"¿Fue precisamente el buen hacer de los fiscales en dicho caso (Villarejo) lo que determinó que Ignacio Stampa saliera de la Fiscalía Anticorrupción a fin de apartarlo del caso?". Esa es la pregunta del millón que deja en el aire Carlos Ruiz de Alegría Madariaga, Teniente fiscal de la Fiscalía Superior de Madrid, en el prólogo del libro El Complot.

El fiscal Stampa, apartado del caso con razones espurias, no responde en su libro a esa pregunta. Tal vez porque no pueda. Seguramente porque los datos que le llevarían a contestarla con rotundidad no pueda revelarlos porque forman parte de una investigación penal que aún sigue abierta. Pero, tras leer las 393 páginas de El Complot (La Esfera de los Libros), la respuesta es evidente.

Stampa y su compañero Miguel Serrano recibieron en 2017 el encargo de la Fiscalía Especial contra la Corrupción de investigar el llamado Caso Tándem, cuyo principal protagonista es el comisario José Manuel Villarejo. Stampa estaba en comisión de servicios.

Tiraron del hilo y encontraron una madeja gigante, que enredaba a grandes empresarios, políticos, policías, servicios secretos e incluso al rey emérito. Es, sin duda, el caso más importante de los investigados por la Fiscalía Anticorrupción.

Desde el principio, los fiscales supieron que pisaban un terreno minado. Las continuas filtraciones, a veces con grabaciones que ni siquiera figuraban en el sumario, les hacían perder el control sobre la causa. Durante meses, años, el caso Villarejo fue portada de diarios e informativos de radio y televisión. Las cintas supuestamente grabadas por el comisario eran objeto de deseo mediático. El volumen de la madeja no paraba de crecer, así que hubo que abrir piezas separadas que partían del grueso tronco bautizado como Tándem, y en el que además de Villarejo figuraban otros comisarios como Enrique García Castaño y Carlos Salamanca.

No se entiende la persecución de Dolores Delgado al fiscal Stampa si no es por razones de peso que tienen que ver con la investigación del caso Villarejo

En medio de la vorágine saltó a los medios una grabación que daría un vuelco a los acontecimientos. El 24 de septiembre de 2018 se publicó una conversación grabada durante una comida en el restaurante Rianxo, que tuvo lugar en 2009, en la que estuvieron presentes, además del comisario Villajero y destacados mandos policiales, el ex juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, y la entonces fiscal de la Audiencia, Dolores Delgado.

El ambiente de camaradería no era fruto sólo de una celebración un tanto subida de tono. El despacho de Garzón se hizo cargo de la defensa de Enrique García Castaño. La fiscal intervino personalmente en un caso instruido en la Audiencia por el que Villarejo cobró una muy sustanciosa minuta. Garzón y Delgado son pareja.

El ex juez, siempre que ha tenido ocasión, ha defendido públicamente a Villarejo como un hombre que ha hecho grandes servicios para el Estado. En esto coincidía con la valoración el ex ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

En julio de 2018, un par de meses antes de la filtración antes citada, Delgado fue nombrada ministra de Justicia, cargo que ocupó hasta enero de 2020. Poco después, en febrero, fue nombrada Fiscal General del Estado.

Otra fecha importante: en julio de 2020 (ya siendo Delgado Fiscal General) la Fiscalía de Madrid le abrió una investigación a Stampa por una posible revelación de secretos a una abogada de Podemos. La investigación terminó archivándose por falta de pruebas, pero Stampa fue apartado del caso. Lo que cuenta el fiscal en su libro es que esa operación fue dirigida personalmente por Dolores Delgado, que utilizó para ello a su mano derecha Álvaro García Ortiz (ahora Fiscal General del Estado).

La investigación del caso Villarejo nunca entró a fondo en los posibles lazos del comisario con Garzón y la fiscal Delgado con la trama del comisario. De eso nunca más se supo. Curiosamente, tampoco han aparecido nuevas grabaciones o documentos que avalen esas sospechas. Sobre el ex juez y la fiscal se tejió al parecer una tupida coraza protectora. Esa operación es la que inspira el título del libro: El Complot.

Cuando vemos hasta donde llega la utilización política de la Fiscalía General en el caso que afecta a Carles Puigdemot, la denuncia del fiscal Stampa suena coherente con los hechos que ahora copan las primeras páginas de los diarios. Hace apenas unas semanas el Tribunal Supremo estimó como "incontestable" la desviación de poder de García Ortiz para defender el ascenso de Delgado en la carrera fiscal.

Lo que queda tras la lectura del libro de Stampa es el regusto amargo de que la actuación honesta y profesional de una mayoría de jueces y fiscales queda manchada por un grupo de poder (Garzón/Delgado) que ha influido de manera directa en sumarios fundamentalmente instruidos por la Audiencia Nacional.