El Ministerio de Universidades ya va haciendo algo, siquiera regular las juergas de los repetidores, todos como Nerones alcalaínos o banderilleros andaluces. Es decir, poner freno más al desmadre entreamericano que a la ignorancia patria. El Ministerio de Universidades no hacía nada, sólo había puesto una especie de buda ceremonial, el ministro Castells, presidiendo aquello como si presidiera un restaurante, sin cometido, sin movimiento y sin sentido.

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