejecutivo Nacional. Pero el secretario general, por entonces Javier Ortega Smith, la disuadió y amenazó con dejarla caer al ostracismo si no asumía su rol y tenía paciencia.

A la incomodidad, se le sumó una afección que facilitó su salida. Olona anunció que abandonaba la política días después de conformarse el parlamento por motivos de salud. Lo comunicó Vox a través de sus redes sociales con un escrito y una foto: Abascal y ella, frente a frente, sonrisas y una brecha política insalvable por la rotura de confianza. Por un lado, de estima electoral, al no haber visto cubiertas Abascal las expectativas. Por el otro, Olona no se sentía valorada. Y tan solo un mes más tarde, el intento de volver a acercarse a la dirección, no fue correspondido. Se instó a la paciencia y al paso del tiempo para una decisión futura, que no llegó. Respondió no rechazando la línea ideológica del partido, pero sí destacando irregularidades internas: en financiación, y en democracia y relación con los territorios, en un ataque frontal contra Ortega Smith, que ha destacado por su férreo control interno.

Vox muestra un rechazo total a Olona: creen que solo busca llamar la atención porque no sabe vivir fuera de la política

Vox separó su camino definitivamente de su excandidata y Abascal, pese a aventurar más cambios próximos -que no han llegado- cambió a Ortega Smith del rol de secretario general al de vicepresidente. Igualmente, se apartó a Tomás Fernández de la vicesecretaría de Organización. En su suplencia puso al líder catalán Ignacio Garriga. Y pese a que pudo entenderse como un gesto para apartarlo, lo cierto es que reforzó el ala más dura del partido. Ortega Smith sigue en la cúspide del aparato y su acceso a la vicepresidencia descolgó a mero vocal a Víctor González, hasta entonces con esas competencias enfocadas a lo económico. Y junto a Garriga y el vicepresidente Jorge Buxadé refuerzan el sector más ultracatólico y extremo de la formación. Abascal, lejos de esa faceta, ejerce de contrapeso.

Desde entonces, a finales de octubre, el estado de las relaciones entre Olona y Vox son inexistente, y fuentes del partido apuntan a que dentro de la formación ultraconservadora "hay un rechazo total" a su persona. No obstante, si bien ella sí admite que no ha vuelto a conversar con Abascal o la primera línea de la cúpula nacional de Bambú desde que saliera en agosto, sí recalca que conversa con integrantes de menor rango. Las mismas fuentes, preguntadas por la opinión que les genera Olona y la nueva versión 'abierta' e incluso, como ella misma define de 'feminista', creen que "se ha vuelto loca". "Solo busca llamar la atención" porque "no sabe vivir fuera de la política", algo que se vincula, incluso con el secretario general de Podemos y exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias.

Ruptura con los ejes del discurso de Vox

El momento culmen de esa estrategia 'feminista' llegó frente a las escalinatas del Congreso de los Diputados el 20 de enero, antes de tramitar la IPL anunciada en la presentación de su Fundación Igualdad Iberoamericana. Allí, rodeada de periodistas, pidió disculpas. "Lamento profundamente haber dado un discurso contra la violencia de género (...) y que se haya podido utilizar por quienes viven en una caverna y son negacionistas de la violencia machista", dijo. Ello, revolucionó aún más a unos seguidores que la desplazaban ideológicamente a la izquierda y se arrepentían de haber depositado su confianza en ella. Anteriormente, Olona ya venía hablando de "los negacionistas de la violencia machista y el maltrato de las mujeres".

Ahora bien, hay que matizar que para la alicantina, violencia de género y machista no son conceptos similares. Para ella, lo primero no existe, lo segundo sí. Es decir, entiende que hay violencia del hombre hacia la mujer -y de un hombre a otro hombre- que se da en determinadas ocasiones, pero rechaza que ello sea propio del género, porque con ello se criminalizaría a todos los hombres por el hecho de serlos. Igualmente denuncia la violencia homófoba y reivindica la visibilidad del colectivo trans. Es más, como abogada del Estado, aplaudió que este mes de febrero que se fuese a pronunciar el Tribunal Constitucional sobre el recurso a la ley de plazos del aborto presentado por el PP, que se ha rechazado. "Las mujeres dejaremos de ser utilizadas como saco de boxeo ideológico de los políticos. Una gran noticia después de trece años", aseguró. Todo, en un contexto en el que Abascal y los suyos rechazan la legislación vigente.

Entre el viraje de posicionamiento de la exparlamentaria, se ve una faceta dirigida hacia el consenso y alejada de las trincheras. Todo, pese a ser una de las principales voces que, antaño, agitaron y confrontaron con dureza la izquierda. Una dureza que, en sí, ha sido la que le ha dado el reconocimiento social con el que hoy cuenta. Incluso, acusó al Gobierno en esta legislatura de "prostituir" las Cortes. Ahora, entre otros gestos, ha salido en defensa de la vicepresidenta Yolanda Díaz, a quién reconoce que "cada miércoles era un reto enfrentarme a ella".

Entre las preguntas que afronta hoy Olona está el choque con Ortega Smith, la valoración de las corrientes internas que ella considera que controlan el partido, si cree que hay "comportamientos mafiosos" en la organización o si se plantea retornar a la política. Olona concederá una de sus entrevistas más extensas en televisión, ello cuando el partido afronta uno de sus procesos más importantes de cara a las elecciones de mayo: conseguir un candidato neutral que encabece su moción de censura al Gobierno, y con la que coger músculo frente al PP.

En uno de los cortes de la entrevista, Olona afirma: "Si alguien en Vox tiene la impresión de que no se puede salir del partido del macho alfa sin pedir permiso ni autorización, conmigo se ha equivocado profundamente, se ha equivocado de cojones".