"Isabel desquicia al Gobierno de Pedro Sánchez, que no sabe cómo desgastarla y cuanto más lo intentan, más se equivocan". Quien habla así es un miembro del equipo de Alberto Núñez Feijóo en alusión a la fiesta del Dos de Mayo, escenario de un choque institucional y político con el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, que ha hecho correr ríos de tinta y no se sabe si de votos, que eso está por ver.

Porque en Génova no dudan que aquel forcejeo al pie de la escalinata, aquella falta forzada con un ministro vencido por la férrea oposición de la responsable de protocolo de la Comunidad de Madrid, tiene por objetivo "alcanzar la mayoría absoluta" en la Comunidad de Madrid a costa de quitarle "dos o tres escaños a Vox". Y es que, contra el argumento de la presidenta autonómica respecto a que no necesita este tipo de performances dada la buena marcha de los sondeos, "no hay cosa que más movilice en Madrid que ir en contra de Sánchez" y eso puede acabar de decidir a un votante dudoso de Vox contemporizador con el estilo de la baronesa popular.

"Su campaña se refuerza y eso es una buena noticia para Isabel y para el PP. Todo lo que sea una equivocación del Gobierno, nos viene bien", insisten los medios consultados desmintiendo que este tipo de estrategias dejen en una posición incómoda al candidato popular a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, quien intenta crecer a costa de atraer voto moderado y limítrofe con el PSOE.

Arguyen en este sentido que "Isabel necesita dos o tres escaños más y nosotros crecer ochenta. Nuestro cuerpo electoral son 40 millones y el de Isabel seis". En definitiva "tenemos necesidades electorales y demoscópicas distintas. ¿Eso nos complica el mensaje de la moderación? Feijóo y Ayuso tienen modos distintos, no nos tensiona la confrontación de Isabel con Sánchez".

En la periferia del partido los acontecimientos del Dos de Mayo consolidan el mensaje de que esta no es una campaña "contra los Page, los Lobato o los Lambán sino contra Sánchez" y lo que califican de "colaboradores necesarios" en alusión a los barones y candidatos socialistas. Así, a diferencia de otros conflictos donde los intentos de desmarque de Ayuso y su "Madrid no se cierra" dejaba a su propios compañeros en fuera de juego -como ocurrió durante la gestión de la pandemia- esta vez no encuentra críticos más allá de destacar su "peculiar" estilo.

Ayuso, reclamo de campaña fuera de Madrid

También coinciden varias fuentes populares consultadas por El Independiente en subrayar que una de las fortalezas y, también, debilidades, de Ayuso reside en que "haga lo que haga es motivo de análisis", como si todo el Partido Popular pudiera encerrarse en los estrechos límites de la M-30 madrileña.

Pero lo cierto es que Ayuso se ha convertido en un reclamo de campaña para muchos candidatos populares y otros no han dudado en echarle una mano para reforzar sus aspiraciones a hacerse con la mayoría absoluta. La madrileña cierra de forma simbólica la lista para el ayuntamiento de Bilbao; se ha paseado del brazo del aspirante a la presidencia de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, y del valenciano Carlos Mazón; este sábado apoyó al candidato de Valladolid y ha compartido escenario con el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, en ayuntamientos del sur de Madrid donde se concentra un buen porcentaje de población de origen andaluz.

Ayuso es la "representante de la resistencia al sanchismo", está desarrollando "una campaña eficaz para cumplir el objetivo que se ha fijado a sí misma y al que ha sido convocada", dicen en la dirección nacional.

Y a diferencia de lo que ocurría en tiempos de Pablo Casado y de su equipo, cuando las relaciones con las baronías estaban marcadas por la desconfianza y las injerencias, en el nuevo PP "no nos asustan los ganadores, sino que nos inspiran y nos ayudan" acaso porque el propio Núñez Feijóo encadenó "cuatro mayorías absolutas", recuerdan.

Cada presidente autonómico dirige una división de la empresa e Isabel es la CEO de Madrid", dicen en Génova"

No cabe duda que el gallego ha dejado un enorme margen de maniobra a los dirigentes territoriales. Como decía Jorge Azcón en su entrevista en El Independiente, Feijóo "ha sido monaguillo antes que fraile". Lo que quiere el inquilino de la planta séptima de Génova son resultados. De hecho, en su entorno echan mano de un símil empresarial para explicar el juego de poderes interno: "Cada presidente autonómico dirige una división de la empresa e Isabel es la CEO de Madrid".

Pero, ¿qué pasa si el consejero delegado de una división territorial quiere ser el presidente de la empresa? "No tenemos problema con que quiera seguir creciendo, pero Isabel es todo colaboración, ayuda y lealtad". Otra cosa, admiten, es si Feijóo no gana las elecciones generales de diciembre. En ese caso, "se abrirá un debate interno en el Partido Popular". De hecho, él mismo ha subrayado no pocas veces que no merecería ser líder del PP en esas circunstancias.

En la Puerta del Sol miran hacia lo acontecido el Dos de Mayo como un error de bulto del Gobierno central en su intento por "reventar" una fecha simbólica para los madrileños, otra muestra más, dicen, de cómo Sánchez "ha dado por perdida la Comunidad y el ayuntamiento". Niegan ningún tipo de intencionalidad política. "No hubo más que lo que se vio allí", pero Díaz Ayuso sólo necesita atraer a un puñado más de votantes de Vox para acrecentar su cuenta de resultados. Ya lo dijo ella misma: "lo que pase en Madrid resonará en toda España".