Es un avance lento, pero constante. Unos días son 500 metros, otros mil. Pero sin tregua y sin agotamiento. Las fuerzas ucranianas han penetrado por primera vez en las líneas de defensa rusas en el sur y han asegurado la reconquista de la localidad de Robotyne. Es un progreso, pero está aún lejos de significar un punto de inflexión en la contraofensiva que empezó el pasado verano. Para lograr sus objetivos tendrán que vencer los llamados dientes de dragón, las minas, y todo lo que forma la zona de defensa de la Federación Rusa.

Los ucranianos están combinando esta lucha en el sur, que recuerda las guerras del siglo pasado con el recurso a la tecnología de las contiendas del futuro con los drones, con los llegan casi a diario a territorio ruso y golpean también la Crimea ocupada. A la vez insisten en que necesitan la ayuda de Occidente. Han mejorado sus posibilidades de defensa antiaérea, como los Patriot, pero aún así reciben duros bombardeos a diario incluso en la capital. En la zona más septentrional del este, en la línea Kupyansk-Svatove-Kreminna, habría unos 100.000 militares rusos desplegados, según fuentes ucranianas.

En la cumbre informal de ministros de Defensa que tiene lugar este miércoles en Toledo, y la de Exteriores el jueves, a la que acudirá el jefe de la diplomacia ucraniana, Dmitro Kuleba, quedará claro que el apoyo europeo es un pilar fundamental para construir la victoria ucraniana, una victoria que sería imposible sin la determinación del pueblo, los políticos y los militares ucranianos.

De este modo, la viceministra ucraniana de Defensa, Hanna Maliar, confirmaba el lunes la plena liberación de Robotyne y el continuo avance hacia el sureste, "a pesar de la fiera resistencia del enemigo". Robotyne no supone en sí una gran conquista por su relevancia o tamaño, sino porque sería la vía de entrada hacia el nudo logístico y ferroviario de Tokmak, bajo control ruso. De este modo, desde Robotyne han proseguido acercándose a las zanjas emplazadas hacia Verbove, según informa la Revista Ejércitos. Se dirigirían a Novokropopivka, defendida por dientes de dragón, zanjas y minas. En las imágenes por satélite se aprecia la destrucción provocada por la artillería.

Empieza a desmoronarse la llamada línea Surovikin, en honor al comandante ahora caído en desgracia. Es el sistema defensivo que se extiende desde Vasylivka hasta Novopetrikivka, en la frontera de Zaporiya y Donetsk. Hay muchos más kilómetros fortificados por Rusia, hasta un millar aproximadamente.

Más que una línea es una zona de defensa. Ahora se está diciendo que se ha superado la zona avanzada pero no la principal"

francisco gan pampols, teniente general en la reserva

Aunque hablamos de líneas, en realidad la defensa no se establece en líneas propiamente dichas, como explica Francisco Gan Pampols, teniente general en situación de reserva. "Es una zona de defensa: hay una parte avanzada, la principal y la posterior. El grueso de la resistencia se da en la principal, que consta de borde anterior, posiciones en frente y profundidad y un borde posterior. Ahora se está diciendo que se ha superado la zona avanzada, pero no la zona principal. Los dientes de dragón son obstáculos contra carro, combinados con campos de minas delante, entre medias y posteriores. Todo el conjunto en el que también hay vigas metálicas contra carro soldadas (espárragos), está bajo el fuego", señala el experto militar, que destaca que en esta fase sigue habiendo "más construcción de relato y campaña de información que hechos trascendentales".  

Para frenar la contraofensiva ucraniana, reforzada por la llegada de carros de combate y lanzamisiles occidentales, los Leopard y los Himars, entre otros, los rusos se emplearon a fondo en lo que dominan desde la Segunda Guerra de Mundial: el arte de la trinchera.

Los ingenieros rusos crearon un tupido sistema de fortificaciones, del que forman parte los llamados dientes de dragón. Son obstáculos antitanque piramidales de hormigón armado. Su objetivo es ralentizar el avance enemigo y forzarle a dirigirse hacia donde emplazan minas o pueden ser eliminados por armas antitanque. Tanto los alemanes como los ingleses los usaron en la Segunda Guerra Mundial.

En la fase de la guerra en Ucrania que comenzó el 24 de febrero de 2022 también se ha recurrido a los dientes de dragón tanto en la región rusa de Belgorod, como en la Lugansk, en territorio ucraniano, o en Melitopol. Ahora vuelven a cobrar protagonismo.

Fiera defensa de la primera línea

Según Jesús Manuel Pérez Triana, analista militar y creador de OsintSahel.com, "los rusos han puesto la carne en el asador para defender la primera línea. En Jersón hubo después de esta fase sangre, sudor y lágrimas. Pero no hay que fijarse en el mapa, en la cantidad de territorio liberado, sino en las unidades rusas que se están llevando por delante y el frente sur está siendo una picadora de carne para los rusos. Han desplazado fuerzas desde el noreste donde están reconquistando territorio y han llevado la 76 División Aerotransportada al sur como medida de urgencia. Los rusos, a pesar de estar a la defensiva, pierden más material que los ucranianos".

El general Mark Milley, jefe de las Fuerzas Armadas de EEUU, ha reconocido que es un avance "sangriento, lento y prolongado", pero no es excepcional en la guerra. Aunque aún considera que es pronto para evaluar si será un éxito al final, sí que cree que los ucranianos han logrado un "éxito parcial". La prueba es cómo los blogueros rusos se dirigen a "esos bastardos que no paran de avanzar a pesar de la artillería".

La ofensiva no se ha estancado ni ha culminado. Aún no ha llegado a las líneas clave, donde tendrán a tiro los nodos de la logística rusa"

jesús manuel pérez triana, analista militar

A juicio de Pérez Triana, "lo fundamental es cómo se acercan los ucranianos a los nodos logísticos y de comunicaciones de los rusos. Cuando tengan a tiro Tormak, harán daño. Y cuando tengan al alcance Melitopol. Los hitos serán Berdyansk y Mariúpol. Entonces la presencia rusa en el sur se verá comprometida. De este modo, la ofensiva no se ha estancado pero aún no ha llegado a las líneas clave, allí donde tendrán a tiro los centros neurálgicos de la logística rusa". Será fundamental que lo consigan antes del estancamiento del invierno o se queden lo más cerca posible de ese objetivo.

Confirma esta visión el ucraniano Petro Burkovsky, director de Democratic Initiatives, que considera que si los ucranianos toman Tokmak y Melitopol, nudos de transporte y conexión entre Crimea y la Rusia continental, los rusos tendrán que retirarse de todos los territorios del sur que capturaron después del 24 de febrero de 2022. Es lo que haría posible el aislamiento de Crimea, ya que las rutas marítimas están en peligro por los drones de superficie ucranianos".