Más de 1,8 millones de electores que el pasado 28 de abril votaron a Ciudadanos están ahora en la abstención. Se trata, según fuentes de esta formación política, de un 45 por ciento de los 4.155.665 españoles que apostaron por la candidatura de Albert Rivera, que se tradujo, nada más ni nada menos, que en 57 diputados, sólo nueve menos que el PP. Pero el dato de las encuestas internas, con ser demoledor y haber encendido las luces de alarma en el cuartel general del puente de Ventas -donde se ubica la sede nacional de este partido- no resulta del todo negativo para los "naranjas".

Defienden que en la medida en que ese votante "no se ha ido a otra opción política, puede ser recuperable". Se trata de "movilizar a los que confiaron en nosotros" y que, por distintos motivos, "están desilusionado", bien sea por la estrategia marcada por Rivera en los últimos meses o por el cansancio de ir a una nueva confrontación electoral el 10 de noviembre.

Es tradicional que Ciudadanos sea el partido con menos fidelidad de voto. La encuesta de Dym para El Independiente- Prensa Ibérica ya apuntaba en esa dirección. Pero si bien la demoscopia siempre les mimaba, esta vez las encuestas públicas e internas resultan devastadoras para Rivera, al que llegan a situar incluso de quinta fuerza política por detrás de Vox.

Pierden a su derecha entre el 3 y 4 por ciento de voto y un 6 regresa al PSOE

Al alto nivel de abstencionistas se une, según los trackings que manejan, fugas de voto a izquierda y derecha que, sin embargo, no consideran preocupantes. Hacia el PP "se pierde entre un 3 y un 4 por ciento de voto"; hacia el PSOE "un 6 más o menos". Esto no se compadece con el fuerte impulso de la candidatura de Pablo Casado, que puede devolver al PP a la senda de las tres cifras, esto es, pasar de 100 diputados tras la debacle del 28-A cuando se quedó en 66.

Insisten en Ciudadanos que el más que previsible crecimiento del PP no es a costa suya ni de los efectos del llamamiento al voto útil, sino en muy buena medida, dicen, "de un alto nivel de abstención" que cambia el reparto de restos, posiblemente de los más altos al tratarse de una repetición electoral. Ya pasó en junio de 2016, cuando se registró la participación más baja de la historia, de tan sólo un 66,48 por ciento.

En cuanto al rechazo del votante de centro-izquierda, que puede haberse visto defraudado por la negativa de Rivera a plantearse un gobierno de coalición con el PSOE -con el que hubieran sumado nada menos que 180 escaños- creen que es muy menor dentro del cómputo de su voto.

En este sentido, siguen defendiendo el "acierto" de la estrategia de su jefe de filas, que durante toda la campaña del 28-A insistió en que no pactaría con Sánchez. Lo cierto es que el presidente del Gobierno en funciones tampoco hizo amago alguno de facilitar un acuerdo con Rivera salvo que se abstuviera gratis para facilitar su investidura. Esa estrategia desencadenó una sangría de dirigentes y cargos de Ciudadanos hasta diezmar al sector crítico, hoy apenas representado por su cabeza de lista europeo, Luis Garicano, y el vicepresidente del Gobierno de Castilla y León, Francisco Igea.

El giro de ultimísima hora de septiembre pasado por el que el líder de Ciudadanos levantó el veto a los socialistas a cambio de que el PP de Casado también participara en el desbloqueo con el que evitar nuevas elecciones fue duramente criticado internamente por extemporáneo y poco creíble.

El último tracking interno les sitúa en el 12,8 por ciento de voto

De hecho, según los trackings internos, en la semana del 7 al 12 de octubre "hemos recuperado 1,5 puntos en intención de voto, hasta situarnos en el 12,8". Son, en todo caso, 3 puntos menos de los conseguidos el 28-A, incluso por debajo al porcentaje de las elecciones del año 2016, cuando alcanzaron el 13,06 por ciento, lo que se tradujo en 32 diputados. El problema de Ciudadanos es que a poco que pierda porcentaje de voto o pase de tercera a cuarta fuerza política, se deja un gran número de parlamentarios por el camino.

Rivera confía en remontar "en la recta final de campaña" para poder agrandar su base electoral, hoy bastante maltrecha. "Los últimos quince días son fundamentales para nosotros", admiten en el entorno del candidato naranja que insistirá en el mensaje del "desbloqueo" que enarbola ahora y le permite también distanciarse del PP, cada vez más lejos de un sorpasso.