¿Se imaginan que Vox llegara a la Moncloa y pactara con partidos negacionistas del holocausto nazi?, ¿que alcanzara acuerdos de Gobierno con golpistas como Antonio Tejero?, ¿que colocara a Macarena Olona, abogada del Estado, en el cargo de Fiscal General? ¿Se imaginan a Ortega Smith como ministro del Interior excarcelando terroristas, por el hecho de pertenecer a bandas de extrema derecha? Todo esto y mucho más es lo que ha hecho el Gobierno de Pedro Sánchez en poco más de tres años con sus socios de gobierno. Sin embargo una extraña “superioridad moral” de esta izquierda que ha cruzado tantas líneas rojas, decide para el resto de españoles lo que es bueno y malo en política, lo que se puede y no se puede hacer, y sus terminales mediáticas con decenas de periodistas y medios, regados con dinero público para remar a favor del líder, se encargan de divulgar la línea editorial de la política española. Según este pensamiento único pactar con Vox es blanquear a la extrema derecha y lo sorprendente es que partidos como el PP le compren el discurso al PSOE y al día siguiente de las elecciones en Castilla y León empiecen a justificarse, negando querer llegar a acuerdos con ellos. Esos prejuicios por parte del PP dan todavía más votantes a Vox.

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