Los apretados resultados de las primarias del Partido Popular han generado un maremágnum de elucubraciones sobre lo que sucederá en el Congreso Nacional de los próximos 20 y 21 de julio, donde la decisión final sobre el nuevo presidente del PP recaerá sobre los compromisarios. En el voto popular, Soraya Sáenz de Santamaría se impuso por poco más de 1.500 votos a Pablo Casado, que sin embargo no renuncia a sumar a los cospedalistas en la batalla de compromisarios y deshacer la victoria parcial de Santamaría.

Desde el jueves por la noche se han activado las hemerotecas para recordar a Casado, pero también a María Dolores de Cospedal, las repetidas ocasiones en las que se quejaron de los pactos entre PSOE y Podemos que desalojaron de numerosos ayuntamientos al Partido Popular tras las municipales de 2015. Se popularizó entonces la expresión "pacto de perdedores", a la que se sumaron los ahora derrotados en las primarias con especial fuerza durante las generales de 2016.

La hemeroteca de Casado...y su defensa

En aquella campaña, Casado aseguraba que el gobierno de la lista más votada era "una norma no escrita que se había respetado siempre a nivel nacional", aunque ahora "estemos acostumbrados a que pacten los que pierden". Casado, como María Dolores de Cospedal, reclamó una reforma de la Ley Electoral "para que no haya gobiernos de perdedores a lo largo y ancho de España".

Todas estas palabras resuenan ahora, agitadas por el entorno de la exvicepresidenta, que presiona por una lista de unidad que evite la batalla en el Congreso Nacional. Pero desde el entorno de Pablo Casado se defienden: el PP ya presentó una propuesta de reforma de la Ley Electoral para favorecer el gobierno de las listas más votadas, pero en ninguno de los supuestos que presentaba ese proyecto Santamaría habría sido presidenta del PP tras la votación del jueves.

Aquel proyecto -pensado para el ámbito municipal- establecía que una candidatura obtendría la mayoría absoluta si obtuviera más del 35% de los votos y una distancia con la segunda opción más votada de por lo menos el 5%. Lo cual no se cumplió en el caso de las primarias del PP, en las que Santamaría logró un 37% pero Casado un 34%. La otra opción es que el primer clasificado supere el 30% y distancie a la segunda candidatura en más de un 10%. En cualquier caso, por tanto, Santamaría y Casado habrían tenido que irse a la segunda vuelta, como harán dentro de dos semanas.

La segunda vuelta del PP, sin embargo, no pasa por los militantes sino por los miles de compromisarios escogidos en la segunda urna en la que los afiliados tuvieron que votar el jueves. Personas sin afiliación oficial con ninguna de las candidaturas, aunque con simpatías evidentes. Desde el entorno de Casado deslizan que podrían tener el apoyo de unos 2.000, contando a los aportados por María Dolores de Cospedal, que superó el 25% de los votos en las primarias. Serían suficientes para tumbar las opciones de Soraya Sáenz de Santamaría, que para evitarlo se ha abierto incluso a ofrecer a Casado la secretaría general del partido, rechazada por el vicesecretario de Comunicación.