El enfrentamiento entre el PP y Vox por la composición de la Mesa del Congreso tiene visos de ser algo más que un rifirafe parlamentario y alargarse a aquellas Comunidades autónomas y Ayuntamientos donde el PP gobierna con el apoyo parlamentario de Vox. El partido de Santiago Abascal no quiere hablar de "ruptura" pero sí de "endurecimiento" de posiciones, según explica a El independiente un alto dirigente de esta formación.

Y este "endurecimiento" es producto dice, "de la falta de confianza que nos inspira el PP. Cada vez menos", por lo que exigirán "garantías adicionales" y estarán más vigilantes respecto a las decisiones de estos ejecutivos, todos ellos de coalición con Ciudadanos. Esta advertencia puede resultar especialmente preocupante para el PP en pleno proceso de aprobación de los Presupuestos en territorios como Andalucía. El proyecto para las cuentas andaluzas afronta su recta final los días 11 y 12 de este mes.

De momento han pactado allí cuestiones relativas a la violencia "intrafamilair", a la inmigración irregular, el "pin parental" educativo o la promoción de la caza, hasta un total de 34 puntos de muy diversa índole, pero populares y naranjas no terminan de tenerlas todas consigo, sobre todo tras el enfrentamiento que se ha producido este martes en el Congreso de los Diputados.

Casado acusa a los socialistas de beneficiar electoralmente a Vox

Bien es cierto que la otra opción de Vox sería, en caso de ruptura con PP y Ciudadanos, dejar el camino expedito a socialistas y Podemos, escenario que los populares no imaginan. Interrogado al respecto el presidente nacional del PP, Pablo Casado, señaló este lunes que la ruptura sólo sería posible "si Vox quiere pactar con PSOE y Podemos en Andalucía y Madrid". En este sentido, se quejó de que Pedro Sánchez jugó en campaña con la sentencia del procés y la exhumación de Franco de modo que "una actuación reprobable del PSOE ha beneficiado a Vox", partido al que acusó de "cortoplacismo".

Sin embargo no resulta descabellado pensar que Vox retire su apoyo a los populares. De hecho, su estrategia para las elecciones gallegas consiste en intentar entrar en el parlamento autonómico no sólo para impedir la mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo sino, incluso, su gobierno. Creen los de Abascal que el todopoderoso barón teritorial del PP es un remedo de "convergencia a la gallega", nacionalista y "progre", que poco se distingue de PSOE o BNG.

Pero aún en el caso de que mantenga sus apoyos parlamentarios en Andalucía, Madrid y Murcia puede poner las cosas muy difíciles a dos partidos por los que se sienten "maltratados". La bronca respecto a quién tiene la culpa de que el bloque de centro-derecha sólo tenga tres puestos en la Mesa del Congreso y no cuatro, ha sido antológica y no faltan voces como la del presidente de los populares catalanes, Alejandro Fernéndez, que destacan que determinados "ajustes de cuentas nunca son buenos".

Casado y Abascal hablaron en el Hemiciclo, pero no hubo acuerdo

Casado calificaba de "lamentable" que el PSOE, que tejía un "cordón sanitario" en torno a Vox, finalmente le ha dado paso a la Mesa, pero que Vox, "quien se hacía la víctima de ese cordón sanitario, se lo aplique a Ciudadanos". No ha trascendido el contenido del breve intercambio de palabras que protagonizaron Casado y Abascal en el Congreso, cuando el líder de Vox se acercó a hablar con él en el escaño, salvo que saldó sin acuerdo.

La nueva Mesa del Congreso se reúne ya este martes. Tanto PP como Vox han protestado por la fórmula de acatamiento dela Constitución de los diputados independentistas y del PNV, por lo que no sería de descartar un frente común ante la presidenta del Congreso, Meritxell Batet y el resto del órgano de gobierno de la Cámara Baja, aunque sea desde la más absoluta minoría.

Además, Casado ya ha formalizado la petición de comparecencia parlamentaria de Pedro Sánchez para que dé explicaciones de la dura sentencia de los ERE, que condena, entre otros, a dos ex presidentes del PSOE, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Sánchez no ha dado una rueda de prensa desde que se conoció la misma salvo un par de comparecencias con las preguntas limitadas en su número y casi en su contenido. Otra cosa es que la Mesa, de mayoría de izquierdas, admita esa petición -incluso cuando Podemos ha sido muy crítico con el caso de los ERE- y que el Gobierno se escude en que Sánchez no puede comparecer estando en funciones.

También quiere llevar el PP a la Mesa una proposición de Ley para tipificar como delito la convocatoria de referendos ilegales, que Sánchez presentó en campaña, con el objetivo de que el PSOE se retrate. Son tres cuestiones en las que populares y Vox pueden ir de la mano a pesar de inicial intención de Génova de marcar distancias con la formación de Santiago Abascal.