El PP ha protagonizado esta semana un importante giro de guion en un asunto capital: el feminismo, con una reubicación ideológica que le ha costado más de un rapapolvo mediático a cuenta de su figura más individualizada: Cayetana Álvarez de Toledo.

El silencio que ha mantenido Pablo Casado en los últimos días ha sido el único estandarte que ha mostrado sobre la -nueva- guerra interna que ha desatado su portavoz parlamentaria, elección predilecta del jefe de filas populares, que ha atacado abiertamente a La Sexta y ha hecho saltar por los aires el mensaje de unidad del partido desvinculándose de la iniciativa de participar en la manifestación del 8 de marzo. Un silencio que Casado ha mantenido hasta hoy.

En el marco del acto central de la campaña de los populares para la semana del 8-M, el presidente del PP ha defendido finalmente la "valentía" de Cayetana Álvarez de Toledo, de la que ha declarado sentirse "extremadamente orgulloso" por tener "una extraordinaria portavoz" como ella. "Es una mujer que siempre ha decidido ser libre", continuaba el alegato de Casado, cerrando filas frente a las críticas internas que se han sucedido en los últimos días.

La principal valedora de la estrategia feminista del PP, la vicesecretaria de Política Social, Cuca Gamarra, ha protagonizado este viernes, junto a otras mujeres del partido, un acto "feminista" en el que se ha dado voz a "las experiencias personales de mujeres luchadoras" como el acto principal de la campaña #MujerPorEncimaDeTodo, que el partido viene desarrollando en el marco de este 8 de marzo. El evento ha estado dirigido a dar cabida a los testimonios de Lupita Iturriaga, fundadora de Fintónic; Teresa Silva, presidenta de la Fundación También; y Ana Millán, deportista de élite con discapacidad y alcaldesa de Arroyomolinos (Madrid).

Al evento estaban invitadas "todas" las dirigentes y militantes del PP, según fuentes oficiales, en un acto en el que han participado, entre otras, la vicesecretaria de Organización, Ana Beltrán; o la vicepresidenta segunda del Congreso de los Diputados, Ana Pastor.

Y, en el marco del 8-M y de las polémicas que se han sucedido en la cúpula de los populares esta semana, ausencias y presencias adquirían un cariz significativo. La de Pablo Casado estaba confirmada. La gran incógnita era la de Cayetana Álvarez de Toledo, de la que el partido no había recibido confirmación. Sin embargo, según informaban fuentes del partido minutos antes del inicio del evento, la portavoz parlamentaria confirmaba su asistencia en el último momento.

El perfil propio que ha marcado la diputada por Barcelona contrasta con la unidad de acción que, este año sí, quiere anotarse la dirección del partido en el marco del Día de la Mujer. Una delegación encabezada por Cuca Gamarra -que en declaraciones a TVE aseguró que ella "sí" se consideraba abiertamente "feminista"- irá a la manifestación del domingo en Madrid, con el objeto de diferenciarse de la línea marcada por Vox.

Pero esa estrategia quedaba empañada por el verso suelto de Cayetana Álvarez de Toledo. "Cuando hablamos de igualdad, no podemos permitirnos el lujo de dividirnos, y ése es el principal motor", defendía Gamarra esta semana. "En mi nombre no puede hablar nadie", respondía la portavoz parlamentaria. "Irá una delegación del PP. Yo no", se reafirmaba. A la tesis de no asistencia se ha sumado también la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

El desaire de Álvarez de Toledo no ha sentado bien, ni de puertas para adentro ni públicamente, a dirigentes de la cúpula popular enmarcados en la corriente moderada, que ven en el desmarque de su compañera de filas un acercamiento a los postulados de Vox sobre feminismo justo cuando el partido los pretende evitar. "No nacemos víctimas, y menos en España, uno de los mejores lugares para nacer mujer", sostenía la portavoz el pasado martes en el Congreso, al hilo del negacionismo de la ideología de género que defienden los de Abascal.

"Habrá sectores a los que les parezca fenomenal que se vaya al 8-M y otros sectores a los que no. No todos tienen que secundar la tercera ola del feminismo: la del victimismo y la del heteropatriarcado", defienden fuentes próximas a la diputada, al tiempo que subrayan que el PP "no es una secta" y reivindican la "libertad de pensamiento" dentro del partido.