Nervios, miedo y liberación en Luisail. La atmósfera en el estadio era más propia de una eliminatoria de cuartos final que de lo que realmente era, el segundo partido de la fase de grupos del Mundial. Los protagonistas, Argentina y México, sentían el encuentro como la final, y los fantamas de la eliminación camparon por el césped hasta que el elegido a ahuyentarlos, Leo Messi, decidió que quería seguir siendo dueño de su destino en Qatar.
La inquietud por las consecuencias del resultado se hizo dueña del choque desde el inicio. Los futbolistas argentinos comenzaron totalmente atenazados y México, con un poco más de margen de error después su empate con Polonia, tuvo más importancia en la primera mitad que Argentina. Los dos acontencimientos más destacados de los 45 minutos que inauguraron el marcador fueron el cambio obligado de Guardado por lesión y la parada con solvencia del Dibu Martínez a un disparo de falta directa que se colaba en su portería. Messi apenas toco el balón en el primer episodio.
El descanso llegó y la pinta del partido era la de un 0-0 que difícilmente podría cambiar, algo que no se puede asumir cuando alguien como Messi está en juego, por muy desconectado que parezca. El '10' estaba atrapado en la trampa mexicana, que echó un candado al área de influencia del rosarino con un doble pivote que no perdía ojo al argentino. Una arrancada y una pared levantó el jadeo de los argentinos, aunque Erick Gutiérrez -que había entrado por Guardado- se encargó de frenar a Messi con una entrada que le valió la tarjeta amarilla.
El plan de México funcionaba y Argentina se estancaba en el úlitmo tercio de campo. Con los sudamericanos ya establecidos en territorio rival, México se hundió junto a su área y se despitó dos segundos, los justos y necesarios para que Messi frotara la lámpara y despejase con un zurdazo cruzado la angustia de los millones de argentinos que vibraban por el partido.
La incercia cambió, el combinado argentino encontró los espacios y los ingresados para ayudar a resolver la papeleta Julián Álvarez y Enzo Fernández sumaron. Especialmente el segundo, que tras recibir un pase de Messi en un córner dribló a su par y sacó un disparo de rosca directo a la escuadra para sellar el 2-0 definitivo.
Argentina coge aire después su histórica derrota en el debut con Arabia Saudí. Los tres puntos permiten al equipo de Scaloni no solo seguir vivo en el Mundial, sino depender de sí mismo para avanzar a octavos de final como primer clasificado del Grupo C. Después de la victoria de Argentina a México y de Polonia a Arabia Saudí, la segunda jornada del Grupo C se cierra con Polonia como líder con 4 puntos, Argentina segundo con 3 puntos y +1 de diferencia de goles, Arabia Saudí tercero con 3 puntos y -1 de diferencia de goles y México último con 1 punto.
La tercera y definitiva fecha de la fase de grupos enfrentará a Polonia con Argentina y a Arabia Saudí con México. Hay muchas combinaciones posibles para los dos primeros puestos, ya que todos los equipos cuentan con posibilidades matemáticas para pasar a la ronda de eliminatorias.
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