Nueva convocatoria de elecciones generales. Una apertura de urnas que destacará por ser anticipada, cuando se preveían para diciembre, y por producirse a finales de julio, con temperaturas altas y con el día 23 incluido por muchos españoles en su calendario vacacional. Ese es el caso de Roberto, uno de los casi 37 millones de electores llamados a ejercer el derecho al voto, quien en esa fecha, y salvo que no sea seleccionado para integrar una mesa electoral, tiene pensado ir de viaje al extranjero junto a unos amigos. Y es que, según recogen datos del Instituto de Turismo, en ese mismo periodo del año pasado se produjeron en torno a veinte millones de desplazamientos. De ahí el recurso del voto por correo, que ya contó con protagonismo en el último ciclo de comicios municipales y autonómicos por los casos de compra de papeletas en Melilla así como en otras pequeñas poblaciones nacionales como Mojácar.

En esta campaña de voto por correo iniciada el 31 de mayo, y que aún sigue abierta, se han superado los 1,65 millones de solicitudes, un dato record y que augura una participación histórica a través de este mecanismo electoral en toda la democracia. Mientras que la Moncloa avala estos datos, así como organismos como Comisiones Obreras, hay otras entidades demoscópicas como GAD3 que apuntan, para este medio, que el límite estará en algo más de dos millones, y desde el PP, en declaraciones de su vicesecretario de Coordinación Local y Autonómica Pedro Rollán, que esperan hasta 2,5 millones de votos totales por esta vía. El sindicato CSIF valida esta estimación apuntando a ella de manera individualizada.

Independientemente de las percepciones, los datos previos analizados por Correos han supuesto un despliegue "sin precedentes" y destinando "todos los recursos necesarios". Entre ello, un implemento de profesionales de entre diez y doce mil trabajadores. Hay un ritmo medio de solicitudes de 100.000 al día. Con un límite de hasta el 13 de julio, la cifra total puede alcanzar los tres millones. Posteriormente, estas solicitudes deben ser validadas por Correos, pero, como ejemplo, el 28-M fueron aprobadas el 91% del total. Lo que está claro es que este porcentaje será decisivo, dado que decidiría más del 10% de voto con una participación similar a las anteriores elecciones, con más de 24 millones.

El máximo histórico de las catorce convocatorias nacionales previas, data de 2016, cuando se celebró, además, la primera repetición de comicios de la democracia. Una de las coincidencias básicas de esa y la actual convocatoria, es que se produjo en verano dado el plazo de 54 días establecido tras una disolución de Cortes protagonizada por el Rey el 5 de mayo. Entonces, 1.460.131 ciudadanos votaron a través de Correos. Ganó Rajoy, quien defendía gobierno, y fue investido para gestionar en mayoría simple por Ciudadanos previo acuerdo programático. La propia repetición desmovilizó entonces a la izquierda, incrementó en más de un millón la abstención, y priorizó el 'voto útil' a la derecha para el PP. Se desconoce cómo influyo en el resultado el voto por correo. Pero, ¿cómo se proyecta de cara a este 23-J?

¿El voto por correo está sesgado?

En conversaciones con El Independiente, la profesora titular de Sociología Aplicada de la Universidad Europea de Madrid, Rebeca Cordero, afirma que es difícil abordar esta cuestión y relaciona el incremento de las peticiones a las fechas veraniegas. Aunque sí determina que hay dos tendencias en torno al voto que pueden afectar al 'por correo'. Una más conservadora y otra más progresista. Respecto a la primera, Cordero señala que de por sí "hay un voto de derecha muy movilizado" frente a una izquierda que "casi siempre se tiene que motivar". Cotidianamente "tiende a votar en bloque", algo que también se refleja en este tipo de sufragio. "El votante de derecha, con segundas residencias [vacacionales], habitualmente cuando finalizan los colegios y tiene teletrabajo, se va para allá".

Por otro lado, la tendencia "quizá más progresista" la atribuye a un "voto internacional", de "gente fuera de España que normalmente queda en la abstención (...) porque no es su contexto habitual". Lo achaca Cordero a un perfil migrante "joven, preparado, altamente formado y que no ha encontrado los privilegios de los países de acogida" en España. Éste, indica, "puede verse animado a votar" hacia tendencias más progresistas "para mantener derechos concretos o en vistas a un deseo de retorno". Ahora bien, la socióloga y doctora en Comunicación advierte que hay heterogeneidad, y que "claro que hay gente de izquierdas que se va de vacaciones" y han optado por el voto por correo. La duda queda fijada en si esta "un porcentaje tan significativo". A lo que puede añadirse que, dada esa desmovilización natural de la izquierda, se puede tender a decidir el voto en las últimas jornadas, al cierre de la campaña del voto por correo.

Al margen del voto por correo, Cordero vislumbra que en estas elecciones va a haber una mayor participación que fija "en bruto" en un 74-76%, aunque "vamos a ver más que nunca la segmentación de España" en dos polos políticos. "Las encuestas están cambiando, también las internas" de los partidos, señala al calor de las últimas mediciones publicadas, que en general, aunque mantienen la distancia entre PP y PSOE, dan cierta mejora a los socialistas y refuerzan a Sumar con datos cercanos al registro anterior de Unidas Podemos [cree que pueden recoger voto de izquierdas que transitaba a la abstención]. Además, la coincidencia con fechas como la actual del Orgullo LGTBI+ puede "significar la movilización de nuevos jóvenes con derecho a voto" que vean peligrar la conquista de derechos como ha pasado en Italia por el avance de formaciones muy conservadoras como Fratelli d'Italia y Meloni. Cordero destaca "la singularidad del momento y una serie de elementos conectados" que no podían percibirse hace unos meses.

Hay un ritmo medio de solicitudes de 100.000 al día. Con un límite de hasta el 13 de julio, la cifra total puede alcanzar los tres millones"

Frente a esta línea marcada por la titular de la Universidad Europea de Madrid, fuentes consultadas del sector del asesoramiento político, que solicitan mantener el anonimato por estar en activo en este momento, rebajan esa demarcación. "No hay datos que lo confirmen", dicen en referencia a una inclinación a la derecha o a la izquierda. Y apuntan: si se cruzan las cifras de solicitud de voto por circunscripciones y se cruzan con los resultados anteriores, como la muestra de mayo, "se pueden intuir por dónde van los tiros".

¿Impulsa la participación?

Las mismas fuentes también abordan lo relativo a si el voto por correo, que apunta a ese máximo de algo más de tres millones de solicitudes, puede provocar que haya un incremento de la participación. La tesis sostenida es que este voto ya pre adelantado es "comprometido", de gente que "nunca iba a fallar" a las urnas. Una "participación segura que no quiere perder la opción de votar". Sin embargo, en alusión a la "situación extraordinaria" por la época estival [que todos los expertos consultados recalcan] y respecto a esa movilización tradicional de la derecha mencionada, se hace hincapié en que el voto por correo requiere "un esfuerzo extra" que no todo el mundo está dispuesto a asumir. Incluso, por poner un ejemplo, una parte importante de ese votante confirmado como "anti-sanchista", dicen, puede terminar priorizando otras actividades y optando por 'olvidarse' acudir a las urnas. "Solo hay una pregunta, que es a qué bloque esta comprometido ese voto", añaden.

Sobre este aspecto se posiciona también, previa consulta, el politólogo y analista Eduardo Bayón. Menciona que el incremento exponencial de solicitudes al que estamos atendiendo puede deberse, y ligado a ese periodo vacacional, por "el ruido en relación a la fecha" y "no tanto con la participación en sí". "En una situación normal sí se podría esperar este aumento, pero aún es pronto para aventurarlo", asegura. Sí destaca que, de subir la participación general, tanto telemática como presencial, hay dos enfoques posibles: "a un cambio de gobierno" por alta movilización de la derecha, "o competitividad" por la movilización de los dos polos. "Hay que ir con prudencia, aún es bastante pronto", sentencia Bayón.