La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se perfila como nueva portavoz del primer Gobierno de coalición de la historia de la democracia. La sevillana cuenta con una condición indispensable para evitar disfunciones en la comunicación de un Ejecutivo con dos partidos distintos: ha negociado los Presupuestos y el pacto con los dirigentes de Unidas Podemos y conoce perfectamente sus exigencias, preferencias y líneas rojas. Con ella como portavoz se pueden evitar patinazos en ruedas de prensa que luego deriven en crisis internas en el Consejo de Ministros.

El presidente en funciones, Pedro Sánchez, ha alabado en numerosas ocasiones la capacidad comunicativa de su ministra, a la que fichó del Gobierno de Susana Díaz en la Junta de Andalucía, donde ocupó las carteras de Sanidad y de Hacienda. De hecho, Montero ha sido representante del PSOE en varios debates electorales durante las campañas de abril y de noviembre.

Otro tanto a su favor es su estrecha relación con Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno y también ex consejera andaluza, que fue quien propuso a Sánchez que contara con Montero como ministra de Hacienda. Calvo seguirá siendo vicepresidenta del Gobierno, rango que compartirá con la titular de Economía, Nadia Calviño, y con el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.

En los anteriores gobiernos de PSOE y PP que contaron con más de una vicepresidencia, en Moncloa sólo tuvo su sede el vicepresidente político. Tanto los económicos como los de política territorial (Manuel Chaves), tuvieron sus oficinas fuera del recinto de la Presidencia del Gobierno. Fuentes del Ejecutivo explican que ese será el caso de Pablo Iglesias, que como vicepresidente de Asuntos Sociales deberá tener su despacho en un edificio que aglutine las carteras que supervisará, todas en manos de Podemos y del PCE, por lo que su centro de trabajo estaría fuera del recinto presidencial.

Por su parte, en Moncloa no descartan tener que hacer un hueco finalmente a Iglesias y aseguran que la distribución de los espacios aún no está cerrada. El líder populista tendrá a su cargo las cuatro carteras que ha obtenido Podemos a cambio de hacer presidente a Pedro Sánchez. Sus ministerios apenas tienen competencias, pero salvan a la pareja líder del partido de sus dos últimas debacles electorales y les dan oxígeno para mantener su liderazgo en Podemos.

Irene Montero, pareja de Iglesias, será la ministra de Igualdad; Yolanda Díaz, militante del PC de Galicia y muy cercana a la pareja dirigente de Podemos, se hará con la cartera de Trabajo, pero sin competencias en materia de Seguridad Social. Por parte de los Comunes, Ada Colau ha elegido al sociólogo Manuel Castell como titular de Universidades, que se desgaja de Ciencia, mientras que la presión de Alberto Garzón, coordinador general de IU, se ha visto recompensada con la cartera de Consumo, que tiene transferidas sus competencias a las comunidades autónomas. Para compensar esa falta de atribuciones, el líder comunista tendrá potestad sobre las casas de apuestas y juegos de azar.

Ábalos, Marlaska, Ribera, Valerio y Robles se reafirman como rostros seguros en el Gobierno

También aparecen como seguros en el Gobierno el ministro de Fomento, José Luis Ábalos; el de Interior, Fernando Grande-Marlaska, la de Medio Ambiente, Teresa Ribera, la de Seguridad Social, Magdalena Valerio y la de Defensa, Margarita Robles. La salida del Ejecutivo de Josep Borrel, titular de Exteriores, dejó sus competencias en manos de Robles, pero el responsable de Agricultura, Luis Planas, con una amplia trayectoria diplomática a sus espaldas, podría asumirlas definitivamente o pasarlas a uno de los hombres de confianza del Gabinete del Presidente, José Manuel Albares, sherpa de Sánchez en las cumbres internacionales.

La otra ministra que ha dejado sus funciones es la presidenta del Congreso desde abril, Meritxell Batet, cuya cartera de Administración Territorial podría pasar a manos de la vicepresidenta Calvo. La salida de esta dirigente del PSC se podría compensar en el Ejecutivo con el nombramiento de Manuel Cruz, ex presidente del Senado, como ministro de Cultura, en sustitución del almeriense José Guirao, con un perfil más técnico. Cruz ha sido sustituido al frente de la Cámara Alta por Pilar Llop, ex delegada del Gobierno para la Violencia de Género y nueva apuesta electoral de Sánchez para Madrid.

Están en el aire las titulares de Justicia, Dolores Delgado; la de Industria, Reyes Maroto; la de Sanidad, Luisa Carcedo y el responsable de Ciencia, el astronatua Pedro Duque. Para el Ministerio de Justicia, Sánchez barajó la figura del gaditano Juan Carlos Campo, pero en los últimos días han liderado las quinielas figuras de perfil progresista para contentar a Podemos y a los independentistas de Esquerra Republicana de Cataluña, todos ellos muy críticos con el Poder judicial. Entre los nombres contemplados destaca en este sentido el del portavoz de la asociación Jueces para la Democracia, Ignacio González Vega.

En cualquier caso, Sánchez aspira a reeditar lo que se conoció como su "Gobierno bonito" e intentar deslumbrar con fichajes galácticos, como en su día logró con Pedro Duque. Ese Ejecutivo centrista tuvo pronto sus bajas, con las renuncias de Maxim Huerta (Cultura) y Carmen Montón (Sanidad) por irregularidades fiscales y académicas.