Política

MADRID

Errejón utiliza Madrid como campo de pruebas para lanzar un partido nacional

El candidato a la Comunidad quiere demostrar a Iglesias que su proyecto transversal supera a Podemos

Iglesias entre Errejón y Espinar durante la rueda de prensa del acuerdo para la candidatura sobre la Comunidad de Madrid. EFE

Más Madrid puede ser el germen de algo más. La plataforma ciudadana transversal de Manuela Carmena mantiene el espíritu original de Podemos defendido por Íñigo Errejón desde febrero de 2017, cuando Pablo Iglesias decidió volver a sus orígenes políticos dentro de las Juventudes Comunistas para fusionar al partido con IU y recuperar todo su argumentario, imaginario sentimental y simbolismo como organización netamente de izquierdas. En Vistalegre 2 murió la hipótesis populista de un partido que aspiraba a unir a "los de abajo" frente "a los de arriba" sin encasillarse ideológicamente en el tablero político.

Con la plataforma de Carmena, Errejón recupera ese proyecto populista y transversal con el que pretende superar electoralmente a la candidatura de Podemos que Iglesias monte para competir con él. Precisamente esa contienda será el banco de pruebas para demostrar cuál de las dos hipótesis políticas es la correcta: la de una plataforma horizontal que aspira a sumar al votante progresista y al hastiado con los Gobiernos del PP en la Comunidad, al margen de ideologías, o al que sólo apela a los "convencidos", a los votantes de izquierda seguidores de Podemos.

El fundador de Podemos tratará de contraponer en Madrid su tesis de "abrir" el partido con la nueva deriva de Podemos impuesta por Iglesias tras Vistalegre. Después de aquel congreso, el secretario general comenzó un viraje a la izquierda, situándose en posiciones que antes habían ocupado partidos como Izquierda Unida. Desde el nacimiento de la formación, Errejón se ha revelado como un director de campaña excepcional. Diseñó una estrategia que llevó a Podemos de la nada a conseguir cinco eurodiputados y cinco millones de votos en las elecciones de 2015.

El cisma comenzó en ese impasse, por las diferencias entre Errejón e Iglesias a la hora de facilitar un gobierno de Pedro Sánchez. Mientras el primero se mostraba pactista, el segundo impuso el 'no' y llevó a una repetición electoral en la que perdieron un millón de votos. Aquella disputa abrió una grieta en un partido con dos proyectos distintos. Y aunque Errejón conseguía "seducir" a los votantes, se mostró incapaz de ganar ninguna de las batallas internas que plantó en el seno de Podemos: ni la de Madrid, donde la errejonista Rita Maestre se batió con Ramón Espinar, ni la de Vistalegre 2 frente a las tesis de Iglesias, ni las primarias para ser el candidato madrileño, donde tuvo que bajar la cabeza y aceptar un acuerdo impuesto por la dirección.

Las votaciones internas de Podemos, al igual que se ha comprobado en el resto de partidos, tienden a favorecer las tesis más radicales de la formación: Sánchez llegó a la Secretaría General del PSOE, Iglesias la revalidó en Podemos y Pablo Casado hizo lo propio en el PP. Unas querencias que no siempre coinciden con el votante de a pie, menos radicalizado, y al que se dirige ahora la plataforma impulsada por el ex número dos de Podemos. Mediante Más Madrid Errejón quiere medir la temperatura electoral de sus tesis políticas en unos comicios en los que se medirá con el candidato de Iglesias.

En ese sentido, el resultado de esta competición determinará el futuro de Podemos. Si la candidatura de Iglesias queda, como señalan todas las encuestas, como cuarta fuerza política a poca distancia de Vox, y Errejón logra despegar con Más Madrid, el todavía secretario de Análisis Político de Podemos demostrará que tenía razón y que el hundimiento electoral del partido se debe a su escoramiento hacia la izquierda. En ese caso, la plataforma ciudadana se convertiría en el germen de un nuevo partido que optaría a competir con Podemos a nivel nacional y a la que podrían sumarse todos los críticos con el partido de Iglesias, desde Anticapitalistas hasta errejonistas, pasando por federaciones críticas con el aparato estatal como Adelante Andalucía, Podem en Valencia, Cantabria, La Rioja o Euskadi.

“Hay algunas veces en las que lo correcto y lo cómodo no coinciden y hay que tomar una decisión”, comenzaba Errejón este lunes para anunciar que abandonaba el escaño.  “Pago muy tranquilo el precio”, ha defendido, reafirmando su voluntad de aglutinar “a una mayoría” de madrileños y de sumar “a los que faltan”. Esta tesis coincide con la que defendió en Vistalegre II frente a Iglesias, por la que reclama “abrir” Podemos frente al cierre del partido en las minorías de los tradicionales partidos de izquierda.

Menos de una semana después de lanzar la plataforma, Errejón apelaba al "espíritu" de Podemos en las elecciones europeas de 2014 que él mismo dirigió. “Yo no vine a estar en política. Vine a hacer política. Y eso significa tomar decisiones”, ha proseguido el dirigente. “Y eso significa que tenemos que volver a hablar con los que faltan, con gente que está ilusionada, con gente a la que no pudimos convencer. Y estoy convencido de que estamos tocando una tecla que hacía mucho tiempo que no sonaba”.

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