El presidente del Gobierno ha conseguido salvar la cuarta prórroga del estado de alarma aunque con los apoyos cada vez más mermados y gracias a una negociación de última hora que le permitió atraerse al PNV y a Ciudadanos. Con la abstención de los populares y el "no" de ERC, Pedro Sánchez queda muy lejos de las primeras unanimidades gratuitas y se le complica el camino hacia una quinta o sexta prórrogas, que Moncloa querría hacer coincidir con el fin de la Fase 3, a finales de junio.

Con el apoyo del PSOE, Unidas Podemos, PNV, Ciudadanos, Más País, Compromís, Teruel Existe, Coalición Canaria, Nueva Canarias y PRC, la cuarta prórroga ha salido adelante con 178 votos a favor, frente a los 97 de los abstencionistas PP, Bildu y BNG y el rechazo de Vox, ERC, JxC y la Cup, que han sumado 75 papeletas.

El Gobierno consigue así cierto alivio hasta la madrugada del día 25 pero en el interregno deberá trabajar bien por una nueva prórroga o entrar de lleno en el "plan b" del que carecía hasta ahora. En su acuerdo con Ciudadanos, se explicita que el Ejecutivo se compromete a "consensuar una salida ordenada" del estado de alarma, aunque del argumentario presidencial cabe colegir que no ven otra forma de prolongar el confinamiento ciudadano que con ese instrumento constitucional, pero excepcional.

Lo acontecido hoy en el Congreso de los Diputados ha sido la primera advertencia seria para Sánchez, a la que difícilmente puede hacer oídos sordos. La intervención del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha sido una enmienda a la totalidad al mando único y, por momentos, coincidente con el discurso que poco antes había pronunciado el líder del primer partido de la oposición, Pablo Casado, en cuanto a la prórroga "sine die de no tener derechos". "Hay alternativa -ha proclamado- Si no hay alternativa, ¿por qué el Gobierno no se deja las cejas en negociar con quienes hicieron posible su investidura?", se ha preguntado.

Jaume Asens, de Unidas Podemos, ha centrado su intervención en el "no" de ERC

La desafección de los republicanos independentistas preocupa, y mucho, en las filas de Unidas Podemos. De hecho, la intervención de Jaume Asens, que ha tomado la palabra en lugar de Pablo Echenique, ha sido un monográfico de reproches y exhortos, a partes iguales, a ERC para que no quedara del lado de Vox.

Con el PNV se ha salvado a cambio de concesiones y de abrir el camino a la convocatoria de las elecciones autonómicas en julio. Está por ver si el cheque de los nacionalistas vascos llega para votar a favor de una o dos prórrogas más o, por el camino, Moncloa debe mantener su doble negociación con el lendakari, Íñigo Urkullu, y el líder del partido, Andoni Ortúzar.

También la foto fija del bloque del centro-derecha deja una escena muy curiosa. PP, Vox y Ciudadanos han optado por tres vías distintas, esto es, la abstención, el rechazo y el "sí", respectivamente. Posiblemente a eso se refería el portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de lo Monteros, cuando vía tuit ha sentenciado, sin más aditivos, que "cada uno se coloca en su sitio, bien". Eso sí, Casado ha dejado claro que rechazará una nueva petición para prolongar el estado de alarma.

Aún admitiendo que eso no implica necesariamente un cambio de ideario de la formación naranja -"lo único que hacemos es votar si queremos que este sábado se pueda salir sin ningún tipo de control", ha explicado Inés Arrimadas- sí supone la búsqueda de un perfil propio que les devuelva protagonismo político ante el riesgo evidente de irrelevancia. Y, con ello, se aleja de las intenciones de Casado de ir a un proceso de reunificación del centro-derecha, para el que estaba incluso dispuesto a sacrificar sus siglas. La crisis del coronavirus abre un nuevo escenario político que puede tener su correlato en la comisión parlamentaria de reconstrucción social y económica, que se constituye mañana en el Congreso de los Diputados.