"Somos un partido de Estado". En el equipo más directo de Pedro Sánchez lo recuerdan en privado y también quieren que no se olvide en la opinión pública. Justo ahora que se acercan semanas con una tensión creciente por el posible acuerdo respecto a la futura ley de amnistía y cuando coinciden varios actos institucionales que implican a la Corona y del máximo rango: el primero, la Fiesta Nacional, este jueves, 12 de octubre, y la jura de la princesa de Asturias, el martes 31, el día en que cumplirá 18 años.

Los socialistas asumen que vienen semanas difíciles, en las que no hay información acerca de las negociaciones de investidura y en las que aún no ha desplegado toda su batería argumental a favor de la necesidad de poner punto final al procés, "superando" las "consecuencias judiciales". Y por la derecha, que no quiere ceder ni un milímetro en un terreno que sabe divisivo incluso para los electores más templados del PSOE, sigue echando leña a la caldera y no descarta más iniciativas. No se ha escuchado al PP ningún llamamiento a los ciudadanos a que expresen su descontento con la amnistía durante el desfile del 12-O, pero el Gobierno ya prevé que el volumen y la densidad de los pitidos al presidente en funciones se multiplique esta vez. En realidad, ni José Luis Rodríguez Zapatero primero ni ahora Pedro Sánchez pudieron zafarse de la lluvia de abucheos que recibían a su llegada a la parada militar. Objeto de conversación de los corrillos en la posterior recepción.

El Gobierno reclama al PP "respeto" al 12-O, al proceso de investidura, a la Constitución y a la pluralidad parlamentaria

Ahora el ambiente político está más caldeado por la amnistía. El PSOE por eso hizo un movimiento preventivo. El jefe del Ejecutivo, en su reunión con Alberto Núñez Feijóo del lunes, le reprochó que intente "instrumentalizar" el 12-O y los símbolos nacionales, según señalaron fuentes de la dirección del partido en un comunicado posterior.

Este martes, tras la reunión del Consejo de Ministros, la portavoz en funciones, Isabel Rodríguez, insistió en ese mismo mensaje: "Cada vez que en España no gobierna el PP, la Fiesta Nacional deja de ser la fiesta de todos para ser la fiesta del insulto". Lo que "reivindica" el Gobierno es el "respeto" al 12-O, al proceso constitucional de la investidura —ahora en manos de Sánchez, como antes descansaba en Feijóo—, a la Carta Magna y a la pluralidad parlamentaria expresada por los ciudadanos en las urnas el 23 de julio. "Nosotros podemos entender el pataleo, la frustración y los berrinches, pero estamos ante hechos muy serios como es el proceso de investidura y la celebración del Día Nacional, y lo mínimo que se exige al PP es tener sentido de Estado", reclamó Rodríguez.

Pero junto a ese movimiento, el PSOE ha superpuesto otro, el de una defensa clara y pública de la Corona. También frente al PP. En el cierre de la investidura fallida, Óscar Puente, el designado por Sánchez para replicar a Feijóo, acusó al jefe de los conservadores de haber utilizado el encargo de Felipe VI para "coronarse" como líder de la oposición, de no haberle importado usar la máxima institución del Estado de manera "profundamente desleal" para su "simulacro de investidura".

"Cómplice del golpe de Estado"

Y en el comunicado que siguió a la reunión con Feijóo, los socialistas indicaron que Sánchez le recriminó haber "convocado dos manifestaciones contra la investidura de Sánchez, en las que se ha faltado al respeto al jefe del Estado". Lo decían porque en la última marcha, la convocada por Societat Civil Catalana (SCC), la del domingo pasado en Barcelona, se pudo ver una pancarta en la que se acusaba a Felipe VI de ser "cómplice del golpe de Estado a las urnas, a la democracia y a la voluntad de los españoles" por postular al líder socialista. Una parte de la derecha, no institucional, sí ha cargado en los últimos días contra el Monarca por designar a Sánchez como candidato, cuando su investidura solo será posible si media una ley de amnistía.

El Consejo concede a la Princesa el Collar de la Orden de Carlos III y solicita a las Cortes que le tomen juramento el 31 de octubre

Este segundo movimiento de apuntalamiento de la Corona también afloró este martes en la Moncloa. Junto a Rodríguez compareció el titular de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños. Él explicó los dos acuerdos del Consejo de Ministros adoptados minutos antes. El primero de ellos, la concesión del Collar de la Orden de Carlos III a la princesa Leonor. Y dos, la solicitud a las Cortes Generales para que celebren una sesión conjunta Congreso-Senado el próximo 31 de octubre de 2023, con un único punto en el orden del día: la toma de juramento de la princesa heredera, Leonor de Borbón y Ortiz.

El Gobierno imita el procedimiento y el protocolo que se siguió en 1986. Entonces, el Ejecutivo de Felipe González concedió el Collar de la Orden de Carlos III al entonces príncipe Felipe y demandó a las Cámaras que se reunieran el 30 de enero de aquel año, cuando el heredero alcanzó la mayoría de edad. Ahora, su hija primogénita, Leonor, jurará ante Congreso y Senado desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas y guardar fidelidad al Rey, tal y como explicó Bolaños.

Bolaños destaca la carga "simbólica" de la ceremonia solemne en las Cortes y la dimensión jurídica, porque la heredera manifiesta su vocación de asumir la Jefatura del Estado cuando corresponda

En la ceremonia solemne solo tomarán la palabra la presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, y la propia Leonor, para prestar juramento. El ministro incidió en la "enorme carga simbólica" que tiene este acatamiento en una ceremonia solemne ante Congreso y Senado en la que la Princesa formaliza su "compromiso" con la Carta Magna y los derechos de los ciudadanos, como establece el artículo 61 de la Ley Fundamental. Pero el acto también tiene, reseñó, una importante dimensión jurídica porque con este juramento la heredera al trono manifiesta su vocación de asumir la Jefatura del Estado cuando corresponda. Al alcanzar la mayoría de edad, decae lo previsto en el artículo 59 de la Constitución para la regencia: la sustitución del Rey por la Reina consorte en los casos en los que el heredero o heredera no haya cumplido los 18 años. El ministro hizo hincapié en que con el acatamiento de Leonor "se garantiza la continuidad de la Corona, que es una institución absolutamente central en nuestro sistema político". Un subrayado obvio, pero importante también en este contexto.

Falta por cerrar la escaleta en el acto del Palacio Real

A la ceremonia de jura de Leonor en el interior del Congreso seguirá un desfile militar en la carrera de San Jerónimo. Después, los actos se desplazarán al Palacio Real. Allí, la Princesa recibirá de manos de su padre, y en presencia de los poderes del Estado, el Collar de la Orden de Carlos III, la máxima distinción honorífica entre las órdenes civiles españolas que se otorga, desde hace más de dos siglos, a miembros de familias reales y jefes de Estado y de Gobierno, tanto españoles como extranjeros, en nombre del Rey. Se repite así la secuencia de actos que se siguió en 1986, cuando Felipe prestó juramento ante las Cortes. Leonor ya recibió otra condecoración: su padre le impuso el 30 de enero de 2018, cuando cumplió 50 años, el Toisón de Oro.

El ministro subraya que el acto demuestra la capacidad que tiene la monarquía de ir "adaptándose a los tiempos" y de "integrar todas las distintas visiones del país"

Aún no está cerrado el guion de la ceremonia en el Palacio Real, de cuya organización se encarga la Zarzuela, pero la previsión es que allí tomen la palabra el presidente del Gobierno en funciones —en 1986 lo hizo Felipe González—, y la propia Princesa, y la lógica impone que sea cerrado por Felipe VI. A ello seguirá un almuerzo con una representación de las más altas autoridades del Estado. La última parte de la jornada será la celebración privada, en el palacio de El Pardo, del cumpleaños de Leonor, a la que acudirán sus familiares, entre ellos su abuelo el rey Juan Carlos.

Bolaños fue muy enfático a la hora de remarcar que el acto de jura demostrará "la fortaleza de nuestra democracia", la continuidad de la Corona, que se reafirmen "los valores fundamentales de nuestra Constitución, igualdad, libertad, pluralismo". Y también, añadió, "se demostrará la capacidad que tiene la monarquía de ir adaptándose a los tiempos". Las Cortes ante las que jure Leonor serán "diferentes" a las que había en 1986 cuando su padre hizo lo mismo, pero ese cambio solo prueba, a juicio del ministro, que tanto la Carta Magna como la monarquía son capaces de "integrar todas las distintas visiones que conviven en nuestro país".

Es previsible que a la ceremonia en el Congreso no acudan varias formaciones que sí invistan a Sánchez como presidente, como ERC, Bildu o Junts, que tampoco acudieron a la ronda de consultas con Felipe VI. Bolaños evitó entrar a valorar "posiciones" de los partidos, porque no le "corresponde" hacerlo, adujo.

El 12-O y la jura de Leonor se producen en los prolegómenos del debate de investidura de Sánchez, para el que aún no hay fecha, y en el que la pieza maestra será la futura ley de amnistía, que como todas las normas deberá sancionar el Rey. Bolaños, miembro de la comisión negociadora elegida por el presidente en funciones, no aproximó ni el calendario de la investidura —será antes del tope legal, el 27 de noviembre—, ni siquiera se atrevió a confirmar si se producirá después de la ceremonia de acatamiento de la Princesa. Sí remarcó que los acuerdos que se alcancen serán "impecables" con la Constitución. Que no recibirán tacha. También volvió a distanciarse del dictamen emitido por los juristas reclutados por Sumar: esa no es la posición del PSOE, recordó, sin precisar qué no convence de ese texto al socio mayoritario del Gobierno.

Se han dicho muchas barbaridades sobre el Rey en los últimos días, con el PP y Vox silentes, y esas críticas no vienen de la izquierda", alegan en la sede del PSOE

En política, los ambientes son capitales. Y que en la actual coyuntura los socialistas salgan en defensa de la Corona no es baladí. En Ferraz sostienen que "algo tenía que decir el partido" ante los ataques recibidos por Felipe VI, y que su obligación es interpelar a Feijóo por si comparte los "insultos" que profirieron contra el Rey en la manifestación del pasado domingo en Barcelona. "Se han dicho muchas barbaridades sobre el jefe del Estado en los últimos días, con el PP y Vox silentes, y esas críticas no vienen de la izquierda. Y lo de Barcelona, cuando ellos exigen explicaciones de todo, a todos, todo el rato, no es de recibo", concluyen en la cúpula socialista.