Por el Congreso han vuelto a volar coños, coños casi tejerinos, acharolados y cuarteleros. La verdad es que no está claro que Tejero dijera eso de “se sienten, coño”, pero ese coño apócrifo o prestado se quedó para siempre en el techo del Hemiciclo, junto con los agujeros de bala, como arañas anidadas. El caso es que ahora ese coño sonoro, acuevado, prisionero y encapotado como un fantasma de la ópera ha sido invocado por Pablo Casado, que tiene poca suerte eligiendo las invocaciones, las metáforas, la gente y el barbero. Las cosas de los ochenta, los guardias civiles de los ochenta y hasta los coños de lozana andaluza de los ochenta no se pueden sacar del contexto o uno puede terminar pareciendo el marqués de Leguineche con su colección de pelos de coño. Pero la cosa parece que iba de revival, que hasta Yolanda Díaz citó la Biblia como Evita Perón y para ir al Vaticano se viste igual que Hernández Mancha.
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