El martes 6 de noviembre los ciudadanos de EEUU se dan cita para las elecciones de mitad de legislatura (midterms). O, en otras palabras, esas de las que casi nadie –inclusive buena parte del electorado estadounidense – se acuerda. No en esta ocasión gracias, más que nada, a la irresistible capacidad de atracción del presidente Donald Trump. Como resulta que ni Trump se presenta ni es previsible que el resultado le afecte de forma directa merece la pena recordar qué se va a decidir en realidad.

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