El trasvase de votos era más una ficción que una posibilidad real. Todo apunta a que de los más que probables escombros de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid no se va a beneficiar Ángel Gabilondo. El lenguaje moderado de su líder, su compromiso a no subir los impuestos ni aliarse en un Gobierno de coalición con Pablo Iglesias no ha dado los resultados esperados. Se impone un cambio de estrategia, la misma que escenificó al final del debate de Telemadrid el pasado miércoles, cuando dijo aquello de "Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones".

En el equipo de campaña admiten que el grueso del trasvase del voto de Ciudadanos "se va al PP" de donde, por otro lado, vino. El crecimiento electoral de los naranjas en el conjunto de España, en general, y en el caso de Madrid, en particular, fue a costa de los populares, y allí está volviendo. A los socialistas les llega "poco" de esa deserción, admiten los medios consultados.

Los socialistas admiten que el grueso del voto naranja vuelve al PP y "poco" va al PSOE

No obstante, la idea de que un perfil como el de Gabilondo podía resultar atractivo para el votante moderado huérfano de partido no era del todo descabellada. Se abría la posibilidad a ampliar su base electoral por la derecha, pero se ha encontrado con un muro, acaso por la sensación de que está condenado a pactar con Pablo Iglesias. El candidato de Unidas Podemos no se va a conformar con ser un convidado de piedra desde el escaño de la Asamblea mientras ve que PSOE y Más Madrid firman una coalición de Gobierno en caso de que sume la izquierda.

Ya lo dijo Iglesias en una entrevista a RNE el pasado jueves.  "Si la gente quisiera un gobierno de partido único daría mayorías absolutas", arguyó para pasar a recordar después los pactos de coalición en el Gobierno central, pero también en Valencia -con el Pacto del Botánico-, Canarias o Navarra.

Podría haber repetido estos argumentos el viernes en la SER y delante de Gabilondo, pero abandonó el debate tras negarse Rocío Monasterio a retractarse por haber cuestionado las amenazas de muerte recibidas en una carta con cuatro balas, al igual que el ministro del interior, Fernando Gande-Marlaska y la responsable de al Guardia Civil, María Gámez, y que ya investiga la Justicia.

De hecho, ese acontecimiento ha llevado incluso a un cambio de lema en la campaña socialista, que ha mutado el "Gobernar en serio" del principio al "Hazlo x Madrid" para acabar en "No es sólo Madrid, es la democracia". Esto pasa por centrar los mensajes en que Vox es una amenaza para la democracia y, por defecto, el PP si necesita de sus votos.

A partir de este momento los términos de la campaña se dirimen en la clave clásica de "izquierda contra derecha", admiten fuentes del PSOE. Hay dos bloques claramente diferenciados y la única fuerza política que podría ser transversal, Ciudadanos, ya ha dicho que volvería a pactar con los populares si es que consigue representación en la Asamblea madrileña.

En el entorno de Gabilondo recuerdan su perfil moderado

Ojo, tampoco se puede esperar de Gabilondo que suba mucho el tono para portarse como un hooligan. En este sentido, fuentes de su entorno recuerdan que "ya saben como es y si han decidido que fuera de nuevo el candidato deben asumir su forma de ser".

Unidas Podemos y Más Madrid, sobre todo los primeros, creen que el candidato socialista "no está haciendo su parte" para conseguir que la izquierda sume. Por su parte, Mónica García, que salió muy bien parada del debate en Telemadrid siendo de las más desconocidas por el electorado, está creciendo a costa, precisamente, de los socialistas.

Pero el trasvase de votos interbloques da al final suma cero, no sirve para subir escaños frente al centro-derecha, a pesar del último CIS, aventurando una ventaja para la izquierda que ni esta misma se cree. "La clave está en la movilización, en conseguir que los barrios más de izquierdas salgan a la calle como lo hace el electorado del distrito de Salamanca" insisten, pero para eso sólo les quedan diez días y ningún otro debate electoral.

RTVE y La Sexta no han tenido más remedio que cancelar sus citas, previstas para la semana que viene. Ya era más que dudosa la presencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pero la negativa de Pablo Iglesias y de Mónica García a sentarse con Rocío Monasterio ha puesto fin a la propuesta de las dos cadenas, que también emitieron el debate de la autonómica madrileña.

Ese camino queda, pues cegado, mientras arranca una campaña distinta marcada por el giro estratégico del PSOE y la provocación de Vox, que puede acabar, paradójicamente, mejorando las opciones de la izquierda a través de la movilización de su electorado.