Reconoce estar alarmada por las noticias del reguero de muerte que llegan desde la Franja de Gaza. Cuando se cumplen cuatro meses del ataque de Hamás y el inicio de la operación militar israelí, la cifra de civiles muertos se acerca a los 28.000. Más de 60.000 han resultado heridos. “Es un nivel de víctimas mortales sin parangón con otros conflictos armados. Más de 11.000 niños han muerto. Es esto de lo que estamos hablando”, advierte Francesca Albanese, relatora especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados.

“Estamos ante una catástrofe de proporciones apocalípticas”, denuncia Albanese, una experta italiana en derecho internacional con más de una década de labor en la ONU, en una entrevista a El Independiente. “Las operaciones militares que ha llevado a cabo Israel han supuesto una clara violación de las normas básicas del derecho internacional humanitario. No se ha respetado el principio de distinción entre civiles y combatientes ni los bienes de carácter civil, incluidos hospitales, escuelas, edificios residenciales, mezquitas o campos ni el acceso a los medios de subsistencia como los barcos, la pesca y los cultivos. No ha habido proporcionalidad en los ataques militares ni principio de precaución”, desliza extremadamente crítica con la actuación de Tel Aviv.

“En mitad de este contexto, se ha producido una orden de evacuación masiva en el norte de Gaza y un endurecimiento del bloqueo. Hay zonas declaradas seguras que han sido bombardeadas. Hoy la mayor preocupación es la hambruna. La cantidad de gente sin acceso a comida es escandalosa. Y el nivel de sufrimiento que se añade a esa angustiosa situación es inmenso, porque la mayoría de estas personas heridas son niños. Más de un millar de niños ha sufrido amputaciones sin anestesia. Con un callejero destruido, la población corre el riesgo de morir de hambre”, avisa.

Pregunta.- El Gobierno israelí no solo cuestiona declaraciones como la suya o la del secretario general de la ONU sino que las ataca…
Respuesta.-
Pero ni siquiera somos solo nosotros. Hay decenas de relatores especiales que denuncian el riesgo de genocidio por las intenciones y el lenguaje empleado, muy violento y basado en la deshumanización de los palestinos. Pero solo hay que mirar las cifras para darse cuenta de la magnitud de todo esto.

P.- ¿Cuál es la razón?
R.-
Debería preguntárselo a Israel. Mi evaluación es que Israel ha escalado un nivel de violencia que era estructuralmente parte de la ocupación que han mantenido sobre el territorio palestino. Esta es la sexta guerra que ha llevado a cabo en la Franja de Gaza en 16 años. Antes del 7 de octubre, Israel había matado a 5.300 personas en las cinco operaciones militares anteriores. La situación ya era muy violenta. El bloqueo ya empujaba a los palestinos al borde de la desesperación. Pero ahora lo que se ha desatado tras la violencia que se infligió a Israel el 7 de octubre y que hemos condenado es muy elevado. Pero creo que hay una intención por parte de Israel de desplazar a los palestinos de Gaza y que esto está ocurriendo mediante la destrucción y la inanición. [¿La expulsión es el objetivo final?] Sí.

Hay una intención de Israel de desplazar a los palestinos de Gaza

P.- Usted ha sido junto a otros funcionarios de la ONU blanco de las críticas de Israel…
R.-
Israel y grupos afines, incluidas las ONG afiliadas al gobierno que son muy activas a nivel internacional, han atacado a todo aquel que examinara las prácticas israelíes en materia de derechos humanos, sobre todo en lo que concierne a mi mandato, en particular en los territorios palestinos ocupados. Estoy en contacto con ciudadanos israelíes y palestinos que abordan estos temas y hay una enorme represión contra ellos también. Pero mi observación, estudio, investigación y conclusiones se limitan al territorio palestino ocupado.

Y yo, como mis predecesores, siempre hemos sido atacados por Israel y estos otros grupos que mencionaba. Se trata de una táctica de desviar la atención del mensaje. Y ahora ha escalado hasta el secretario general. Creo que es la primera vez, pero ha ido en aumento porque desde el primer día el secretario general dijo que condenaba lo que había hecho Hamás pero también la operación militar que había provocado la muerte de civiles. Dijo lo que yo siempre he dicho y mis predecesores siempre han dicho, así como los demás expertos en derechos humanos, israelíes, palestinos e internacionales: existe un contexto, el de 1967, que tiene más de 56 años.  Y tiene como vehículo construir colonias, segregar y reprimir a los palestinos como colectivo y como individuo. De nuevo, esta es la ocupación que Israel ha mantenido para extender su control sobre lo que quedaba de la tierra palestina.

P.- Tras cuatro meses de operaciones, ¿Cuál debería ser la lección para la comunidad internacional? No sé si una de ellas es la necesidad de reformar la ONU…
R.-
Con todas las cosas en curso, no creo que podamos centrarnos en la reforma de la ONU. Mi prioridad ahora mismo es asegurarme de que los estados miembros de la ONU acatan el derecho internacional. La situación es relativamente sencilla: una conducta es legal o ilegal. E Israel ha cruzado las líneas rojas una y otra vez, construyendo colonias, arrestando y deteniendo arbitrariamente a personas, demoliendo 60.000 estructuras civiles a lo largo de 56 años, arrestando a casi un millón de personas, a menudo en condiciones arbitrarias, manteniéndolas bajo una dictadura militar, manteniendo durante 16 años un bloqueo que ya era ilegal antes del 7 de octubre.

Israel ha cruzado las líneas rojas una y otra vez y la comunidad internacional nunca ha presionado

Todo esto son líneas rojas traspasadas. Y la cuestión es que la comunidad internacional nunca ha presionado para que Israel cumpla el derecho internacional. Y, en mi opinión, esto no sólo ha ido en detrimento de los palestinos, sino también de los israelíes. Porque cuando tienes un régimen de apartheid, aunque haya un grupo que tiene privilegios y otro que no tiene nada, cuando un grupo es el opresor y el otro es el oprimido, nadie sale ganando porque es deshumanizante para ambos. Y lo estamos viendo ahora.

Volviendo a su pregunta, la comunidad internacional está paralizada porque hay un conflicto de intereses. Y en cierto modo, la comunidad internacional, en particular los países occidentales, están mostrando su doble rasero porque los palestinos son ahora las víctimas. Hace dos o tres meses dimos la voz de alarma sobre el riesgo de genocidio y no se hizo caso a esa llamada. Ahora ya hay 27.000 muertos. ¿Cuántas más necesitan? ¿Cuántos necesitan morir antes de que la comunidad internacional presione para que haya un alto el fuego? Ha tenido que intervenir Sudáfrica, un Estado del Sur global, para restablecer un mínimo de decencia en el respeto al derecho internacional. Porque, cuando hay riesgo de genocidio, existe la obligación de hacerlo. Y con el lenguaje genocida que circulaba, todo el mundo estaba obligado a intervenir. ¿Y qué significa en la práctica? Medidas económicas, suspensión absoluta de los lazos económicos, por supuesto, armas, pero también presión política y revisión de la relación con Israel. Medidas diplomáticas. Y estas son las contramedidas pacíficas que permite la carta de la ONU. En cambio, no sólo la situación es extremadamente peligrosa ahora mismo en Gaza sin también en los otros territorios porque los palestinos en Cisjordania y Jerusalén no están mejor. Israel está intensificando el conflicto a base de soldados y colonos armados. Existe una limpieza étnica de los palestinos en Cisjordania.

P.- ¿Qué puede hacer España?
R.-
Rara vez tengo la sensación positiva que he tenido en Madrid reuniéndome recientemente con algunos ministros. Es maravilloso reunirse con ministros que tienen una visión, que son realmente empáticos, que realmente entienden. No necesitan que yo les informe porque ya conocen la situación. He leído sobre la visita del presidente Sánchez a Israel y ha sido bastante singular y notable en sus declaraciones muy al principio de esta tragedia. Pero al mismo tiempo, mi pregunta a España es: tengo la impresión de que, más allá de las declaraciones, su política no ha cambiado con respecto a Israel. Es mi impresión. Y esta pregunta sigue abierta porque no veo ningún cambio tangible, las medidas que le he mencionado.

P.- Entiendo que, según usted, España debería romper lazos económicos y diplomáticos…
R.-
Puede tomar acciones a varios niveles. En primer lugar, España asegura que acata las decisiones de la Corte Internacional de Justicia sobre las medidas cautelares. Lo tiene que hacer porque las decisiones del tribunal son vinculantes. Pero, ¿por qué España no se ha sumado al procedimiento, como han hecho otros Estados, principalmente del Sur global? Este conflicto también está poniendo de manifiesto una enorme división entre el sur y el norte. Hay ciertos países que tienen más responsabilidades que otros, particularmente aquellos que tienen mayores responsabilidades debido a su legado colonial, como Francia o España. Por eso mismo hubiera esperado que España se uniera a los procedimientos de la CIJ y de esta manera, ser más contundente en pedir un alto el fuego, pedir estas medidas, no sólo esperar a que las medidas sean ordenadas por el tribunal, porque tiene un peso político dentro de los procedimientos de la CIJ y también, suspender los lazos económicos. La gente con la que me he reunido en España está molesta porque cree que el gobierno, aparte de la venta de material militar, se han producido otras compras a Israel desde el 7 de octubre.

Así que debería haber una suspensión, en mi opinión, de los lazos económicos con Israel, considerando que es un genocidio. Y adoptar otras medidas que he mencionado. Se necesita un estado valiente para tomar una posición de principios. Europa está dividida y España es uno de esos países que puede liderar una posición en Europa.

P.- La causa palestina se ha convertido en un asunto que polariza en España entre derecha e izquierda…
R.-
Es un problema porque es una cuestión de justicia y no debería ser partidista. Pero es un viejo error. Lo veo también en mi país, aunque allí la izquierda es muy invisible en esta reivindicación de justicia. La justicia es algo común a todos y debería ser una prioridad para todos también, porque aquí planteo un lenguaje muy inclusivo. La necesidad de justicia, libertad y respeto a los derechos humanos que pido es tanto en nombre de los palestinos como de los israelíes, porque con diferentes responsabilidades, ambos están atrapados en este sistema de apartheid que ahora claramente ha alcanzado un impacto que resulta chocante pero no sorprendente. Tarde o temprano la situación habría explotado.

La palestina es una cuestión de justicia y no debería ser partidista entre derecha e izquierda

P.- ¿La crisis actual puede ser un punto de inflexión para buscar una solución al conflicto de una vez por todas?
R.-
Mi responsabilidad es seguir pidiendo alto el fuego y la reconstrucción de Gaza de acuerdo con el derecho internacional, la liberación de los rehenes, la liberación de los prisioneros palestinos detenidos arbitrariamente y que se haga justicia.

P.- La diplomacia occidental ha desempolvado la solución de los dos Estados. ¿Le parece viable?
R.-
Me parece que el 7 de octubre provocó una ruptura del statu quo. Ha desaparecido y ahora no va a volver. La situación está tan fuera de control que, por supuesto, países que no han hecho absolutamente nada durante 30 años para que se produjera la solución de los dos Estados, ahora están reviviendo esta idea y diciendo que es urgente. Lo es porque están fuera de su zona de confort. Así que lo único que conocen y en lo que pueden pensar es en la solución de los dos Estados, que ya había fracasado. No tengo opinión alguna sobre cómo cumplir con el derecho de autodeterminación del pueblo palestino, que es el que sigue sin realizarse. Debe materializarse sin discriminación y sin perjuicio, no en detrimento de los judíos israelíes. Es muy importante que no haya demonización y discriminación de los israelíes, que deben ser protegidos. Al mismo tiempo, los palestinos deben dejar de ser oprimidos.

Es muy superficial pensar en algo que se inventó hace 30 años y que se ha convertido en un mantra mientras Israel ha pasado de 80 o 90 colonias a 300 colonias. Se ha fragmentado aún más la población palestina y se ha desfigurado completamente esa tierra. Así que no sé si es factible o no, pero no debería corresponder a los europeos o a los estadounidenses, y mucho menos a los israelíes, decidir qué pasa con el territorio palestino ocupado. Deberían ser los palestinos. La obligación es garantizar que en ese territorio Israel acaba con la ocupación y pone fin a la colonización. Y luego los palestinos deben decidir cómo. Se les dará tiempo para que haya elecciones y debería haberlas. Si hay algo que esta ruptura también ha puesto de manifiesto, aparte de la hipocresía de Occidente, es que hay un reconocimiento: la cuestión palestina sin resolver es una causa de inestabilidad en la región pero también es algo en lo que el Sur global se ha reconocido a sí mismo y también la sociedad civil en el norte, donde existe una enorme movilización.

Podría ser un momento decisivo que puede ser secuestrado por un Occidente que vuelve a pensar en imponer lo que creen que es una solución sin consultar a la gente. Los palestinos tienen que decidir por su futuro. Existe un gran problema dentro de la comunidad palestina, de su sistema político, pero no creo que sea justo culpar a los palestinos porque durante mucho tiempo han estado ocupados y oprimidos. Hay que dar a la tercera generación la oportunidad de determinar su futuro político. Y la responsabilidad de Occidente es crear las condiciones para que eso ocurra.