El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, culpó este domingo a la "izquierda radical" de los disturbios registrados en Los Ángeles tras tres días de protestas contra redadas migratorias en lugares de trabajo. En un mensaje en su red Truth Social, anunció que se prohibirá el uso de máscaras en manifestaciones y agradeció a la Guardia Nacional "por un trabajo bien hecho".

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"Estas protestas de la izquierda radical, por instigadores y a menudo alborotadores pagados, no serán toleradas. ¿Qué tiene que ocultar esta gente y por qué?", escribió Trump, en referencia a los enfrentamientos con manifestantes ocurridos desde el viernes, especialmente en la ciudad de Paramount.

El presidente aprovechó su publicación para atacar al gobernador de California, Gavin Newsom, y a la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, a quienes acusó de incompetencia. "Basta con ver cómo gestionaron los incendios", escribió Trump, rebautizando a Newsom como "Nuevaescoria" ('Newscum').

Bass respondió este mismo domingo por la mañana en una entrevista con ABC: "No creo que sea necesario [el despliegue de tropas], porque confío en que el Departamento de Policía de Los Ángeles puede manejar la situación". La alcaldesa también expresó su preocupación por la creciente militarización de la respuesta federal.

Redadas y represión

Desde el sábado, el presidente había amenazado con "intervenir" si las autoridades locales no controlaban las protestas, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, llegó a advertir sobre el posible envío de infantes de Marina "si la violencia continúa".

Las protestas comenzaron el viernes, tras una serie de operativos migratorios en al menos siete centros de trabajo de Los Ángeles. Las acciones, encabezadas por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), han dejado decenas de detenidos y numerosos heridos entre los manifestantes.

El sábado, la situación se agravó en Paramount, donde más de 50 vehículos federales participaron en la redada de una empresa. Activistas y miembros de la comunidad intentaron impedir los arrestos, pero fueron repelidos con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras. También se reportaron balas de goma y forcejeos con periodistas y observadores. Al menos 65 trabajadores fueron arrestados.

La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) considera el despliegue militar "una declaración de guerra" y prepara una demanda contra la Administración Trump. "No hay ninguna razón para desplegar la Guardia Nacional contra los angelinos que están legítimamente indignados y ejercen su derecho a protestar", afirmó Victor Leung, director legal de la ACLU en el sur de California.

Incomunicación y denuncias de abusos

Durante el fin de semana, abogados y congresistas denunciaron que se les impidió el acceso al centro de detención de ICE en Los Ángeles. El congresista Jimmy Gómez relató que los migrantes llevaban horas sin agua ni comida, en condiciones de hacinamiento y oscuridad. "Queremos comprobar qué está pasando. Los detenidos no son criminales", dijo a EFE.

Mientras tanto, activistas como Ron Góchez, de Unión del Barrio, y Jorge Mario Cabrera, de CHIRLA, han denunciado una campaña de intimidación que busca bloquear el activismo proinmigrante en medio del debate del presupuesto federal.

La subsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, acusó a los manifestantes de "agredir a los agentes, pinchar neumáticos y destruir propiedad federal2. Pero desde el terreno, las voces contrarias a la operación federal insisten en que es el Gobierno el que ha actuado con desproporción. "Los agentes usan máscaras, armas y vehículos militares. No para protegerse, sino para ocultar su vergüenza", denunció Pablo Alvarado, codirector de la Red Nacional de Jornaleros. "Están violando la decencia humana más básica".Con más de un millón de personas indocumentadas en el condado de Los Ángeles, la tensión no parece remitir. Y mientras el Gobierno federal redobla su apuesta, la ciudad vive uno de los mayores choques entre autoridades locales y Washington desde la era Trump.

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