El debate interno y los procesos de relevo en los territorios del PSOE quedó congelado tras el desastre del 28-M porque apenas unas horas después se superpuso otra carrera electoral, la de las generales del 23-J. Pedro Sánchez aquietó el partido porque la urgencia era otra, intentar salvar la Moncloa. Y se logró, aunque con una aritmética aún más endiablada. Afianzado el Gobierno central y con la legislatura ya rodando, la sucesión interna de los barones podría activarse ya. Así ha ocurrido ya en la federación valenciana, en la que Ximo Puig ha solemnizado su adiós y anunciado congreso extraordinario del PSPV en el primer trimestre de 2024. Y así sucederá en Extremadura, siempre después de que Guillermo Fernández Vara se recupere de su enfermedad. Pero ellos dos, Puig y Vara, son por ahora la excepción. Los líderes regionales socialistas caídos en las urnas prevén acogerse al calendario ordinario, y tampoco Ferraz planea forzar los tiempos en ningún territorio. La prioridad para la cúpula de Sánchez es superar primero las convocatorias electorales más próximas: los comicios en Galicia, Euskadi —posiblemente entre febrero y abril— y al Parlamento Europeo, en junio.

Lo cierto es que el paso al lado del expresident valenciano no se esperaba, y menos tan pronto. Él había manifestado su voluntad de seguir adelante, aunque a la vez había lanzado señales claras de que más pronto que tarde cedería las riendas del PSPV, como la de marchar a Madrid como senador por designación autonómica. Ximo Puig no fue elegido por Sánchez como ministro, pero sí puede que se haga cargo del puesto de embajador jefe de la Delegación Permanente de España ante la OCDE, en sustitución del economista Manu Escudero, designado en 2018.

Es la hora de la responsabilidad, la unidad y la serenidad", señala Ximo Puig en su despedida en el comité

El barón valenciano diseñó su salida y la cuidó con Ferraz. La avanzó el pasado viernes y ayer sábado la oficializó ante el comité nacional del PSPV, cuando confirmó que habrá congreso extraordinario y que se celebrará en el primer trimestre de 2024. "Es hora de dar un paso atrás para que el proyecto dé dos pasos adelante. Es la hora de la responsabilidad, la unidad y la serenidad", apuntó Puig ante sus compañeros y con la presencia del secretario de Organización federal, Santos Cerdán, y la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, la señalada como la favorita del expresident y a la que en el PSPV ven como la candidata de Sánchez. Pero Ferraz lo niega y repite que decidirán los militantes.

"De vosotros depende recuperar en 2027 la Comunitat Valenciana —avisó Cerdán, en su discurso ante los delegados en el comité nacional—. La última vez que salimos del Gobierno [en 1995] tardamos 20 años en volver. Necesitamos altura de miras, diálogo y generosidad, y mucha unidad para encarar desde el diálogo el proceso de renovación del liderazgo del partido. Estoy convencido de que sabéis que ese es el camino. En el PSPV no sobra nadie, todos sois necesarios y todos tenéis el mismo objetivo: ganar en 2027 y volver al Gobierno de la Generalitat Valenciana. Hemos visto titulares ayer y hoy [por el viernes y el sábado] y yo quiero dejar clara una cosa: respetaremos desde la dirección federal, como no puede ser de otra manera, lo que los militantes del PSPV decidáis. Respetaremos lo que aquí decidáis".

Cerdán también pide "unidad" pero promete que Ferraz "respetará" la decisión de las bases

El secretario de Organización buscaba equilibrar: hacía una llamada a la "unidad", para que el partido no se descomponga, como ocurrió en 1995, cuando Joan Lerma salió del poder, pero al tiempo se comprometía a no interferir en el proceso. Una afirmación que los críticos con Puig leyeron como un mensaje de que Ferraz no impondrá a Morant. En el equipo del expresident sí tienen claro que Sánchez no lanzará a su ministra si no tiene garantías completas de que puede ganar el congreso extraordinario.

El "marco" frente al "cambio de modelo"

"Lo importante es el marco —explica un dirigente muy próximo a Puig—. Ella sería la primera mujer candidata, con perfil, con la que la gente se está ilusionando, y la clave es que este no es un momento para un congreso de delegados, en el que nos contemos, sino de unidad, no de enfrentamiento, porque lo que nos jugamos es mucho y en 2027 podemos volver a la Generalitat. Y ser ministra ahora es un plus para ella, no un hándicap". Ahora comienza un proceso de trabajo entre bambalinas y de sondeo interno de apoyos. Y de "reflexión" de los posibles candidatos. Tanto de Morant, si decide finalmente lanzarse, como de los críticos con Puig, los secretarios provinciales de Valencia y Alicante, Carlos Fernández Bielsa —también alcalde de Mislata— y Alejandro Soler. Ambos empujan por un "cambio de modelo", creen que Morant no es la opción idónea y están dispuestos a echarle un pulso. La decisión no está tomada, sin embargo: "Vamos a ver cómo avanza todo". En el aparato valenciano, el más potente numéricamente, insisten en que no quieren confrontar con Sánchez: "No estamos en contra de Ferraz y Moncloa. Más bien al contrario: somos aliados con el objetivo de elegir a la mejor persona para volver a ganar y ser un activo para el Gobierno de Pedro".

Los críticos precisan que no están en contra de Ferraz: son "aliados" de Sánchez para elegir "al mejor". En el equipo de Puig recalcan que si Morant da un paso, "todo el mundo entenderá que detrás estará Pedro"

Los colaboradores del expresident creen que por delante queda una labor de intentar procurar el consenso en torno a la titular de Ciencia, y Ferraz "tiene más autoridad para hacerlo". Ninguna de las partes reconoce que quepa un cuarto aspirante, otro nombre que concite de entrada el plácet del ximismo y de los aparatos valenciano y alicantino. Todo dependerá también de si el eje de Bielsa y Soler continúa firme hasta el final o si uno (o los dos) se descuelga y pacta. "Tienen intereses opuestos, los dos quieren ser secretarios generales. Y si Diana tira, todo el mundo entenderá que detrás de ella estará Pedro. Y Pedro tiene mucho poder", advierte una conocida dirigente valenciana.

Guillermo Fernández Vara también pretendía ser sucedido a primeros del próximo año. Pero el proceso queda ahora en suspenso. A principios de diciembre comunicó que se le había diagnosticado un tumor en el estómago por el que tenía que ser intervenido en enero. Por el momento, la convocatoria del congreso extraordinario queda aplazada. Vara siempre dijo, tras el varapalo que le supusieron las elecciones del 28-M —venció en los comicios, pero la suma de PP y Vox le ganaba por un escaño a su alianza con Podemos— que dejaría lo antes posible las riendas del partido para que pudiera hacer oposición en condiciones con un nuevo líder. Él mantuvo su escaño en la Asamblea de Extremadura, pero emigró también a Madrid, al Senado, del que es vicepresidente segundo desde el pasado agosto.

"Lo prioritario ahora es la salud de Guillermo. Da igual que el congreso se haga dos meses antes o dos después", apuntan fuentes cercanas al expresidente de la Junta. Por el momento, quien ya se ha postulado como heredero es Miguel Ángel Gallardo, alcalde de Villanueva de la Serena y presidente de la Diputación de Badajoz. Pero en la federación se calcula que habrá más aspirantes y que, por tanto, el liderazgo se disputará en primarias, ya que "es muy difícil que una persona reúna el consenso cuando se ha perdido el poder".

En Extremadura, quien se ha postulado ya es el presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo

En el resto de federaciones, al menos por ahora, no se esperan relevos por adelantado. Tampoco lo va a promover Ferraz. "Ahora hay elecciones", recuerdan en la cúpula federal. Es decir, que la urgencia está situada en otro punto ahora mismo: en la preparación de las gallegas —quizá en febrero—, las vascas —para marzo o abril— y las europeas —en junio—, y más adelante, probablemente, las catalanas —el tope será febrero de 2025—. Por lo tanto, siguen en la dirección de Sánchez, no hay ninguna prisa porque además las siguientes autonómicas y municipales serán en mayo de 2027. Dentro de más de tres años.

El secretario de Política Autonómica del PSOE y vicepresidente segundo del Senado, Guillermo Fernández Vara, en el pleno de la Cámara alta del pasado 8 de noviembre de 2023. EUROPA PRESS / GUSTAVO VALIENTE

Por eso mismo, la previsión en las federaciones golpeadas por la pérdida de sus gobiernos y de Ferraz es que los nuevos liderazgos se resolverán en el proceso congresual ordinario. Según los estatutos del PSOE, el congreso federal se reúne ordinariamente entre el tercer y el cuarto año desde la celebración del cónclave ordinario anterior. El último congreso, el número 40, se celebró en Valencia en octubre de 2021, de modo que el partido entra en periodo ordinario en otoño de 2024. Ferraz puede situarlo entonces o llevarlo un poco más adelante.

El congreso federal ordinario desencadena de modo automático la convocatoria de los cónclaves autonómicos

La importancia del congreso federal ordinario es que, por estatutos, automáticamente desencadena la convocatoria de los cónclaves autonómicos en un plazo inferior a 90 días. Es decir, que activa todo el proceso de renovación del partido, de arriba abajo —porque tras los congresos regionales siguen los provinciales y los locales—, en todo el país. Será entonces cuando el PSOE, en tensión, proceda al relevo de los barones castigados por las urnas, aunque no todos pretenden marcharse porque quieren darse una nueva oportunidad.

Concha Andreu ratifica que agotará mandato

La cúpula de Sánchez no forzará por tanto la sucesión exprés, del aragonés Javier Lambán, su barón más crítico —aparte del líder de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que al continuar como presidente de la Junta está blindado en su cargo orgánico—. El relevo natural sería el de la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría. Pero ella no tiene prisa ninguna y considera que tiene recorrido en el Ejecutivo, una plataforma idónea, además, para luego aterrizar de vuelta a su tierra. Además, Lambán está de nuevo de baja, al recaer de su cáncer de colon y estar sometido a tratamiento por la metástasis en el hígado. Él, hasta ahora, no quería anticipar el congreso aragonés.

Lambán está de baja por una recaída de su cáncer, pero su sucesora más clara sería la ministra portavoz, Pilar Alegría

Este mismo sábado se celebraba también el comité regional del PSOE de La Rioja. Y en él Concha Andreu, secretaria general y presidenta autonómica entre 2019 y 2023, confirmó su voluntad de seguir al frente de la federación: "Me encuentro con fuerzas y con razones para llegar hasta el fin del mandato ordinario como secretaria general, porque es el momento de trabajar desde la lealtad y la unidad".

Quienes quieren seguir incluso después del siguiente congreso regional ordinario son los expresidentes de Baleares y Canarias. Francina Armengol, hoy presidenta del Congreso, y Ángel Víctor Torres, ahora ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, desean mantenerse como secretarios generales de sus federaciones, según confirman en sus respectivos entornos. Ambos han reforzado sus equipos en las islas para hacer oposición, pero su voluntad es que tras el periodo en Madrid puedan regresar.

Torres, de hecho, quiere concurrir como candidato a la presidencia de Canarias en 2027, reivindicando que fue él el que ganó el 28-M y al que le desalojó la coalición de la segunda y tercera fuerza, Coalición Canaria y PP. En el entorno de Armengol indican que, "de momento", la intención es que ella también repita como cabeza de cartel en Baleares en 2027: "Es la hoja de ruta, pero falta mucho, en todo caso".

Armengol y Torres quieren continuar. En Castilla y León, Tudanca podría irse cuando acabe su mandato

Casos aparte son Castilla y León y Andalucía, que por calendario tendrán elecciones autonómicas antes. En la primera, los socialistas están con la mosca tras la oreja porque sospechan que el presidente de la Junta, el popular Alfonso Fernández Mañueco, puede tener la tentación de adelantar los comicios, haciéndolos coincidir con los gallegos, para aprovechar la ola de subida de su partido e intentar librarse de Vox. En la segunda, las urnas llegarían en junio de 2026, como máximo.

Las consecuencias de las urnas

Luis Tudanca, secretario general del PSOE de Castilla y León, pretende agotar su mandato también, pero muy probablemente, señalan en su entorno, dejará el liderazgo en el siguiente congreso, ya que accedió al cargo hace casi diez años, en 2014, sin haber podido arrebatar el Gobierno regional al PP, pese a haber ganado en 2019.

En Andalucía, continúa la duda, pero el propio Espadas ha insistido en que quiere ser el candidato en 2026 y se ve reforzado como nuevo portavoz en el Senado

En Andalucía, las especulaciones siguen en torno a su secretario general, Juan Espadas. Ahora ha ascendido a portavoz socialista en el Senado, cargo que le refuerza personalmente pero que a la vez hace entender a algunos en su partido que puede convertirse, a la larga, en una plataforma de salida. Algo que él niega: "Mi apuesta personal es ser el candidato a la Junta en 2026, esa es mi voluntad. La política europea, Bruselas... ahora no toca", señaló en Sevilla a finales del mes pasado, avanzando de paso que no piensa integrarse en la candidatura de las europeas. En todo caso, no se vislumbra ningún aspirante capaz de relevarlo o de hacerle frente, al menos de momento.

De los nueve presidentes autonómicos que tenía el PSOE hasta el 28-M, seis fueron tumbados —los de Valencia, Extremadura, Canarias, Baleares, Aragón y La Rioja— y solo tres resistieron: los de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page —el único con mayoría absoluta—; Asturias, Adrián Barbón, y Navarra, María Chivite. Estos últimos, obviamente, mantendrán su cargo orgánico y no hay dudas de su continuidad. Los barones sin poder, salvo sorpresas, agotarán también mandato.

El secretario general de PSOE de Andalucía y nuevo portavoz del partido en el Senado, Juan Espadas, atiende a los medios a su llegada al acto de homenaje a la Constitución, en el Congreso de los Diputados, el pasado 6 de diciembre de 2023. EUROPA PRESS / ALBERTO ORTEGA

Las elecciones europeas de junio de 2024 serán un test global para el partido y para Sánchez un año después de las generales y con el debate sobre la ley de amnistía bien vivo. Y el desempeño del partido en ellas —además de en las gallegas y las vascas— puede hacer cambiar las previsiones aquilatadas hasta ahora. Y el PSOE se ha acostumbrado ya a no dar por cerrado ni a descartar nada.