Vivimos tiempos extraños en los que de las criaturas de la plebe circulan más imágenes que de las de la realeza. Antes de cumplir cinco años un menor ya tiene un promedio de mil fotos suyas circulando por las redes sociales de sus padres. Las de la princesa Leonor, sin embargo, nos llegan con cuentagotas.

Aparte de aquel inolvidable posado comiendo acelgas para celebrar que su padre cumplía 50 años, no hay muchas fotos de las hijas de los reyes en el imaginario colectivo.

El forcejeo de ambas reinas sobre el hombro de la princesa Leonor resulta innegable hasta para los Comités de Defensa de la Monarquía

Mejor dicho, no había. Porque la tensa escena familiar que vivieron las nietas eméritas a las puertas de la catedral de Palma de Mallorca las eclipsa todas. Hasta las que nunca se hicieron.

Tanto preocuparse sus padres por tener a las niñas fuera de los focos y en una de las pocas citas anuales que las tienen expuestas a ellos se les escapa la escena que más va a dar que hablar desde Corinna y los elefantes de Botswana.

Al finalizar la misa de Pascua, a la salida de la Catedral de Palma, se ve a la reina Letizia enfrentándose a Doña Sofía para evitar que ésta pueda hacerse una foto con sus nietas. Todo el disimulo del que ambas reinas fueron capaces no bastó para ocultárselo a los presentes, incluidos Felipe VI y Juan Carlos I. Con la foto finish, además, el forcejeo que ambas mantienen sobre el hombro de la princesa Leonor resulta innegable para toda España, incluidos los habituales Comités de Defensa de la Monarquía.

Más de un siglo tardaron Las Meninas en las que Velázquez inmortalizaba a la familia de Felipe IV en convertirse en leyenda con su juego de espejos. Este rifirrafe real en torno a la foto de la discordia, sin embargo, se ha convertido en un clásico de los Borbones a las pocas horas de viralizarse. No en vano es también una escena dentro de otra escena que refleja la primera vez  que una reina le roba a otra un posado ante la atónita mirada de toda la Familia Real.

Normal que a Antonio López se le atragantara aquel cuadro que Zarzuela le encargó en 1994. Ahora el hiperrealismo es cosa de YouTube. Y para contar lo que pasa en Palacio, la Historia ya no necesita al mejor pintor de la Corte, sino una cámara anónima que filtre los deslices que los cronistas oficiales no se atreven a contar.

Para contar lo que pasa en Palacio, la Historia ya no necesita al mejor pintor de la corte, sino una cámara anónima que filtre los deslices

Hay guerras que empezaron por menos. Y como el siglo XXI va de selfis, no es tan extraño que ahora las monarquías se enfrenten entre sí por el control de sus fotos. Por eso el choque en público de Doña Letizia y Doña Sofía es mucho más que una anécdota. Este vídeo a lo suegras, nueras y viceversa humaniza más esta familia que toda la sopa de acelgas del mundo. Seguramente demasiado. Y he ahí la cuestión. Una monarquía no puede parecerse tanto a la gente normal o se arriesga a pasar a serlo.