Pablo Casado no sabe qué hacer con Vox. Santiago Abascal se ha convertido en su pesadilla, pero no sabe cómo combatirle. Ha pasado de ignorarlo a pedirle que no se presente en las provincias con menos escaños para que la división del voto de derechas no beneficie al PSOE. Vuelve a apelar al voto útil, una estrategia defensiva que le dio resultado a Mariano Rajoy en 2016 para frenar el ascenso de Ciudadanos, pero que es dudoso que le funcione a él con Vox.

Para seguir leyendo Regístrate GRATIS