Es el socio más fiel que le queda a Pedro Sánchez. Mientras los casos de presunta corrupción y escándalos de todo tipo rodean al PSOE, en Sabin Etxea prefieren mantener un perfil discreto. Pese a que la tormenta de casos arrecia, las críticas de su nuevo líder, Aitor Esteban, apenas han aflorado. Hasta ahora, al menos, no ha alzado la voz. Ni por la ausencia de explicaciones -que se prolonga ya más de un mes- del presidente, ni por el carrusel de audios, ni por los presuntos episodios de ‘cloacas’ o el procesamiento de altos cargos institucionales y orgánicos. Estos días en el PNV no se han escuchado críticas, reproches o exigencia de explicaciones. Por ahora, el presidente del PNV se ha limitado a afirmar que sería recomendable que Sánchez las diera, pero aclarando que aún no es necesario llegar “a sede parlamentaria”.

PUBLICIDAD

De ahí que su partido no respaldara la iniciativa del PP de pedir la comparecencia de Sánchez en el Congreso. Tampoco EH Bildu la apoyó. La coalición de la izquierda abertzale no ha hecho sangre, pero al menos sí ha reclamado que todo lo que está saliendo se “investigue en profundidad” y que el PSOE aclare las sospechas que empiezan a instalarse. Bildu se ha sumado a las voces críticas de las formaciones de izquierda afines al Gobierno que han cuestionado su silencio. Los de Otegi saben que les interesa que Sánchez continúe, que un relevó popular en Moncloa hundiría cualquier aspiración de seguir ‘ordeñando’ al Gobierno central. Temen, sin embargo, que hacerlo de manera acrítica debilite el perfil que creen consolidado de ser una formación transparente y crítica con la corrupción.   

“Somos un socio fiable”, gusta recordar al líder del PNV, “un partido de orden que respetamos las instituciones”. Esteban ha venido recordando estos días que actualmente “no hay alternativa a Sánchez” y que es el único con capacidad para convocar elecciones.  Con el PP los puentes no están rotos, pero sí maltrechos. Esteban ya ha advertido que no se sumarán a ningún intento por conformar una moción de censura. El PNV no quiere dejar caer al Gobierno. El tiempo que siga en Moncloa es tiempo para completar los acuerdos que tiene firmados con él.

Los vaivenes de Bildu con el Gobierno han sido más notables. En febrero votó en contra de la reforma de la ley del suelo que PNV y PSOE habían pactado. En enero lo hizo contra el decreto de reforma de las pensiones impulsado por el Gobierno. Se opuso también, al igual que el PNV, al plan de rearme promovido por Sánchez. Bildu incluso se ha sumado a Sumar y BNG para pedir la comparecencia del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, para que dé explicaciones de los contratos de España con Israel.

Minimizar los 'casos'

En el PNV por ahora las discrepancias se limitan más a propuestas y contenidos que a la zozobra que se está generando en torno al PSOE. Pese a que algunos votos en contra de los jeltzales han sido notorios, como el que permitió tumbar la prórroga del impuesto a las energéticas, nada parece haber cambiado el devenir del ‘caso Koldo’, el ‘caso Leire Díaz’, el caso Fiscal General del Estado o los escándalos que salpican al hermano y esposa de presidente del Gobierno.

Esteban ha reconocido que los episodios de la ya ex militante del PSOE Leire Díez le han llevado a identificarla más con poco más que una ‘pequeña Nicolás’ socialista. También ha defendido que el ‘caso Begoña’ que afecta a la mujer del presidente Sánchez es poca cosa, poco más que una “sanción administrativa’. Como con el caso que llevará al banquillo al hermano del presidente, en el PNV creen que no merecen mucho mayor reproche porque terminarán archivados. Sobre el procesamiento del Fiscal General del Estado, el partido tampoco hizo ayer comentarios en público. Menos aún de reclamar su dimisión.

El PNV quiere subrayar que su prioridad es dar estabilidad institucional. Ni siquiera la ausencia de presupuestos, otrora considerados clave por los jeltzales para la continuidad de una legislatura, han merecido grandes reproches. Esteban esperaba que en febrero se presentarán. Más aún, la responsabilidad de su ausencia la sitúa más en Podemos que en el PSOE, “no veo interés en dárselos”.

Distinto escenario al de mayo de 2018

En las últimas semanas del PNV de Andoni Ortuzar tampoco se alzó mucho la voz contra Sánchez. Han pasado poco más de dos meses desde que el pasado 30 de marzo Esteban asumiera la presidencia del partido. Desde entonces la relación entre socialistas y nacionalistas apenas ha cambiado. Algún desencuentro en Euskadi en materia de inmigración o vivienda y en política lingüística a nivel nacional, pero la misma sintonía de fondo entre socios que venían mostrando desde el inicio de legislatura.

Insisten en que la legislatura aún no se puede dar por amortizada. El partido subraya que aún les ata con Sánchez un acuerdo de investidura que se debe cumplir antes de pensar en nuevas elecciones. No en vano, en él se incluye uno de los grandes objetivos del nacionalismo vasco: el desarrolló íntegro del Estatuto de Gernika. Entre las competencias pendientes de transferir por parte del Gobierno de Sánchez figura la de la cesión del régimen económico de la Seguridad Social.

Ni siquiera hoy la posibilidad de explorar una posible moción de censura con la participación del PNV parece estar más cerca. Las llamadas del PP a considerarlo han caído en saco roto. El caso ‘Gurtel’ que sí llevó al PNV a unirse a los socialistas para tumbar al Gobierno de Rajoy no es hoy equiparable para el PNV. La portavoz del partido en la Cámara Baja, Maribel Vaquero, ha afirmado que el escenario actual no es comparable al clima que se vivía en mayo de 2018, “entonces hubo una sentencia por financiación ilegal contra el PNV, ha justificado.