"Desilusión", "hartazgo", "apatía" y "desasosiego". Estas son las palabras más repetidad en la Policía Nacional cuando se pregunta por la situación de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), los agentes de élite que persiguen la corrupción. En los últimos años han visto cómo han dejado de participar de los grandes casos en los que se persigue el rastro del dinero en beneficio de sus compañeros de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

El último episodio ha ocurrido esta misma semana. El juez que investiga a la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, ha encargado a la Benemérita que investigue los hechos que se recogen en la denuncia de Manos Limpias. La UCO tendrá que investigar las relaciones empresariales que mantuvo con distintas compañías, como la de Carlos Barrabés o su presunto papel en el rescate de Air Europa. En los últimos meses también ha liderado la investigación del caso Koldo o el caso Supercopa.

"¿Qué coño es eso de la UDEF?", se preguntó hace años, en un plató de televisión, el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Él y su familia estaban siendo investigados por la unidad de élite, casi desconocida entonces para el gran público, y las informaciones periodísticas lo pusieron contra la pared.

Además del caso Pujol, los agentes de la Policía han estado presentes engrandes tramas de corrupción, como el caso Malaya, la trama Gürtel, el caso Neurona o Idental. La última gran operación tuvo lugar en Madrid hace unas pocas semanas cuando se detuvo al hijo de uno de los grandes jefes de PDVSA, la petrolera estatal venezolana, que se investiga por blanqueo de capitales.

Menos agentes

Fuentes conocedoras señalan que el hartazgo en la unidad anticorrupción de la Policía es mayúsculo. Desde 2018, con la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno, han perdido unos 130 agentes, pasando de 450 a alrededor de 320. "Han perdido la confianza de jueces y fiscales para investigar", apuntan a este periódico fuentes jurídicas.

Hay dos factores que explican el ostracismo de la UDEF en los últimos años. El segundo consecuencia del primero. De esta unidad salieron varias de las investigaciones que se atribuyeron a la mal llamada policía patriótica, un grupo de policías que presumiblemente actuaban bajo la dirección de la cúpula del Ministerio del Interior bajo el Gobierno de Mariano Rajoy. La mala prensa hizo que algunos magistrados dudasen de la honorabilidad de los agentes.

Nuevo jefe sin experiencia

Esto conllevó que, con el cambio de Gobierno en 2018, el flamante ministro Fernando Grande-Marlaska quisiera atar en corto a sus integrantes, especialmente a los mandos. En 2022, la Dirección General de la Policía nombró a Fernando Alonso como jefe de la (UDEF), un policía que "sabe mucho de Extranjería, donde estuvo mucho tiempo, pero poco de investigar".

La UDEF ha visto como muchas de las investigaciones que han surgido han terminado en otros departamentos de la Policía. Son el caso del caso Tito Berni, el compro de votos en Melilla (donde sí participaron en un primer momento) o la investigación en torno a la antigua directora de la Guardia Civil, María Gámez. En todas ellas se solicitó la colaboración del equipo de élite, pero se terminaron declinando las proposiciones.

Alonso llegó a la UDEF tras un periodo de vacancia por la jubilación de Fernando Moré, su antecesor. Muchos en el Cuerpo se extrañaron de su nombramiento, máxime cuando la Unidad contaba con uno de los mayores expertos en blanqueo, Carlos Gómez. Otrora jefe de la Brigada Central de Investigación de Blanqueo de Capitales y Anticorrupción de la Policía Nacional, varios de sus compañeros veían en él la mejor apuesta para seguir liderando el área policial. Con la llegada de Fernando Alonso, Gómez pasó a jefe de la Brigada Central de Estupefacientes de la UDYCO. Ahora se prepara para ascender a comisario principal.