Si el pasado 28 de abril el adversario del PP era Ciudadanos, poco más de seis meses después es Vox el directo competidor de los populares. Pero a diferencia de entonces, cuando la batalla se libraba en grandes núcleos urbanos, ésta se ha trasladado a la España interior, rural, donde el mensaje de la formación de Santiago Abascal tiene una fuerte penetración. Tras apuntar fuentes populares que lo de Vox "es muy incierto", admiten que "podría frustrar el resultado en algunas provincias".

En circunscripciones grandes como Madrid la influencia es menor, pero en las que reparten menos diputados "puede afectar al tercer, cuarto o quinto escaño", en aplicación del reparto de restos de la Ley D´Hont. Lo lógico, arguyen los mismos medios consultados por El Independiente es que si Abascal sube en porcentaje de voto "tiene que bailar la asignación de escaños en algunas provincias", lo que podría dificultar para el PP romper la barrera de los 100 escaños.

Contra el mensaje oficioso, fuentes de la dirección del PP admiten ahora la dificultad de llegar a los 100 escaños

Bien es cierto que la situación de fragmentación del voto no es nueva. Lo que sí es novedoso es que uno de los protagonistas de esta batalla electoral en el centro-derecha ha dejado de ser Ciudadanos para ser Vox, que puede pasar a convertirse en la tercera fuerza política del país. Y contra el mensaje oficioso que se lanza desde el PP de que es posible alcanzar los 110, fuentes más realistas admiten la dificultad de llegar a esa cifra.

Hasta hace apenas unas semanas los populares asumían la imposibilidad de que el bloque de centro-derecha sumase para plantear un gobierno alternativo al PSOE, aunque sí acariciaban la idea de "sacar un escaño más" que los socialistas. El hundimiento de Ciudadanos abonaba esta idea, pero del reparto de los restos del naufragio de Rivera también se beneficia Vox, formación que ni siquiera necesitaría subir mucho en votos con respecto al 28-A para comenzar a hacerse con el reparto de restos e incrementar notablemente su representación en el Congreso de los Diputados a pesar de los llamamientos a rebajar la euforia que hace Abascal en todos sus mítines.

Pero los más optimistas en Génova quieren creer en el "efecto Andalucía". Esto es, que finalmente el centro-derecha sume más que la de izquierda porque la caída de Rivera contribuya a no fragmentar tanto el voto de este bloque. Sin embargo, no parece que sirviera en ningún caso para sumar mayoría absoluta con la que ir a una investidura y formar gobierno, pero el vuelco sería significativo. Tras el 28-A la izquierda, esto es, el PSOE, Unidas Podemos y Compromís sumaban 167 escaños, mientras que PP, Ciudadanos y Vox 147.

Génova dice que el crecimiento de Vox no es a costa del PP

Añaden que el crecimiento de Vox no es a costa del PP, mientras que Casado ensancha su base electoral por el centro, entre aquellos electores que el 28-A votaron naranja. Creen que Abascal puede sacar entre los 35 y 40 escaños, lo que coincide con las expectativas de Vox, muy por debajo de lo que arrojan los sondeos, y Ciudadanos quedarse en unos 20, un auténtico cataclismo para quien aspiró al sorpasso al PP.

El principal argumento de Sánchez para desbloquear su investidura era que existía una "mayoría de progreso" en la Cámara Baja y que él doblaba en escaños al líder de la oposición. Lo segundo era aritméticamente exacto, no tanto lo primero, salvo que sumara a esa mayoría de progreso a partidos como el PNV y PdeCat, formaciones de clara ideología conservadora, o a Bildu.

Que Vox adelante a Cs no es el mejor de los escenarios para los populares, quienes podrían verse obligados a cambiar de "socio preferente". Entre el sector más progresista del PP se aferran a que cualquier pacto postelectoral nacional "debe reproducir los alcanzados en Comunidades y ayuntamientos con Ciudadanos", mediante gobiernos de coalición y el apoyo parlamentario de los de Abascal. "Además -añaden- Vox no quiere entrar en los gobiernos". No deja de ser una afirmación arriesgada si se confirma que Abascal adelanta a Rivera.