Política

Enclaves atrapados fuera de su provincia: cuando la desescalada tropieza con el mapa

La estrategia del Gobierno para ir abandonando las medidas restrictivas genera dudas entre los vecinos de enclaves que, perteneciendo administrativamente a una determinada provincia, hacen más vida en otras limítrofes por una cuestión de cercanía

Iglesia de Santo Tomás en Quintanilla del Molar (Valladolid).

Iglesia de Santo Tomás en Quintanilla del Molar (Valladolid). WIKIMEDIA

A los vecinos de la pequeña localidad vallisoletana de Roales de Campos les corresponde el centro de salud de Valderas, que pertenece a León. Y la farmacia más cercana se encuentra en San Miguel del Valle, en el término de Zamora. Ni la cartografía ni la división administrativa delimitan la vida diaria de los 170 habitantes que quedan en este municipio, dedicado mayormente al cultivo del cereal y a la cría del ganado ovino.

En Quintanilla del Molar, también de Valladolid, la situación es parecida. Como el pueblo carece de negocios, muchos vecinos se desplazan hasta la cercana Villanueva del Campo (Zamora), que cuenta con dos tiendas de alimentación, farmacia y estanco. Cuando necesitan ir al médico tienen que desplazarse también hasta Valderas, cuyo conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural en 2008.

Roales de Campos y Quintanilla del Molar forman lo que se conoce como ‘enclave de Roales y Quintanilla’, una de las 33 regiones de España separadas físicamente del resto de la provincia a la que pertenecen administrativamente. En plena Tierra de Campos, este enclave geográfico forma una especie de isla dentro de los límites territoriales de Valladolid que está abrazada por León y Zamora. La situación se mantiene desde la división territorial de 1833, después de que estos dos pueblos no aparecieran por error en el mapa original. 

Como estos vecinos, existen decenas de municipios en el país que hacen más vida en la provincia vecina que en la propia y que estos días esperan a conocer el detalle de cómo el Gobierno llevará a cabo la desescalada y el inicio hacia la "nueva normalidad" una vez que se levante progresivamente el confinamiento.

A la espera de mayor concreción, el Consejo de Ministros aprobó este martes la estrategia que se seguirá a partir del próximo 4 de mayo. El plan se desarrollará en cuatro fases, que se irán superando atendiendo a los marcadores "objetivos" que recomendará el comité de expertos al Gobierno. Salvo cambio de planes, se hará por provincias o islas.

¿Podrán los vecinos de Roales de Campos salir de su provincia para seguir acudiendo a la farmacia de San Miguel del Valle a comprar las medicinas que les prescriba el médico de Valderas? Y los habitantes de Quintanilla del Molar, ¿podrán continuar cubriendo los 4,2 kilómetros que les separa de Villanueva del Campo para hacer las compras básicas en el supermercado de esta localidad zamorana?

La desescalada genera dudas entre los vecinos de enclaves que pertenecen a una determinada provincia pero hacen más vida en otras limítrofes por una cuestión de cercanía

"Que me digan que no puedo salir a la carretera porque estoy pisando suelo de Zamora no tendría pies ni cabeza. Espero que tengan en cuenta municipios como el mío, que pertenecen a una provincia pero cuyos vecinos tienen necesidad de acudir a otras más cercanas. Romperían nuestra vida", razona María Paz Polo Alonso, alcaldesa de Quintanilla del Molar (PP).

De ejecutarse la desescalada siguiendo a rajatabla los límites provinciales, se condenaría en la práctica a paralizar la actividad del matadero industrial que funciona en esta localidad vallisoletana de 62 habitantes. Parte de los empleados que trabajan en él proceden de localidades de otras provincias, como Valderas (León) y Benavente y Villalpando (Zamora).

Detalle del mapa en el que se aprecia la 'lengua' existente en el interior de la provincia de Valladolid donde se encuentra Roales de Campos y Quintanilla del Molar (punto azul). MICHELIN

"Imagino que ya lo estarán hablando y que habrá una cláusula para que estos pueblos tengan otra valoración y nos dejen hacer la vida que llevamos. No encontraría normal que acordaran que no se puede salir de tu provincia", comenta la regidora, al frente de la corporación municipal desde las elecciones celebradas en 2011.

Que me digan que no puedo salir a la carretera porque estoy pisando suelo de Zamora no tendría pies ni cabeza", dice la alcaldesa de Quintanilla del Molar (Valladolid)

Ella ya se ha encargado de ensobrar las mascarillas quirúrgicas que la Diputación de Valladolid le ha hecho llegar y depositarlas en los buzones de los vecinos para que se protejan del coronavirus, que no ha provocado ningún contagio en este municipio. "Estamos muy tranquilos, no ha habido problemas", indica aliviada.

Ninguno de los 170 habitantes de Roales de Campos se han infectado tampoco. Por la cabeza de su alcalde, José Manuel Moreno Fermoso (PP), no pasa la idea de que el Gobierno les obligue a modificar sus hábitos y a hacer más kilómetros para ir a por las medicinas o los alimentos de primera necesidad por la prohibición de saltar de provincia.

"Entiendo que no podamos ir de copas a Benavente, pero no creo que haya problemas para seguir yendo al médico o al supermercado a Valderas y a la farmacia a San Miguel del Valle", comenta Moreno Fermoso, alcalde desde hace 33 años. El municipio sólo ha conocido dos regidores en la etapa democrática: él e Isaías Martínez, que ostentó la vara de mando en la primera corporación municipal (1979-1983) bajo las siglas de la UCD.

A falta de que Pedro Sánchez o el ministro Salvador Illa ofrezcan detalles, en el Condado de Treviño lo tienen claro. "La desescalada tenemos que hacerla con Álava", zanja Enrique Barbadillo (EAJ-PNV), alcalde de este municipio de Burgos perteneciente a la comarca del Ebro y dependiente del partido judicial de Miranda de Ebro.

"Estamos inmersos como una isla dentro de la provincia de Álava. Nuestros hospitales de referencia están en Vitoria, los chavales van a la ikastola en Vitoria... Estamos a 110 kilómetros de la capital de Burgos y a 15 de Vitoria", razona Barbadillo. Hay un dato que es elocuente: de los más de 4.000 vecinos que residen en el Condado de Treviño, menos de 1.500 están empadronados en este municipio. El resto está inscrito en Vitoria.

"Una isla dentro de Álava"

"Cuando se publique el decreto y veamos que va en contra del sentido común ya actuaremos ante las autoridades de Castilla y León, del País Vasco y del Gobierno central. Tenemos tienda en el Condado de Treviño para el día a día, pero si tienes que hacer una compra de cierta envergadura transgredirías las normas porque para ir a un supermercado o a un hipermercado tendrías que ir a la provincia de Álava al estar enclavados dentro de ella", observa.

El pico de la covid-19 llegó a este municipio burgalés hace dos semanas, cuando se contabilizaron 41 afectados. De ellos, tan sólo tres necesitaron ingreso hospitalario y ya les han dado el alta. Este jueves, diez vecinos se encontraban en aislamiento, según los datos que el centro de salud le había facilitado al alcalde.

Como en el resto del país, el virus ha alterado la vida y los hábitos de Condado de Treviño, pero no el deseo de una parte importante de sus vecinos de desvincularse administrativamente de Burgos para pasar a formar parte de Álava como un municipio más. "En el momento en que vuelva esta normalidad especial volveremos a la carga", advierte Barbadillo.

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