La foto ya está hecha. La que perseguía Carles Puigdemont como una prueba de que se le legitimaba, de que el Gobierno y el PSOE le reconocen políticamente después de que hace seis años se fugara a Bélgica y se convirtiera en un huido de la Justicia española. Una imagen que tuvo finalmente este 30 de octubre: el número tres de los socialistas, el secretario de Organización, Santos Cerdán, se reunió con él este lunes por la tarde en el Parlamento Europeo. Señal clarísima de que la negociación de investidura está encarrilada y de que el acuerdo es prácticamente seguro.

Fue Ferraz quien a las 18.29 horas de este lunes lanzó un comunicado en el que informaba del encuentro de Cerdán "con el president Carles Puigdemont" —no escribe en su nota expresident— en las dependencias que los diputados de Junts tienen en la Eurocámara, en Bruselas. También JxCAT emitió un comunicado exactamente igual al del PSOE, en catalán.

A la reunión, como se aprecia en la foto también remitida por el PSOE, también acudieron el secretario general de Junts, Jordi Turull; la presidenta del grupo de los socialistas y demócratas europeos, Iratxe García, y el jefe de la delegación del PSOE en el Parlamento Europeo, Javier Moreno. Sobre las cabezas de Puigdemont y Turull, por cierto, cuelga una foto gigante del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.

Cerdán es un hombre clave en Ferraz, y el dirigente de mayor rango que podía mandar el presidente sin que implicara al ala socialista del Ejecutivo

La cita de este lunes, siguen los dos partidos, "se enmarca en las conversaciones que mantienen ambos partidos para las condiciones de una eventual investidura y reelección del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez". "Todos han coincidido en destacar el buen ambiente del encuentro y han constatado que dichas negociaciones avanzan en la buena dirección" y por eso "se han emplazado a seguir hablando en los próximos días".

Cerdán es un hombre clave en el organigrama del PSOE y un dirigente de la máxima confianza de Sánchez. En él descansa el aparato del partido y es el cargo de mayor rango que el presidente podía enviar a Bélgica a verse con Puigdemont sin implicar al ala socialista del Gobierno, dado que siempre estuvo claro que él nunca lo haría, ni tampoco la vicesecretaria general del PSOE y titular de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Con este viaje, Sánchez por tanto reconoce políticamente al fugado expresident a través de su número tres y muestra que las negociaciones están a punto de ser formalmente cerradas.

Cerdán, además, es quien ha llevado la interlocución con Junts, acompañado de Bolaños, que también se ha encargado de los contactos con ERC, en un nivel más de detalle jurídico. Cerdán, Bolaños y Montero son los que han formado parte del tridente negociador, los que han llevado las riendas de las conversaciones con total discreción y los que, en principio, han logrado llevarlas a buen puerto. El pasado 5 de octubre, en la cumbre de Granada, los periodistas preguntaron a Sánchez si tenía previsto mandar, como había publicado El País, al secretario de Organización socialista a Bruselas para encontrarse con Puigdemont. Él no lo confirmó, como tampoco lo hicieron fuentes de Ferraz. Tampoco lo desmintió.

Lo que sí estaba claro es que no se iba a repetir una imagen como la del pasado 4 de septiembre de la vicepresidenta segunda del Ejecutivo y líder de Sumar, Yolanda Díaz, con el expresident, un encuentro que el PSOE digirió mal porque no se decidió de manera coordinada. El 11 de octubre llegó otro gesto muy relevante: la llamada de Sánchez a Oriol Junqueras. Era esa la señal de reconocimiento al máximo dirigente de ERC al que el Ejecutivo indultó. En aquel momento, el presidente dio a entender que no preveía una conversación telefónica con Puigdemont, aunque no la descartó.

La foto del encuentro hace prever que el pacto se selle de manera inminente y que el debate pueda celebrarse la semana próxima

La piedra angular de la negociación con Junts es la futura ley de amnistía, ya defendida públicamente por Sánchez el pasado sábado en el comité federal, aunque además el PSOE sellará con la formación independentista un acuerdo político. El último escollo entre ambas fuerzas era la figura del mediador, ya que el expresident exigía que fuera una figura de carácter internacional, algo que rechazaba Ferraz, que no obstante sí estaba dispuesta a que una comisión verificara el cumplimiento de los acuerdos.

Con esta foto, ya es prácticamente segura la investidura, y es previsible que sea inminente. Los socialistas desean, y así lo han trasladado ya, que Sánchez se someta al debate en el Congreso la próxima semana —o sea, el 7 y 8 de noviembre, en principio—, a fin de que pueda ejercer de anfitrión en el Congreso del Partido de los Socialistas Europeos, los días 10 y 11 en Málaga, reforzado como líder tras ser reelegido. Todavía falta que los acuerdos se anuncien, pero todo apunta a que ese objetivo lo podrá conseguir.