España

Pérez de los Cobos, de luchar contra ETA a ser la bestia negra del independentismo

El coronel ha ocupado cargos de responsabilidad indistintamente del color del Gobierno de turno | Su perfil técnico de altas capacidades le ha otorgado la confianza de los distintos ministros del Interior

El coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, en Barcelona.

El coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, en Barcelona. EFE

Cuando el coronel de la Guardia Civil, Diego Pérez de los Cobos, se hizo conocido para el gran público ya llevaba tres décadas trabajando vestido con el uniforme verde del Instituto Armado. Era octubre de 2017 y Cataluña se abocaba a la ruptura con el Estado con un referéndum de independencia ilegal que impulsó el propio Gobierno de la región. Él fue el encargado de coordinar el operativo de Policía Nacional, Guardia Civil y Mossos d'Esquadra para impedirlo.

Su nombre impregnó las páginas de los periódicos y las horas de tertulia de televisión y radio. Los independentistas pronto hicieron del coronel una diana a la que dirigir sus ataques. Veían representados en el mando todos los demonios contra su proyecto separatista.

El ahora coronel ya se había enfrentado al mayor peligro que ha sufrido la Guardia Civil a lo largo de su historia: el terrorismo etarra. Recién salido de la academia del Cuerpo, con los galones de teniente, fue enviado a Navarra como integrante del antiguo Grupo Antiterrorista Rural (GAR). Entre sus logros está la desmantelación de varios comandos de ETA.

Años después se mudó a Madrid para ocupar distintos cargos de responsabilidad. Primero a la Unidad de Servicios Especiales de la Dirección General de la Guardia Civil, después como jefe de Policía Judicial y más tarde en el Estado Mayor de la Subdirección General de Operaciones del Instituto Armado (2000-2006).

Pérez de los Cobos ha ocupado cargos de responsabilidad indistintamente del color del Gobierno de turno. Su perfil técnico de altas capacidades le ha otorgado la confianza de los distintos equipos que han pasado por el número 7 de la calle Amador de los Ríos en Madrid, sede del Ministerio del Interior.

Asesor de Rubalcaba

En 2006, durante la tregua de la banda terrorista que combatió en primera persona, fue llamado a filas para integrarse como vocal asesor en el gabinete del ya fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba. A finales de año, ese impasse saltaba por los aires con una furgoneta-bomba colocada en el aparcamiento de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas.

El entonces teniente coronel se mantuvo en el puesto hasta julio de 2011 con el visto bueno de un gobierno socialista. Meses antes de dejar el Ejecutivo, el número dos de Interior, Justo Zambrana, lo nombró director del Gabinete de Coordinación de la Secretaría de Estado de Seguridad, un puesto históricamente ocupado por un mando de la Guardia Civil hasta la llegada de Fernando Grande-Marlaska al Ministerio.

Los siguientes ministros del ramo, Jorge Fernández Díaz y Juan Ignacio Zoido, lo mantuvieron en ese mismo cargo, un puesto de suma relevancia en la seguridad del Estado.En 2015 consiguió ascender al cargo de coronel y en 2018, una vez pasada la marejada del referéndum del 1 de octubre, fue destinado como jefe de la Comandancia de Madrid.

"Pérdida de confianza"

Su última lucha ha sido con un ex juez que en otro tiempo estuvo en la misma trinchera antiterrorista que el uniformado. La pugna judicial con Grande-Marlaska comenzó en mayo de 2020. Eran los primero meses de la pandemia e Interior cesó al coronel de su puesto aludiendo "pérdida de confianza", que es la muletilla que se utiliza en los casos en los que no se pueden aducir los verdaderos motivos.

Detrás de la decisión de Marlaska, que estaba firmada por la directora de la Benemérita María Gámez, se encontraba la negativa de Pérez de los Cobos de informar a la cúpula de Interior de una investigación judicial en torno a la celebración de la manifestación del 8 de marzo de 2020, seis días antes de la declaración del primer estado de alarma por la pandemia de Covid.

La jueza María del Carmen Rodríguez-Medel investigaba las manifestaciones aprobadas por el entonces delegado socialista del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, a pesar de las advertencias sanitarias respecto al coronavirus. Desde la calle de Guzmán el Bueno, sede de la Dirección General de la Guardia Civil, se le pidió que informase de las investigaciones de la Policía Judicial en este caso, quién estaba investigado y por qué. De haber cedido a las presiones, el coronel habría incurrido en un delito de revelación de secretos, según consideró el primer juez que dilucidó sobre su pugna con Interior y ha confirmado finalmente el Tribunal Supremo.

Batalla judicial

Tras su cese, pidió por voluntad propia que lo destinasen a la Intervención Central de Armas y Explosivos en Madrid, donde tiene a su cargo a algo más de una docena de agentes. Desde ahí ha preparado la batalla judicial contra Interior por su salida al frente de la Comandancia de la capital.

En un primer momento, el titular del Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo 8 le dio la razón, considerando que hizo bien en no informar sobre la investigación puesto que, de hacerlo, habría incurrido en revelación de secretos. Interior recurrió el escrito, que llegó a la Audiencia Nacional.

La Sala de lo Contencioso revocó la primera sentencia, concluyendo que no hubo desviación de poder y la destitución estaba motivada por el motivo de «pérdida de confianza» del ministro en Pérez de los Cobos, un cargo de libre designación.

Ahora, el Tribunal Supremo ha vuelto a dar la razón al mando de la Guardia Civil. Por ahora no se ha conocido el texto de la sentencia, aunque sí su resolución. Tres años después del comienzo de la disputa judicial, la directora del Cuerpo que cesó a Pérez de los Cobos, María Gámez, ha dejado su cargo por un asunto de corrupción de su marido, y el coronel que combatió a ETA sobre el terreno y provocó la ira del independentismo tendrá que ser, presumiblemente, recolocado en el puesto del que fue echado.

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