Descartadas las opciones de Gobierno, al menos inmediatas al fracasar la investidura de Alberto Núñez Feijóo, el PP se dispone a afrontar unos meses de alta confrontación política. Tanto si el presidente del Gobierno en funciones y candidato socialista, Pedro Sánchez, consigue su reelección vía ley de amnistía a ERC y Junts, como si España acude nuevamente a elecciones. Aunque el PP prefiere estas segunda opción, como senda para un segundo intento de acceso al poder, los populares ya preparan un perfil de oposición dura -en ello compite también Vox con Génova y frente al PSOE-. Las declaraciones entre sus filas y la acción de partido habla por sí mismo. Y para llegar bien preparado, Feijóo considera clave realizar cambios y ajustes pendientes en la estructura orgánica con la que llegó a la presidencia del PP. Las prisas para que Francina Armengol fije una fecha de investidura de Sánchez también van orientadas a saber el margen con el que cuenta el popular, que al menos puede extenderse hasta noviembre.

El principal 'problema', cuya resolución ha ido aplazando Feijóo desde el año pasado, es el devenir de la secretaria general y portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra. Lo primordial eran las elecciones locales y autonómicas, que han vuelto a otorgar máximos de poder al partido. Ahora, con el horizonte algo más claro y ante la posibilidad de que el PP se asiente en la oposición nuevamente, Feijóo ha abierto el melón. La idea es que la riojana, que ha cumplido las expectativas -hay quien comenta que ha recibido clases de oratoria estos meses-, permanezca como número 'dos' en Génova, cargo que se le asignó, como un acto de confianza, previo paso como coordinadora general en la transición desde la salida de Pablo Casado hasta el XX Congreso extraordinario de Sevilla de abril de 2022.

Por lo tanto, es la portavocía en la cámara baja la que apunta a reformulación. Porque internamente se considera que gestionar ambas funciones es una losa agotadora y hay que centrarse en unas solas competencias. Además, ahora con Feijóo con acta de diputado, la visibilidad de este representante será menor en plenos relevantes. Hay pocos candidatos que cuenten con un perfil llamativo del gusto del gallego. Carlos Rojas, segundo de Gamarra, tiene la confianza del grupo, pero es el diputado por Madrid y político vasco Borja Sémper quien causa más agrado a Feijóo y apunta para la sucesión.

Fue uno de sus fichajes 'estrella' y ya ha hecho pinitos como portavoz nacional desde el inicio del curso político: ha salido a más ruedas de prensa en la sede nacional que Gamarra o Elías Bendodo, el coordinador general. También fue el elegido para protagonizar el debate de lenguas cooficiales en el Parlamento, el primer debate de la XV Legislatura. No sin críticas por el empleo del euskera abiertamente pese a no querer hacer "el canelo", aunque contó con el beneplácito de Feijóo como apuntó este diario.

Tanto Sémper como Gamarra, si continúa, serían buenos portavoces. La elección dependerá del perfil que se pretenda potenciar"

Fuentes parlamentarias ven viable el movimiento en favor de Sémper y "bastante acertado". "Tanto él como si siguiera Gamarra serían buenos portavoces, pero es mejor que una persona no individualice varios cargos", dicen refiriéndose a la dualidad de la exalcaldesa de La Rioja. "La elección del portavoz dependerá también del perfil que pretenda potenciar el partido en esta nueva legislatura", aventuran. Feijóo, con Sémper, quiere visibilizar esa faceta moderada de la que ha hecho gala hasta el momento. Para contrarrestar la dureza de otras voces como Cayetana Álvarez de Toledo, en la cámara, o a Isabel Díaz Ayuso en Madrid, que van más enfocados a ganar terreno a Vox. Competencia directa en la etapa de oposición contra Sánchez y su posible renovado Gobierno.

Desde la propia dirección nacional hay distintas opiniones. Integrantes de la corriente más conservadora de las filas populares, alertan de que "el puesto de portavoz es capital y hay que tener claro el fondo y la forma". En el caso de elegirse a Sémper, creen que "representa una forma muy personal y autocomplaciente, que puede ser del gusto de Feijóo". Y añaden: "su deriva socialdemócrata se hará patente de modo indudable". Otros más próximos a Feijóo indican desconocer qué decisiones está planteando, lo que limita la actuación del gallego a su círculo más íntimo de tres o cuatro personas.

Barones autonómicos consultados por El Independiente, niegan opinar sobre estos cambios de futuro, y aceptarán la decisión que Feijóo acabe tomando. Tampoco se pronuncian sobre las difusas competencias entre Bendodo y Miguel Tellado, algo que les afecta más de cerca a nivel territorial, tal y como señalan fuentes regionales a este medio.

La tricefalia de Génova: otro quebradero de cabeza

Una de las novedades introducidas por Feijóo a su llegada a la presidencia del PP, al menos respecto a la dirección de Casado, fue la recuperación del cargo de coordinador general -Fernando Martínez Maíllo, con Rajoy fue el último hasta 2018-; un número 'tres' que actuase como enlace entre Gamarra y el resto de vicesecretarios, y como puesto para llevar las riendas del partido cuando se gobierna. Bendodo fue el designado para ello. El problema es que se ha constituido una tricefalia durante este último año: aparte de las funciones de Gamarra y Bendodo, que se complementan, está la figura de Tellado, mano derecha de Feijóo traído desde el PP de Galicia, y que actúa como coordinador territorial desde su puesto de vicesecretario de Organización. Un ejemplo de solapamiento de competencias fue la actuación en el desarrollo de los congresos regionales

Los congresos, a excepción aún del de Asturias, País Vasco, La Rioja y Cataluña, han sido desarrollados desde Génova por él y por Bendodo, como ejemplo de solapamiento de competencias. Aunque fuentes del partido hablaban de complementación. Territorialmente se pide perfilar a qué se encarga concretamente cada uno. "Hay coordinadores por todas las direcciones provinciales, incluso dos en algunas. Pero no acabo de entender bien su función. Si hay que tener gente en la dirección, en lugar de competencias vacías, que sean una especie de vocales", añaden a nivel provincial.

Fuentes muy próximas a Bendodo y Tellado, y de la primera línea, ejerciendo una actitud diplomática, no creen que "haya mucho problema en las competencias" entre los ya exsenadores andaluz y gallego. "Se coordinan bien y avanzan en los temas", recalcan. Hay quien desde los círculos cercanos al líder andaluz Moreno Bonilla apelan a un ligero descontento de éste, ya que admite que Bendodo a veces tarda más en enterarse de algunas decisiones de Feijóo y Tellado, lo que implica despistes, por ejemplo, en comparecencias públicas. Aunque ambos se mantendrían en el mismo sitio tras la reformulación del organigrama. Aunque hay nervios a nivel general por que algunas decisiones pasen factura o hagan perder valor a otras figuras internas.

Bendodo y Tellado representan el equilibrio de Andalucía y Galicia en el PP"

Pero en las capas inferiores de la dirección nacional, marcan el contrapunto a esa complementación mencionada. Aunque cuestionan más la fórmula. "La bicefalia ha sido y es producto de un duopolio formado por el PP de Galicia y el PP de Andalucía, que está copando los puestos de responsabilidad más importantes", explican fuentes populares. Continúan lamentando que "en ocasiones la estrategia del partido parece diseñada por una federación de barones bajo el mando de quienes aparentemente pactaron tomar el control del partido". La solución, para las mismas fuentes, pasa por "superar el equilibrio asimétrico y pensar en un PP más integral y sin tanta ascendencia territorial". Por el momento, eso, con el peso de Moreno Bonilla, con Ayuso ya con su primera mayoría absoluta y teniendo en cuenta que pronto otros barones como Carlos Mazón empezarán a exigir más visibilidad para el PP valenciano, parece complicado de resolver.

Fúnez, Pons y la mayoría en el Senado

Entre el resto de acciones que tiene que emprender Feijóo está el replanteamiento del tamaño del organigrama, más centrado en acción o propuesta de gobierno que de oposición. Se antoja importante tener rostros reconocidos, capaces de plantear y hacer calar bien el mensaje. Aunque no se espera un movimiento profundo hasta que no se certifique que no hay repetición de comicios. Hay tres situaciones que necesitan especial mención:

La primera es el papel de Carmen Fúnez, la vicesecretaria de Política Social y Reto Demográfico. Es una apuesta pujante clara de Feijóo, de corte sorayista, con experiencia en el Senado durante más de una década y procedente del PP de Castilla-La Mancha, donde ha ocupado varios cargos orgánicos. También en Madrid. Siempre con una actitud discreta por delante. En un comienzo, fue encargada para la Acción Electoral del partido junto al exministro Íñigo de la Serna, pero la baja de Alfonso Suárez Illana en el Congreso, y por tanto de la Mesa de la cámara, hicieron que su paisana Carmen Navarro Lacoba pasase al órgano parlamentario -refrendada en él tras las últimas elecciones- y a dirigir Estudios, y Fúnez asumiera su labor como vicesecretaria. No ha concurrido en ninguna lista en este ciclo electoral, lo que deja dos caminos posibles.

El primero, es que gane más peso interno como ha hecho hasta la fecha asumiendo otras competencias nuevas. Y el segundo, que parece quedar descartado, es que Feijóo la catapulte a Castilla-La Mancha como sucesora favorita a Paco Núñez para la renovación del liderazgo. Esta segunda opción apunta a descartable, dado que Génova brinda confianza al barón manchego. Por otro lado, el papel de Esteban González Pons ha quedado tocado en este inicio de curso, especialmente por la ambigüedad generada con el acercamiento a Junts. Su futuro también es una incógnita.

Por su parte, queda en el aire el nombre de la persona que ocupará la vicesecretaría de Coordinación Local y Autonómica, que todavía dirige Pedro Rollán, ahora presidente del Senado. Por lógica, y para compensar el poder territorial de Madrid, Feijóo debería contar con alguien recomendado por Ayuso. Con Javier Maroto fuera de la portavocía del Senado -ahora en la Mesa- y por tanto del Comité de Dirección, la elección de un sustituto es otra de las obligaciones de Feijóo. Por el momento, Javier Arenas, histórico del PP, desempeñará esa función, y se apunta que Feijóo podría optar por una mujer. Con presidente, secretaria general, coordinador general, vicesecretarios y portavoces, hay un desequilibrio de tres mujeres por ocho hombres.