El cara a cara en Atresmedia contra Alberto Núñez Feijóo hirió al PSOE. Desinfló las expectativas de remontada que había ido calentando durante la precampaña. Pero ya queda una semana hasta las generales del 23 de julio y el partido, y su líder y candidato, saben que necesitan reponerse del golpe. Volver a coger tono. Creer que nada está sentenciado y que todo está abierto. Que cabe una victoria "contra todo pronóstico".

Pedro Sánchez llamó este sábado a los suyos a interiorizar ese mensaje, a pensar que el triunfo es posible. Lo hizo desde Valencia, la joya de la corona que los socialistas custodiaban hasta el 28-M pero que las urnas concedieron a las derechas, que rápidamente tejieron un acuerdo de coalición. Lo hizo ante unas 2.200 personas, según Ferraz, en un mitin de menor formato que en las autonómicas y municipales , pero que le acogió con calidez y le aplaudía insistentemente al grito de "¡presidente, presidente!".

El líder socialista apeló a su propia biografía personal, a su Manual de resistencia, para indicar a sus bases que el único camino es pelear hasta el final. Como él mismo hizo. "Ganamos dos primarias en dos ocasiones contra todo pronóstico. Ganamos una moción de censura para expulsar la corrupción contra todo pronóstico. Ganamos dos elecciones en 2019 para que hubiera progreso en España contra todo pronóstico. ¿Sabéis lo que va a pasar? ¡Que vamos a ganar las elecciones contra todo pronóstico!".

Sánchez recuperó su discurso combativo y apretó el botón del ánimo que el auditorio necesitaba. Recurriendo a su trayectoria vital, la del dirigente hecho a sí mismo capaz de sobreponerse ante la adversidad. En 2014 ganó sus primeras primarias, pero ayudado por los aparatos regionales, y en 2017 venció —ahí sí, contra pronóstico— teniéndolos a prácticamente todos ellos y al establishment del partido en contra. En 2018 conquistó la Moncloa gracias a una moción de censura inesperadamente exitosa, pero un año más tarde su triunfo en las urnas sí estaba más claro.

En cualquier caso, lo que estaba haciendo Sánchez es recordar a los suyos que deben seguir su ejemplo y resistir. Repetir su gesta. Ganar no solo por ellos mismos y por el PSOE, sino para que haya "cultura libre", por los derechos de los trabajadores, por la "dignidad" de los jubilados, por la lucha contra la emergencia climática, por los jóvenes, por las mujeres.

Precisamente el acto de este sábado en Valencia estaba dirigido sobre todo a ellas. El ya expresident Ximo Puig subrayaba que es "intolerable, indecente, inhumano" que no se reconozca la violencia machista, como ha sucedido en la Comunidad Valenciana, donde el pacto de PP y Vox habla de violencia "intrafamiliar" porque la ultraderecha directamente niega la violencia de género. La ministra de Ciencia, Diana Morant, cabeza de cartel por Valencia en las generales, advirtió de que las vidas de las mujeres "no son derogables" y recordó el ejemplo de una ministra "transgresora", feminista y pionera, la ya fallecida Carmen Alborch.

Y Sánchez hizo un llamamiento a todas ellas "frente a la coalición contra las mujeres" de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. "¡Aquí está el partido de las mujeres! ¡Pido el voto de todas las mujeres para seguir avanzando cuatro años más! ¡Todas a votar el próximo 23 de julio al PSOE!". La apelación a las mujeres en modo alguno es gratuita. El PSOE es el partido históricamente más feminizado. Ellas han nutrido más las urnas de papeletas. Según el barómetro de julio del CIS, el 27,1% de las mujeres (frente al 19,3% de los hombres) tenía previsto apostar por Sánchez en las generales.

"Pacta con un partido machista"

El presidente por eso recordó que "todos los avances" feministas han venido "de la mano del PSOE". Desde la ley de aborto a la de igualdad, o la de retribución salarial, o la de violencia de género o la de paridad, que sin embargo decayó por la convocatoria anticipada de las generales. Todas esas leyes, remarcó, "han contado con el voto en contra del PP y un recurso ante el Tribunal Constitucional", y ahora la formación de Feijóo "pacta con un partido machista", y eso "tiene consecuencias", como la eliminación de puntos de atención a las mujeres víctimas de violencia o que la presidenta de Les Cortes Valencianes, Llanos Massó, se aparte de la foto de repulsa y condena del último atentado machista, como ocurrió esta misma semana.

El presidente hizo un repaso más amplio de su gestión en esta legislatura. Presumió de las conquistas completadas. "Lo hemos hecho bien, y hay que estar orgullosos de lo bien hecho, pese a los errores que hayamos cometido", dijo. "Se escoja la bola que se quiera", como en las oposiciones, el examen estaría aprobado, había completado minutos antes Puig. También el Ejecutivo ha aprobado, siguió el líder socialista, en regeneración democrática y "ejemplaridad", porque hace cinco años estaba en la Moncloa un presidente, Mariano Rajoy, que mandaba mensajes de ánimo a "auténticos malhechores" —al extesorero del PP Luis Bárcenas—, y ahora lidera España un Gabinete "intachable, limpio". También Sánchez se enorgulleció de la política en Cataluña: "Estamos uniendo España", porque ahora en todo el territorio "se cumple la Constitución", cuando en 2017 el Parlament declaró unilateralmente la independencia.

También el mensaje de Puig y de Sánchez se coordinó en otra cuestión clave: la movilización. No solo de los votantes socialistas tradicionales, sino de los que no acudieron a las urnas el 28-M. "Una abstención es un retroceso como votar a PP y Vox. Hay que ir a votar e ir a votar al PSOE. No se puede quedar ni un voto en casa. ¡Un día a votar y cuatro años más de avances en nuestro país!", clamó. El expresident recordó que la diferencia entre los dos bloques en las autonómicas fue de apenas 30.000 votos. "Les pido a los que no votaron que voten, por favor, que voten, que saben lo que pasa", imploró Puig, porque ya se ha comprobado qué ocurre, que PP y Vox se unen e instalan una agenda de retrocesos.

Sánchez sigue agitando el miedo a la coalición de Feijóo y Abascal, pero el expresident, en la línea ayer de José Luis Rodríguez Zapatero, remarcó que el objetivo a batir ha de ser el PP. "La Escopeta Nacional a la que nos quieren llevar no está dirigida por los subalternos, está dirigida por el PP y el problema de los valencianos no es ya Vox, es el Partido Popular", resaltó. El giro es evidente. Y es que en el partido hay quienes creen que el discurso del candidato ha de girar para concentrarse en el PP.