Pocos apostaban por Juanma Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía desde enero de 2019, cuando aterrizó en esta plaza para disputarle las elecciones a una Susana Díaz y a unos socialistas que, tras 40 años de poder hegemónico, no estaban dispuestos a que un "advenedizo de Madrid", según ellos, "un señorito", llegara de la noche a la mañana a desalojarles de su cortijo real.

Bien es cierto que le costó, y en sus primeros pasos en la política andaluza, recorriendo pueblo a pueblo, derrochó sudor y puede que algunas lágrimas. Como buen tauro, de mayo de 1970, no se amilanó y lejos de acobardarse se fue creciendo cada día más. El resultado es bien conocido: podrá presumir siempre de haber pasado a la historia como el primer candidato del PP que arrebató el sillón del Palacio de San Telmo a la izquierda. El poder gestionar una autonomía tan compleja le ha permitido destacar más esas cualidades de liderazgo que desde la oposición, a menudo, habían quedado ocultas.

Hombre afable, de sonrisa abierta y sincera, no rehúye jamás -como sí hacen otros políticos- la mirada a su interlocutor. De voz tranquila y formas suaves, aunque contundente y firme en el fondo del diario ejercicio de su responsabilidad, transmite confianza. Mucha.

La convención del Partido Popular ha sido como un auténtico maratón o unas Fallas, acabada con una traca final en la Plaza de Toros de Valencia. Es un buen momento para hacer un pequeño balance de estos primeros años de gobierno en la Junta y de una convención que entre aplausos y algún que otro tropiezo ha encumbrado todavía más el liderazgo de Pablo Casado

Pregunta.- Apenas hace tres años, no se han cumplido aún, desde que cogió usted las riendas del gobierno autonómico andaluz. De todos los logros que ha ido alcanzando en este período al frente de la Junta, ¿Cuál es el que le hace sentir más satisfecho?

Respuesta.- Me siento presidente de todos los andaluces, del que me votó y del que no, así pienso y así actúo todos los días, y es de eso de lo que me siento más orgulloso. También de situar Andalucía a la cabeza de indicadores en los que antes era impensable. Hoy el PIB andaluz crece por encima de la media española, lideramos en España el ránking de nuevos autónomos y superamos a comunidades como Cataluña en la creación de empresas y empleo.

Con cada Presupuesto -llevamos tres y estamos trabajando en el cuarto- hemos ido bajando los impuestos. Prometimos que en Andalucía desaparecería el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, lo hicimos nada más llegar al Gobierno, y este año haremos nuevas reformas para reducirlo en herencias entre hermanos, tíos y sobrinos.

Ahora Andalucía transmite estabilidad, lo que ha generado un clima de confianza que han percibido muchos inversores nacionales y extranjeros. Prueba de ello son las numerosas multinacionales relacionadas con la innovación y la tecnología que en 2020 y 2021 han elegido Sevilla, Málaga o Granada para establecerse por delante de otras grandes ciudades españolas. Hablo de Google, Vodafone o TDK, entre otras muchas.

Tampoco quiero olvidar el esfuerzo inversor que estamos realizando para mejorar la sanidad andaluza y para proporcionar a los profesionales sanitarios unas condiciones laborales dignas, que es lo que venían reclamando a los anteriores gobiernos. El sistema público de salud en Andalucía necesitaba modernizarse, encontramos infraestructuras que no habían sido tocadas en décadas. Y en esa tarea estamos. Para 2021 y 2022 vamos a destinar 850 millones de euros a obras en nuestros hospitales y centros de salud.

P.- En usted se dio la paradoja de que, aunque sus resultados en los últimos comicios autonómicos no fueron los mejores en la historia del PP en su comunidad (Javier Arenas obtuvo por ejemplo un mayor número de votos y escaños en 2012) ha sido el primer dirigente popular en conseguir quebrar la hegemonía de la izquierda en Andalucía, donde llevaba gobernando casi 37 años. Supongo que, tanto en términos humanos como políticos, esto le hará sentirse muy satisfecho.

R.- No existe para mí un mayor honor que ser el presidente de la Junta de Andalucía. Era mi sueño y se ha cumplido. Es un orgullo tremendo. Pero también conlleva una responsabilidad enorme de la que soy consciente. Conozco bien la realidad de mi tierra y eso no me permite, ni por un segundo, estar en las nubes. Los andaluces votaron en 2018 por el cambio, y le puedo asegurar que nos estamos dejando la piel en ello.

Fíjese que mi Gobierno ha sido el primero en la historia reciente de Andalucía que ha admitido enmiendas a los presupuestos de todos los grupos que componen el arco parlamentario. Son muchas horas de trabajo, pero, como digo, es lo que pedían los andaluces: diálogo, mano tendida y soluciones a los problemas, que al final es lo que nos importa y para lo que estamos.

P.-Necesitó usted, eso sí, el concurso de Ciudadanos, que le da sostén desde el propio gobierno, con el señor Marín de vicepresidente; y de la ultraderecha de Vox, que no quisieron entrar en el Ejecutivo y tratan de condicionarle parlamentariamente, aunque con un éxito bastante relativo, señor Moreno. ¿Cómo ha sido su relación con estos últimos durante estos dos años y medio largos en el Palacio de San Telmo?

R.- Francamente bien. Con Ciudadanos no existe diferenciación alguna dentro del Gobierno. Todos remamos en la misma dirección y tenemos claro el objetivo, que es hacer realidad el cambio en Andalucía y solucionar los problemas de los andaluces. Realmente hay muy buena sintonía entre todos, tanto mía personalmente con el vicepresidente como entre los consejeros y consejeras. Creo que ahí está la clave de la estabilidad de este Gobierno, en apartar cualquier ideología política y poner siempre por delante el interés de los andaluces.

Con VOX tenemos buena relación, y ahí están los tres presupuestos aprobados y el acuerdo de investidura. Conseguimos dejar a un lado lo que nos separaba y trabajar en lo que nos unía. Que, insisto, es lo que demandan los andaluces. No es momento de debates broncos ni de rifirrafes políticos, es momento de la recuperación, de crear empleo, riqueza y bienestar.

No es momento de debates broncos ni de rifirrafes políticos"

P.- Vox se ha ufanado siempre de que  sin ellos, sin aquellos 395.000 votos que eclosionaron, de la noche a la mañana, en los últimos comicios andaluces, no hubiera posible el desalojo de los socialistas de la Junta de Andalucía. Han amagado en varias ocasiones con retirarle a usted el apoyo parlamentario, incluso de abortarle los Presupuestos para la Comunidad. Por no tener, no tienen ni un líder claro de cara a las próximas elecciones. ¿Cree que el fenómeno Vox se irá disolviendo, en Andalucía como en el resto de España?

R.- Pues mire, yo lo que espero es que los andaluces perciban que este Gobierno ha hecho bien sus deberes. Me obsesiona, y lo digo así de contundente, cumplir con cada uno de los proyectos con los que me comprometí cuando era candidato. Muchos de ellos ya son una realidad y otros están en marcha. Pero sé que en cuatro años será imposible llevarlos todos a buen puerto. Algunos por tratarse de procesos administrativos lentos; otros por tener que contar con la colaboración de otras administraciones, y a veces es complicado…

En cuanto a VOX, en Andalucía cuentan con 12 diputados que apoyaron al Gobierno del cambio y en España son la tercera fuerza política. Vox y PP somos dos proyectos distintos, que tenemos visiones distintas en algunos aspectos. Creo que Vox tiene ahora mismo una base sólida aunque hay que ser prudentes, porque la política tiene actualmente una gran volatilidad. Tendremos que ver en las próximas elecciones autonómicas, municipales y generales si realmente se trata de un fenómeno pasajero o no. 

P.- El señor Abascal acaba de decir que el PP de Andalucía, con usted a la cabeza, quiere traicionar la voluntad de los votantes, al negociar sus Presupuestos para 2022 con el PSOE. Y que su comunidad necesita “una alternativa, no un simple recambio”. ¿Qué tiene que decirle al líder de Vox?

R.- Una de las señas de identidad de mi Gobierno es el diálogo y el acuerdo, pero sin renunciar jamás al mandato reformista que salió de las urnas el 2 de diciembre de 2018. Nos sentaremos con todos los grupos para buscar puntos de encuentro. Tenemos la mano tendida, pero no traicionamos a nadie. Los andaluces querían menos impuestos, y los hemos bajado cada año; querían menos burocracia, y lo estamos haciendo; querían una apuesta contundente por la Sanidad, la Educación, el empleo y los servicios sociales, y en cada presupuesto hemos incrementado la inversión.

Es curioso que a VOX le moleste que hablemos con otros partidos políticos, cuando en los últimos meses están intentando mostrar un alejamiento con el Gobierno del cambio, amagando con romper, como usted dice, y aventurando una negativa a los Presupuestos. Se equivocaría si cambiara de postura sólo por un posible interés electoral. No creo que los andaluces que apostaron por el cambio dieran eso por bueno.

P.- Acabo de leer que el señor Espadas y usted mismo tienen ese acuerdo casi ‘cocinado’… sería ¡un acuerdo inédito! ¡Casi a la alemana! ¿Lo entenderán sus votantes?

R.- Siempre he sido defensor del acuerdo. De hecho, en 2017 y 2018 ofrecí a Susana Díaz, cuando era ella la presidenta de la Junta de Andalucía, la disposición del PP a facilitar que hubiera Presupuestos, pero no fue posible. Lo cierto es que los andaluces valoraron esa actitud cuando hubo elecciones. La gente quiere que los políticos nos dediquemos a resolver problemas, no que nos convirtamos en un problema para la sociedad.

Sobre un posible acuerdo con el PSOE para los Presupuestos de 2022, el 1 de octubre me senté con todos los grupos parlamentarios y vi en cada uno de ellos buena voluntad. Está claro que de las palabras a los hechos hay un largo camino, pero mi Gobierno está dispuesto a emprenderlo por el bienestar de los andaluces. También con el señor Espadas, por supuesto. Aunque, leyendo los periódicos estos últimos días parece que en el PSOE hay muchas dudas.

Como le digo, si el PSOE se suma al acuerdo, bienvenido sea. Pero no traicionamos a nadie y mucho menos a los votantes que apostaron por el cambio.

P.- Le hago la pregunta del millón, señor Moreno… ¿Cuándo va a disolver las cámaras y convocar las próximas elecciones en Andalucía?

R.- Cuando toque, si me dejan (risas)... Soy de la opinión que los Gobiernos deben agotar las legislaturas. Y esa es mi firme intención.

Soy consciente de que a mi izquierda y a mi derecha hay intereses partidistas y alguien puede tener la tentación de crear inestabilidad para provocar elecciones. Lo que les pido es que se centren en lo importante que son los andaluces. La gente no quiere elecciones, quiere soluciones. Y quedan muchas cosas que solucionar.

P.- Escuché, hace pocos días, su intervención en la Convención Nacional del PP y me atrevo a decir que ha sido, tal vez el más rotundo o de los más rotundos.  Dijo usted que el PP ha llegado a esa cita “unido” y “con voluntad de desalojar a Sánchez de la Moncloa” para “cambiar España”. ¿Es que acaso hay desunión en el seno de la formación para que sea necesaria esa reafirmación?

R.- En absoluto. Somos una gran familia. Como en todas las familias, a veces se discute, por supuesto, pero nos une algo que está por encima de cualquier otra cuestión que es el progreso y el bienestar de España y los españoles. Siempre hemos estado unidos en la defensa de ese gran proyecto común y compartido que es nuestra Nación y ahora lo estamos en torno a Pablo Casado, que será el próximo presidente del Gobierno de España.

Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía
Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía

P.- Algunas críticas periodísticas sí que inciden en unas ciertas fricciones, no sé si hipotéticas o no, entre la presidenta madrileña, Díaz Ayuso y el presidente Nacional, Pablo Casado. ¿Tiene la señora Ayuso la voluntad de sustituir, más pronto que tarde, al señor Casado como presidente del PP y como candidata futura, por lo tanto, a la Presidencia del Gobierno?

R.- Como usted ha estado en la convención y la ha seguido con atención, habrá escuchado igual que yo las palabras de Isabel Díaz Ayuso dejando claro ese asunto.

P.- Pero no me negará que problemas ha habido; la señora Ayuso no es ni siquiera presidenta de su organización en la Comunidad de Madrid, algo que no ocurre en el resto de los territorios en los que gobierna su partido. En Madrid hay aún, como se sabe, una gestora, desde la marcha de la señora Cifuentes, y está pendiente un Congreso regional que doña Isabel Díaz Ayuso quiere celebrar cuanto antes para optar a ese liderazgo regional.

R.- El futuro del PP de Madrid lo decidirán los afiliados del PP de Madrid cuando se convoque el congreso. Yo le puedo hablar del congreso del PP Andaluz, que será del 19 al 21 de noviembre en Granada y donde aspiro a contar con el apoyo de los afiliados de mi tierra para ser reelegido presidente.

P.- Hace apenas quince días, uno de los máximos referentes históricos del PP, Josep Piqué, indicaba que Díaz Ayuso no debe tener prisa porque ahora es el tiempo del señor Casado… “ahora le toca a él”, me decía. ¿Coincide?

En eso creo que coincidimos todos y, como ha estado en esta convención de Valencia, ha podido comprobar que también coincide Isabel.

P.- ¿Cree que, realmente, esta Convención Nacional es el verdadero punto de inflexión que el PP necesita para salir con penas energías en la carrera hacia La Moncloa, para la que aún restaría media legislatura?

R.- Queda media legislatura… en teoría. Los acuerdos de Gobierno del señor Sánchez con independentistas y herederos de Batasuna y con su socio Podemos son muy volubles y no están generando confianza, precisamente, en que la Legislatura vaya a finalizar. Algo, por otro lado, nefasto para España.

Andalucía genera hoy más confianza en los empresarios que España, y llevamos cinco meses ya consecutivos en positivo. ¿Por qué? Porque ofrecemos estabilidad, bajamos impuestos y reducimos trabas, que es algo fundamental para los inversores. España se aleja cada vez más de ese clima con un Gobierno dependiente de partidos radicales que, más que el progreso del país, buscan la separación y el enfrentamiento.

Los acuerdos de Gobierno del señor Sánchez con independentistas y herederos de Batasuna y con su socio Podemos son muy volubles"

En lo que respecta a su pregunta, el PP está preparado para afrontar ahora, dentro de seis meses o de un año unas elecciones generales. Esa es la diferencia entre un partido sólido y unido y otro que no lo está. La máquina está continuamente engrasada, pese a lo que otros se empeñen en decir.

P.- No me negará que ha habido algunas presencias algo ‘chuscas’, como la del señor Sarkozy, que 24 horas después era condenado a un año de cárcel por corrupción o la del señor Vargas Llosa, restando importancia al hecho de que unas elecciones sean libres… también el señor Casado ha tenido algún ‘lapsus’, como situar a los incas en México.

R.- La gran conclusión de la convención es que el PP es un partido abierto, transversal, capaz de representar a todos los españoles, y que Pablo Casado está preparado para coger el timón de España y enderezar el rumbo de este país, que es lo que cada vez desean más españoles. Lo demás es lo que aquellos nuestros adversarios políticos destacan para ocultar esa realidad.

Sí me gustaría decir algo sobre Vargas Llosa, ya que tanto se han comentado sus palabras y yo estaba allí. El Nobel de Literatura dijo algo que es indiscutible: que los venezolanos eligieron al comandante Hugo Chávez en unas elecciones libres y que, una vez en el poder, convirtió la democracia de Venezuela en una dictadura; es decir, que Chávez era un dictador que concurrió a unas elecciones disfrazado de demócrata.

P.- Volvamos a su comunidad. ¿Cómo están de saneadas las arcas andaluzas? ¿Se siente satisfecho con los niveles de desempleo actuales?

R.- Claro que queda por mejorar, pero estamos por el buen camino. Como le he dicho, Andalucía está creciendo por encima de la media española en casi todos los parámetros económicos. Nuestras previsiones para el nuevo curso político se centran en dos prioridades de actuación: continuar mejorando la sanidad andaluza e impulsar la recuperación económica y social de Andalucía.

En cuanto al empleo, me sentiré satisfecho cuando ningún andaluz se encuentre en una situación de desempleo. Estar sin trabajo supone una angustia vital tremenda y, sinceramente, me quita el sueño. En este sentido, debo poner en valor el trabajo de mi Gobierno gracias al cual hoy Andalucía lidera en España la creación de empresas, de empleo y de autónomos. Pero todavía nos queda mucho por hacer.

Estamos trabajando en una nueva batería de medidas en materia de simplificación administrativa, impulsamos la empleabilidad a través de líneas de ayudas para programas de orientación e inserción laboral, en particular de la población más vulnerable y hemos recuperado la Formación Profesional para el Empleo, paralizada durante más de seis años y siendo clave para los jóvenes.

Respecto a las cuentas andaluzas, mi Gobierno, desde que tomó posesión, ha tenido siempre un firme compromiso con la regeneración, la racionalización y la transparencia de la Junta de Andalucía. Era necesario este revulsivo después de tantos años de oscurantismo y malas prácticas en la Administración andaluza.

La sociedad andaluza estaba harta de ver el nombre de nuestras instituciones asociado a escándalos y corruptelas que lastraban su credibilidad. Una larga sombra que llega hasta nuestros días, como el caso Isofotón. Una corrupción asociada a los años de Gobierno de la izquierda que ha hecho un daño reputacional a la Marca Andalucía sin paliativos. Y frente a la que ha luchado desde el minuto uno mi Gobierno.

P.- Lo cierto es que tiene usted la suerte de que, en este momento, en el socialismo andaluz hay una división muy fuerte. ¿Esto le puede beneficiar de cara a la próxima cita con las urnas?

Con la señora Díaz he compartido muchas horas de debate en la cámara parlamentaria. Y aunque el resultado de su gestión no fue el que esperaban los andaluces, creo que siempre trabajó intentando acertar. Por eso le deseo la mejor de las suertes en su nueva etapa. Ha sido presidenta de Andalucía, que es el mayor honor que puede tener un andaluz, y eso ya no se lo puede quitar nadie.

Sobre si esto o aquello me beneficia en las urnas, sólo puedo decirle que a mí el PSOE andaluz me merece muchísimo respeto.

P.- ¿Se consideran fiscalmente bien tratados por el gobierno central? Curiosamente la ministra de Hacienda es andaluza, la señora Montero, pero son unas cuantas las comunidades, con Madrid a la cabeza, que se quejan de un trato discriminatorio con respecto a Cataluña.

R.- España necesita con urgencia una reforma del sistema de financiación para un nuevo modelo más moderno y justo, que no sea a costa de la autonomía fiscal y que mantenga la solidaridad en la financiación entre comunidades autónomas. Algo que, por cierto, reclamó también la señora Montero en el Parlamento andaluz. Entonces tenía en el Gobierno de la nación a Rajoy y, daba la batalla. Hoy tiene a los suyos, pero la actitud es otra bien diferente.

Actualmente, Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha reciben menos recursos que la media española, pese a suponer más de un tercio de la población española.

¿Qué supone esto? Una menor posibilidad de acceso a los servicios públicos fundamentales y que se genere una desigualdad que imposibilita la capacidad de converger con las regiones más prósperas. Andalucía pierde cada día por ese modelo de financiación 4 millones de euros, y en torno a 900 millones al año.

España necesita con urgencia una reforma del sistema de financiación para un nuevo modelo más moderno y justo

Es un auténtico despropósito que se trate de forma desigual a un andaluz que a un catalán, que el Gobierno sea consciente de ello y que no haga nada por solucionarlo. Por eso, ante la inacción del Gobierno de Sánchez, en este mes he mantenido encuentros con los presidentes autonómicos de la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia, para unir fuerzas y alzar la voz sobre un problema que está lastrándonos desde hace más de una década.

Y mientras se revisa el modelo, vemos fundamental la creación de un Fondo Transitorio de Nivelación Prorrogable, para equiparar a las comunidades autónomas infrafinanciadas con la meda nacional. Es la única forma de impedir que la ‘bola de nieve’ se vaya incrementando hasta hacerse inasumible. Y no es un debate que busca enfrentamientos entre territorios, sino poner fin a una asimetría que venimos padeciendo desde 2009.

P.- ¿Se considera satisfecho de la gestión llevada a cabo por su gobierno durante este maldito año y medio de pandemia que, felizmente, parece que va quedando poco a poco atrás?

R.- Va quedando atrás sí, pero ha supuesto un golpe terrible. Sobre todo, para las familias que han perdido a seres queridos por la pandemia. Ha sido una catástrofe en todos los sentidos: en el ámbito sanitario, económico y social.

Desde el Gobierno de Andalucía hemos intentado en todo modo paliar los efectos de esta grave crisis, poniendo todos los recursos a nuestro alcance en planes para el empleo, la salud, la educación y la atención social. También han sido claves la anticipación y dejar en manos de los expertos cualquier decisión que tuviera que ver con la salud de los andaluces. Además del despliegue de una campaña de vacunación que ha convertido a Andalucía líder en España, con casi el 90% de la población inmunizada por completo.

Optamos, como hizo después la Comunidad de Madrid, por un modelo ‘híbrido’, manteniendo un delicado equilibrio entre economía y salud, que ha resultado positivo. Hoy, la incidencia está en niveles del verano del pasado año, las hospitalizaciones han bajado de las 260 y la Atención Primaria ha vuelto a su pleno rendimiento.

Quiero aprovechar para agradecer, por un lado, la labor de los profesionales sanitarios y, por otro, la actitud responsable durante estos meses de los andaluces frente al virus, que ha sido clave para vencerlo.

P.- Tráceme la posición de su partido en torno a la inmigración ilegal, en este momento. Su comunidad, junto con la valenciana, la balear y también Cataluña, añadiendo obviamente a Canarias, es de las que más sufren este fenómeno, por una obvia cuestión de cercanía geográfica con el continente africano.

R.- El fenómeno migratorio es una cuestión compleja, que, como bien dice, cobra especial importancia en Andalucía. De ahí, que situaciones como la vivida en Ceuta vengan a reafirmar lo que ya hemos manifestado en otras ocasiones: la política migratoria debe ser una cuestión de Estado.

Es el Gobierno de España quien tiene las competencias exclusivas y dentro de la política de la UE en inmigración y control de fronteras. Las comunidades autónomas solo podemos actuar dentro de las competencias que tenemos en integración y participación de las personas migrantes.

En Andalucía, hemos defendido una distribución razonable entre las comunidades autónomas de los menores migrantes en situación de desamparo, y lo hemos hecho porque nos obliga la ley, pero no sólo por eso. También por principios morales y humanitarios. En este punto, quiero poner en valor el enorme trabajo de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas, auténticos héroes que demuestran a diario por qué son orgullo para este país.

P.- ¿Qué opinión tiene del crecimiento en los últimos meses, de forma terrible como siempre, de los delitos de odio? ¿Cómo es la situación en Andalucía? ¿Goza en esta comunidad de buena salud la protección de colectivos como el de las personas LGTBI?

R.- La Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales ha llevado a cabo una política de apoyo a los sectores sociales más vulnerables, con medidas inequívocas, entre otras cuestiones, de respaldo a los colectivos LGTBI. Asimismo, hemos creado el Consejo Andaluz LGTBI, que incluye iniciativas de formación para profesionales de la Policía y los juzgados que atienden a las víctimas de delitos de odio contra estos colectivos.

P.- Si le pregunto qué objetivos tiene trazados en su inmediato futuro político, me dirá que revalidar su cargo al frente de la Presidencia de la Junta de Andalucía. Pero… ¿y en lo personal?

R.- Entre los objetivos que me llevo marcando cada 31 de diciembre desde que soy presidente es intentar pasar más tiempo con mi familia. Pero me ha tocado la legislatura más compleja: los casos de listeriosis en el verano de 2019, la pandemia en 2020 hasta hoy, que ha traído una triple crisis sanitaria, económica y social; y, entre tanto, el virus del Nilo. Es difícil compaginar todo eso con la vida familiar.

Aun así, mi mujer y mis hijos, aunque sean pequeños, me apoyan y me animan a seguir trabajando cada día. Es un aliciente casi mágico cuando mi hijo pequeño me pide que ayude a los andaluces que no lo están pasando bien.