Hay semanas en las que la actualidad nos devuelve a los más oscuros y repugnantes rincones del alma humana. Siempre me he negado a admitir que la corrupción sea algo consustancial a la naturaleza de las personas, pero cierto es que algunos sujetos parecen llevarlo en la sangre porque desde que nacen viven entregados al engaño y la mentira con el único fin de vaciar los bolsillos ajenos y llenar los suyos. 

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