No nos vamos a sorprender a estas alturas de que los estatutos de Vox incluyan como parte esencial de la identidad de su partido la negativa a llegar a ningún pacto de gobierno con cualquiera de los partidos nacionalistas que tienen representación parlamentaria. Y eso incluye no sólo a los independentistas catalanes que han desafiado abiertamente al Estado y han intentado, sin éxito, romper España, sino también a los nacionalistas vascos que, aunque infinitamente más pragmáticos que aquéllos, no dejan de incluir en su ideario como un programa de máximos el sueño de una soberanía.

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